Pandora

Capítulo 13: Hero

Permanezco ahí durante un rato, empiezo a dormirme pero unos minutos más tarde noto como algo me golpea el brazo.

  • Bichillo déjame cinco minutitos más.

Abro los ojos y no me encuentro a bichito, sino a alguien pinchándome con un palo.

  • ¿Qué mierda estás haciendo? – Digo mientras me levanto.
  • Oh, si estás viva – Dice el hombre del palo.
  • Pues claro que estoy viva, ¿por qué no iba a estarlo? – De verdad, a veces la gente es tonta.

Analizo al joven mientras hablamos, se da un aire a Kai, hasta tienen el mismo color de pelo y tiene unos curiosos ojos rojos. Ojos rojos. Ojos. Rojos.

  • ¡Eres un demonio! – Grito mientras doy un salto hacia atrás y localizo mis cuchillos.
  • Sí – Dice orgulloso.

Siento cómo todo mi cuerpo tiembla. No pude con un noble por lo que un monarca va a ser misión imposible. Sé cuándo tengo que retirarme, y esta es una de esas veces, intentaré distraerlo y huir. En el peor de los casos puedo usar el modo asesino, pero al estar cansada dudo que funcione.

Retrocedo lentamente, igual sólo es sensible a los movimientos bruscos.

  • ¿Qué haces? – Al parecer se ha dado cuenta de que intento huir.
  • Bichín, ataca – Me dirijo a mi peludo salvador, tal vez me pueda ayudar.

Siento tanta frustración en estos momentos, si pudiese matarlo lo haría sin pestañear.

El bichito se acerca al demonio y, para mi sorpresa, actúa de lo más cariñoso. El demonio se ríe y le dedica unas caricias a Bichín. Tienes que atacarle no ponerte a jugar, será posible. Bien, ha llegado el momento de usar el modo asesino, cierro los ojos pero no consigo concentrarme lo suficiente. Ellie piensa, tiene que haber una manera para salir de esta situación. El demonio me mira fijamente mientras sonríe y un escalofrío recorre mi cuerpo. Una idea surca mi cabeza, no es la mejor del mundo pero puede funcionar.

  • ¡¿Eso es un primigenio?! – Digo mientras señalo al final de la calle.
  • ¿Dónde?- El demonio se gira tranquilamente hacia el punto donde he señalado, en el cual no hay nada.

Aprovecho ese leve despiste y salgo por patas, corro como si me fuera la vida en ello, sin mirar atrás. Acabo en un callejón y decido mirar si me está siguiendo, no parece el caso así que bajo el ritmo pero no me paro, no hasta que esté completamente a salvo. El que si me ha seguido y no sé cómo es Bichín.

  • Fuera bicho, búscate la vida – El monstruito ignora mis palabras y va detrás de mí, parece mi perrito faldero. Intento despistarlo e incluso le lanzo tierra para que se dé por aludido pero nada.
  • Vamos a ver bicho – Digo mientras me agacho y le miro a los ojos, que son de un azul intenso, casi eléctrico – Piérdete, ¿entiendes? – El bicho gruñe y se pone panza arriba – Veo que no.

He de admitir que me resulta de lo más adorable y me veo tentada a acariciarle, pero si lo hago tal vez me encariñe. Es tan pequeño que sobrevivir no le va a resultar fácil, ¿y si vuelve a parecer otro Tridipión y yo no estoy para matarlo? Ya empiezo, sabía que iba a pasar, es ver un perrito, o algo que se parezca, y perder la cabeza. Bichín es más como un lobo que un perro, nunca había visto un monstruo parecido, aunque bueno hay miles de especies, es normal que no las conozca todas. No, da igual, ¿pero y si…? No, no, no. Maldita sea, no puedo dejarlo solo en esta ciudad abandonado, entre monstruos y demonios de la realeza. A todo esto, ¿qué haría un demonio como él en una ciudad como ésta? Mejor no lo pienso, doy gracias a que estoy viva para contarlo. Cojo a bichín en brazos y sigo con mi caminar, espero encontrar a los demás, esta ciudad está descartada como próximo hogar.

  • Si te parece bien voy a cuidar de ti a partir de ahora – El bicho gruñe y me lame el brazo – Pero no pienses que van a ser todo facilidades, vas a aprender a valerte por ti solo, a cazar, a sobrevivir.

No sé si me entiende cuando hablo, lo más probable sea que no. Abro la mochila y le intento hacer un hueco, es tan pequeño que me cabe en la palma de la mano. Tras sacar un par de latas de comida queda el espacio suficiente como para que el bicho entre sin problemas, si me ven llevando un monstruo a la base me tachan de loca. Dejo la cremallera abierta para que le entre aire y prosigo la búsqueda. No pasan ni quince minutos cuando veo a Kai y compañía, que vienen en mi dirección.

  • Hola – Digo cuando estamos a menos de dos metros.
  • ¿Hola? ¡¿Hola?! – Parece que Kai está enfadado – ¡¿Dónde diantres te habías metido?! – Creo que me ha reventado un tímpano.
  • Pues no lo sé, por ahí – Qué grito por favor – Dando un paseo.
  • Estábamos muy preocupados al ver que no contestabas al Walkie – Dice Adam, en un tono más normal – Llevamos un buen rato buscándote – Qué curioso, yo estaba igual.
  • El Walkie…Sí…No sabía en qué canal había que sintonizarlo – Intento aparentar serenidad, a ver lo que me dura.
  • Eso te pasa por no escucharme cuando hablo – Kai echa humo – Tengo unas ganas de matarte ahora mismo.
  • Y yo de volver, ha sido un día largo – Liz y Jack no dicen nada, me miran con recelo, creo que Liz habría preferido que no volviera.
  • Tienes razón, volvamos antes de que alguien nos eche en falta – Gracias Adam.
  • Tú así a mi coche no te subes – Kai es insufrible.
  • ¿Así como? – No sé a qué se refiere.
  • Pues llena de… ¿De qué vas cubierta? – Oh, se me había olvidado con todo lo que ha pasado.
  • Sangre y restos monstruiles, es una larga historia – Necesito una ducha.
  • Eso tienes que contármelo – Dice Adam sonriente mientras me cede un pañuelo.
  • Gracias – No creo que esto sirva de mucho.
  • Tú vas en la maleta, no me vas a ensuciar la tapicería – Iba a hacerlo de todos modos.




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