Permanezco ahí durante un rato, empiezo a dormirme pero unos minutos más tarde noto como algo me golpea el brazo.
Abro los ojos y no me encuentro a bichito, sino a alguien pinchándome con un palo.
Analizo al joven mientras hablamos, se da un aire a Kai, hasta tienen el mismo color de pelo y tiene unos curiosos ojos rojos. Ojos rojos. Ojos. Rojos.
Siento cómo todo mi cuerpo tiembla. No pude con un noble por lo que un monarca va a ser misión imposible. Sé cuándo tengo que retirarme, y esta es una de esas veces, intentaré distraerlo y huir. En el peor de los casos puedo usar el modo asesino, pero al estar cansada dudo que funcione.
Retrocedo lentamente, igual sólo es sensible a los movimientos bruscos.
Siento tanta frustración en estos momentos, si pudiese matarlo lo haría sin pestañear.
El bichito se acerca al demonio y, para mi sorpresa, actúa de lo más cariñoso. El demonio se ríe y le dedica unas caricias a Bichín. Tienes que atacarle no ponerte a jugar, será posible. Bien, ha llegado el momento de usar el modo asesino, cierro los ojos pero no consigo concentrarme lo suficiente. Ellie piensa, tiene que haber una manera para salir de esta situación. El demonio me mira fijamente mientras sonríe y un escalofrío recorre mi cuerpo. Una idea surca mi cabeza, no es la mejor del mundo pero puede funcionar.
Aprovecho ese leve despiste y salgo por patas, corro como si me fuera la vida en ello, sin mirar atrás. Acabo en un callejón y decido mirar si me está siguiendo, no parece el caso así que bajo el ritmo pero no me paro, no hasta que esté completamente a salvo. El que si me ha seguido y no sé cómo es Bichín.
He de admitir que me resulta de lo más adorable y me veo tentada a acariciarle, pero si lo hago tal vez me encariñe. Es tan pequeño que sobrevivir no le va a resultar fácil, ¿y si vuelve a parecer otro Tridipión y yo no estoy para matarlo? Ya empiezo, sabía que iba a pasar, es ver un perrito, o algo que se parezca, y perder la cabeza. Bichín es más como un lobo que un perro, nunca había visto un monstruo parecido, aunque bueno hay miles de especies, es normal que no las conozca todas. No, da igual, ¿pero y si…? No, no, no. Maldita sea, no puedo dejarlo solo en esta ciudad abandonado, entre monstruos y demonios de la realeza. A todo esto, ¿qué haría un demonio como él en una ciudad como ésta? Mejor no lo pienso, doy gracias a que estoy viva para contarlo. Cojo a bichín en brazos y sigo con mi caminar, espero encontrar a los demás, esta ciudad está descartada como próximo hogar.
No sé si me entiende cuando hablo, lo más probable sea que no. Abro la mochila y le intento hacer un hueco, es tan pequeño que me cabe en la palma de la mano. Tras sacar un par de latas de comida queda el espacio suficiente como para que el bicho entre sin problemas, si me ven llevando un monstruo a la base me tachan de loca. Dejo la cremallera abierta para que le entre aire y prosigo la búsqueda. No pasan ni quince minutos cuando veo a Kai y compañía, que vienen en mi dirección.