Pandora

Capítulo 42: Shock

 

Intenta apuñalarme por la espalda, sin obtener ningún resultado.

 

  • ¿En serio? – Pregunto con sorna – Si planeas matarme por la espalda es que eres más tonta de lo que pensaba.

 

Es solo una fracción de segundo, pero basta para que Amber se cuelgue a Fred de la espalda y lo saque de allí.  Por otro lado Rayslim parece estar a punto de explotar.

 

  • No, venga enserio, tienes que tener algo mejor – Si la desestabilizo lo suficiente será más sencillo matarla, y más divertido.
  • Cállate monstruo – Dice mientras intenta asestarme una cuchillada en el cuello.
  • Patético, simplemente decepcionante – Esquivo sus golpes, uno tras otro – Cuando dijiste que ibas a matarme pensé que tenías alguna clase de arma secreta o idea – Cada vez está más roja – Ahora veo que no.
  • Bueno…tal vez es porque no prestas mucha atención, pero ya va siendo hora del jaque mate.

 

No lo veo venir, me pilla despistada, más bien es algo que no esperaba. Estaba tan centrada en divertirme mientras la derrumbaba emocionalmente, que por un momento se me había olvidado donde estábamos.

 

Cuando veo a Rayslim sujetar a Fred del cuello a escasos metros de distancia empiezo a perderme.

 

  • Si piensas que te va a dar tiempo – Digo mientras me aproximo – Es porque eres muy estúpida.

 

Efectivamente, apenas tardo un segundo en asestarle un buen puñetazo en la cara y liberar a Fred.

 

  • Hay gente que siempre tropieza con la misma piedra.

 

La mente se me está nublando poco a poco, siento como la oscuridad, o Taus, o lo que sea, va invadiéndola poco a poco. Pero debo resistir lo suficiente para terminar con esto de una vez, se acabaron los rodeos.

 

  • ¿Estás bien? – Le tiendo la mano a Fred, para ayudarle a incorporarse, mientras recupera el aliento.

 

  • Gracias – Dice entre jadeos – De corazón muchas gracias – Esboza una sonrisa.

 

  • No hay de… - Me quedo en shock.

 

No soy capaz de terminar mis palabras porque me quedo completamente estupefacta.

Un hilo de sangre empieza a brotar de mi abdomen, justo donde Fred me ha clavado una pequeña navaja.

 

  • ¿Qué demonios? – Estoy confusa, no entiendo nada.

 

  • Vaya, parece que esto sí que no te lo esperabas – Rayslim aparece por mi espalda, no la veo pero siento su aliento en mi sien.

 

Fred aprieta con más fuerza y retuerce la navaja, haciendo la herida aún más grande. No puedo evitar gruñir.

 

  • ¿Fred? – No doy crédito, intento apartarme pero mi cuerpo no responde.

 

Rayslim se sitúa a mi lado y apoya su brazo en mi hombro. La rabia que siento solo puede ser comparada con un volcán en erupción.

 

Me juego la vida por salvarlo ¿y así me lo paga? Se suponía que era mi amigo, que siempre estaría ahí, apoyándome, ¿y ahora va y me traiciona? No doy crédito. Como no espabile voy a terminar mal.

 

Lo dejaré inconsciente y, cuando termine con la puta de al lado, vamos a tener una larga charla, en la que igual se lleva algún que otro golpe.

 

  • Que quieres que te diga Ellie – Dice mientras guarda su navaja en el bolsillo – Nunca me has caído bien, eres rara y problemática. La única razón por la que decidí ser amigo tuyo es porque eres fuerte, y ya sabes lo que dicen “Ten amigos hasta en el infierno” - ¿Cómo? ¿A qué viene todo esto? – El día que nos conocimos pensé que sería útil tenerte como aliada, ya sabes, y luego John me pidió que me acercara a ti lo suficiente como para poder mantenerte vigilada. No sabes lo que me ha costado actuar en mi papel de “amigo”, es lo más agotador que he hecho nunca, siempre aguantando tus tonterías – Esto no me está pasando a mí, es una broma.

 

  • ¿Estás de guasa? – No quiero llorar, pero mis lagrimales se llenan poco a poco, por la ira y la frustración.

 

  • No, creo que eres un monstruo y lo pienso desde el primer momento. Pero si te lo decía perdería mis privilegios, después de todo mientras durase la mentira sacrificarías tu vida por mi ¿Quién sería tan estúpido como para renunciar a eso? – Quiero partirle los dientes, uno a uno – Pero supongo que ya da igual, todo se ha ido a la mierda ¿y adivinas de quién es la culpa?...Te dejare un minuto para que lo pienses…Si, tuya, al igual que la muerte de Adam, y del reverendo, y la de todo el mundo en general. Lo que no entiendo es como puedes cargar con ello, si yo fuera tú me habría quitado del medio hace tiempo – Me derrumbo, las lágrimas caen mientras aprieto los puños con todas mis fuerzas.




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