Es de esos momentos en el que tienes que ser fuerte y no colapsar, ya que te destruye a ti mismo en el proceso. Pero llega ese momento donde las emociones están a flor de piel, mientras más te resistes las heridas son cada vez más profundas, tus lágrimas como única forma de limpiar y sanar las heridas que no dejan de sangrar.
Algo me mantiene de pie y se niega a dejarme caer, así que me aferro con la fuerza nacida del tormento.
D.
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Editado: 27.09.2024