Pandora

Capítulo 41: Amistad

  • Ellie – Amber, a la cual situaba a salvo lejos de aquí, se acerca corriendo, seguida de Fred.
  • Largaos – Balbuceo mientras Rayslim tira más fuerte.
  • ¡Suéltala demonio! – Amber busca entre el campo de hielo algo que le sirva como escudo, o como arma – Es nuestra amiga, creo…  –  Mira a Fred antes de continuar  –  ¿Es nuestra amiga?
  • Si, Amber, por eso hemos vuelto – Ya ni me siento ofendida.

 

Genial, ahora no solo tengo que preocuparme por que no me maten, sino que encima tengo que evitar que esos dos sean asesinados también. Si tan solo supiera como acceder al poder, controlarlo, pero no tengo ni idea de cómo hacerlo. Lo primero es zafarme de Rayslim antes de que me deje calva.

 

  • Así que esos son tus amigos…Interesante – Puedo percibir sus intenciones mediante su tono de voz, y no me gustan nada – Sería una lástima no invitarlos a jugar ¿No crees?
  • Como les pongas un solo dedo encima – Antes de terminar mi frase me asesta un rodillazo en la espalda – ¡Joder! – Grito.
  • Tranquila, solo voy a descuartizarlos meticulosamente – Me susurra al oído – Es lo mínimo que puedo hacer por ti.
  • ¡Puta psicópata! – Digo entre dientes.

 

Me parte la tibia de un solo golpe, seco y directo. Las lágrimas se amontonan en mis ojos a causa del dolor y dejo salir un berrido, cual animal.

 

  • De esta manera me aseguro de que no te muevas – Su asquerosa sonrisa, junto con su repelente tono de voz, me producen arcadas, o tal vez sea el dolor.
  • ¡Ellie! – Amber y Fred están histéricos, temerosos y confusos.

 

Los gritos, los disparos y caos aumentan por momentos, por cada segundo que pasa el desconcierto aumenta. El frio, patrocinado por Lilith y sus poderes de reina del hielo, dificultan los movimientos y la respiración. Lo mires por donde lo mires tenemos las de perder, incluso con Kei y Airam de nuestra parte. No ser capaz de hacer nada al respecto me está matando, el dolor me está matando, Rayslim me está matando.

 

  • Creo que empezaré por el pelirrojo – Agarra sus sables y me dedica una mirada de satisfacción – Lo destriparé y le pondré los intestinos de sombrero ¿Qué te parece?

 

Las palabras se arremolinan en mi mente, cada una más soez que la anterior, pero no consigo decir nada.

 

  • Perro ladrador poco mordedor – Dice antes de teletransportarse junto a mis amigos.

 

Intento levantarme, pero tengo el hueso completamente partido. Me muerdo el labio en un débil intento de aguantarme las lágrimas, que brotan una tras otra.

 

Amber y Fred salen corriendo cuando Rayslim se sitúa frente a ellos, pero no servirá de nada. Pueden ser rápidos, agiles o incluso ambas cosas, pero ella siempre les alcanzará, esa es la diferencia entre un humano y un demonio, la diferencia entre vivir y morir.

 

Voy a perder a mis amigos como perdí a Adam, en mis narices mientras estoy impotente. Casi puedo visualizarlo, primero matará a Fred, dejara que se desangre mientras que Amber sale despavorida, correrá lo suficiente o conseguirá salir del campo de hielo, pero Rayslim aparecerá por la espalda y le atravesará el hombro con el sable, después lo cortará entero, separando el brazo del resto del cuerpo. Repetirá la misma operación con el otro y finalmente la decapitará, todo mientras yo estoy aquí, observando sin hacer nada, lamentándome de mi propio ser.

Luego me matará a mí, lentamente separando cada extremidad de mi cuerpo, pero para entonces yo ya estaré muerta, muerta por dentro.

 

Si ser un monstruo significa salvar a la gente que quiero, a la gente que me importa, entonces lo seré. Prefiero vivir siendo odiada que odiándome a mí misma.

 

  • Kei, perdóname – Digo en un susurro – No voy a poder mantener mi palabra.

 

Tal vez sea a causa del hielo, pero mis ideas se enfrían y soy capaz de tomar decisiones de nuevo. Dejo que la histeria y miedo se congelen y den paso a la serenidad y la ira.

 

Recupero uno de los cuchillos, que anteriormente había dejado caer.

 

  • Cada segundo cuenta – Debo ser más rápida que Rasylim –  ¡Que te jodan! – Dejo salir mientras me clavo el cuchillo en el abdomen, en un desesperado intento por despertar mis habilidades.

 

 

El campo de batalla comienza a teñirse de negro y rojo, mi mente da vueltas y mi cuerpo se desploma. Lo noto, siento como un subidón de energía recorre cada una de mis venas, de mis arterias, es como una descarga eléctrica. Mi cuerpo se activa de nuevo, me levanto y no me duele nada, me siento fuerte, invencible.

La ira, el odio y el placer inundan mi mente de un sinfín de pensamientos, homicidas y psicóticos. Sin embargo, aún sigo siendo yo, conservo la idea de matar a Rayslim y salvar a mis amigos, así que sigo siendo yo misma.

 

Rayslim me mira con desconcierto, asustada incluso. He conseguido espabilarme  antes de que destripara a Fred, pero no he conseguido salvarlo del corte en el muslo derecho.

 

  • No te sorprendas – Digo con la cabeza bien alta – Sabías que terminaría pasando.
  • Perfecto, así podré matarte y demostrar que soy más fuerte que tú – Con que se trataba de eso.

 

Sonrío, y la miro fijamente.




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