Bajando por las escaleras de caracol a la cabeza se encontraban los dos hermanos Paladines y Virtudes Cardinales, a sus espaldas estaba la Resplendente Reina acompañada de su consejera real y por detrás estaba la Líder de la Orden de Paladines. Ella estaba detrás de todos para evitar un posible ataque sorpresa por la espalda.
El lugar estaba bastante oscuro pero eso fue solo en un principio ya que los soldados usaron hechizos para que sus armas irradiaran luz. Ahora que todo el camino bajo tierra podía verse con claridad Teresa estaba realmente muy indignada, daba lentos pasos entre cada escalón porque analizaba cada detalle de las paredes.
–Por el estado de las piedras podría decir que esto fue construido en el Reinado de Effulgent –agregó ese dato de información Pythia.
La Virtud Teológica de cabello color fresa observó a los demás. –No puedo creerlo ¿ninguno de ustedes nunca se había enterado de esto? –Los demás presentes negaron con la cabeza algo avergonzados–. No solo existe un lugar secreto bajo el palacio sino que también hay pasadizos ocultos por todos lados.
De solo darse cuenta de eso empezó a acumular mucha ira hacia su maldito e irresponsable padre <Apenas tengo tiempo libre me contactaré con mi tatarabuela para hablar sobre esto> esto ya era algo insólito que no podía dejar pasar.
Luego de seguir bajando por un poco más fue que llegaron al lugar, ya no hicieron falta los hechizos de iluminación de los Paladines porque había varias lámparas de gas y antorchas colgadas en las paredes. –Asi que de aquí provenían los terremotos –concluyó Teresa.
La única que no parecía sorprendida era la Pitonisa de los 333 Astros.
Delante de ellos se levantaba una gigantesca caverna de 15 metros de alto, tenía muchas modificaciones como pisos lisos con baldosas, las lámparas mencionadas anteriormente, había secciones en las cuales se les había construido cosas, una especie de calabozo y en el final un altar que antecedía lo que parecía ser una entrada de 12 metros a otra sección de la caverna.
Todos se quedaron analizando el lugar por un momento. –¿Pero qué demonios pasó aquí? –cuestionó Eliseo.
–Creo que nos perdimos de algo –agregó Rosario.
Todo el lugar estaba completamente en ruinas, y no era solo eso, podían verse un montón de rastros de lo que fue una feroz batalla sin contar el hecho de que se encontraba mucha sangre cerca del altar.
Los dos hermanos fueron los primeros en adentrarse a la caverna, la Resplandeciente Reina y su Consejera se quedaron por detrás mientras Luna también tomaba la delantera. El rostro de la reina se desfiguró por un momento. –¡¿Qué son esas cosas?!
Su Consejera se acercó para analizar los grandes cadáveres de estos seres reptiloides. –Los reconozco, salen en las canciones de Effulgent. Ella enfrentaba a estas Bestias Divinas pero se suponen que era solo un mito.
–Se cuenta que eran capaces de destruir todo el país con facilidad –acotó Luna pasando su mano por el cuerpo muerto de una.
Mas a la distancia Eliseo habló. –Si les sorprende eso deberían venir a ver esto. –Los demás se acercaron y encontraron un gran pozo donde tres de esos seres de leyenda tenían los cuerpos aplastados como si se trataran de arañas pisadas.
–Esto ya me está empezando a preocupar demasiado. –A Rosario le dificultaba evitar que su cuerpo temblara–. No quiero imaginarme que fue capaz de hacerles eso.
Fue en ese instante que la expresión de tranquilidad inmutable de Pythia desapareció, se esfumó. –Esto si me da miedo –dijo con una voz que nunca nadie había escuchado antes.
–No deberían preocuparse por eso. –Una extraña voz habló con un eco en la caverna poniendo en alerta a todos los Paladines. De detrás de algunos escombros salió alguien oculto, se trataba de un Nacido de la Luna, de hecho varios miembros del grupo lo reconocieron al ser también un Arzobispo del Ocaso.
La Líder de los Paladines no dudó en ponerse a la cabeza y apuntarle con su espada. –¿Por qué solo tu sobreviviste? ¿Qué fue lo que pasó aquí? –Muchas sospechas surgieron en su cabeza.
Pwer se puso de pie y de entre sus túnicas sacó algo que dejó a todos con la boca abierta, se trataba de uno de las Reliquias de la Nación, el Cantar de los Cantares. –El Primer Ministro Prif solo quería evitar que estos seres despertaran pero murió en el intento. Yo utilicé este ítem para controlar a una de las Deidades del Abismo presentes y hacer que luchara contra las Bestias Divinas, ambos perecieron en la batalla.
A pesar de que todos tenían la respuesta en frente de sus narices todavía se mantenía un extraño aire de incertidumbre, les costaba creer esas palabras a pesar de que todas las evidencias estaban en bandeja de plata.
Quien más sufría de esto era la Virtud Teológica de la Esperanza. –¿Las Deidades del Abismo podían rivalizar en fuerza con estos seres de leyenda? –Ella estaba muy escéptica.
–Asi es –contestó en el acto su compañero Nacido de la Luna.
–De todas formas todavía hay mucho que investigar. –Cambió de tema Teresa–. Es mejor que nos pongamos manos a las obra. –Ella se acercó para tomar la reliquia familiar que tenía ese hombre. Al tenerla en sus manos ella la sintió diferente, pero como tampoco la usaba tanto debía tratarse de algo que pasaba después de que su habilidad fuera activada asi que no le dio mucha importancia.
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Estaba caminando por la alfombra roja del pasillo rodeado de nubes rosadas cuando Rocco me interceptó. –Mi señor, buenos días –dijo.
–¿Qué tal? ¿Cómo estuvo en el ensayo hoy?
–Muy bien por suerte, estamos a su disposición cuando requiera entretenimiento. Aunque por ahora solo debo acompañarle.
Los dos continuamos caminando. –Ludwig me llamó para que fuera a la sala de reuniones. –Eso me pareció extraño pero a su vez me hacía feliz–. Tengo entendido que también convocó a los demás, me da curiosidad sobre porque habrá sido.
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Editado: 11.10.2024