Pandora

Capítulo 16: Trauma

 

Yo espero fuera, no por nada sino porque Adam tampoco me ha pedido que lo acompañe. Espero que compre algo con carne, me encanta la carne, cuanto menos hecha mejor. Vuelve pocos minutos después con dos bolsas.

  • Bien, ahora vayamos a algún sitio tranquilo a comer.
  • ¿Qué son? – Desprende un agradable olor y mis tripas rugen.
  • Hamburguesas – ¡Hamburguesas! Es lo más bonito que me ha dicho nunca nadie- Todo con ingredientes de aquí.
  • Me da igual de dónde salgan los ingredientes, es una maldita hamburguesa – Creo que voy a llorar.
  • Eres muy mona – Adam se ríe y yo con él.

Terminamos en el parque, la ciudad es grande pero tampoco da para más, y buscamos un lugar para sentarnos a comer. Adam me pasa mi hamburguesa y no me lo pienso dos veces, por una parte me da pena comérmela, pero por otra no puedo parar de engullir. Queso, lechuga, tomate, carne, es perfecta.

  • Oye Adam – Intento hablar entre bocado y bocado, la educación se demuestra comiendo, o eso decía mi abuela – ¿Sabes?, anoche me paso una cosa que no logro entender.
  • ¿El qué? – Adam tampoco habla con la boca llena.
  • Anoche salí a tomar el aire y me encontré con Kai – Después de esto nada me sabrá igual – Justo aquí, en el parque.
  • ¿Y eso? – Adam deja de comer y me escucha con atención.
  • Amber se chivó y vino a echarme la bronca – Apenas le doy importancia a esa parte, temo recordarlo y matar a Amber – El caso es que hubo un momento en el que se acercó mucho, invadiendo mi espacio personal – Doy otro mordisco – Vamos, que su nariz tocaba la mía para que te hagas una idea – El rostro de Adam se ensombrece – Pensé que me iba a pegar, que sería lo normal en esa situación, pero él dice que no era eso. ¿Tú sabes qué podría ser? – Si hubiera patatas fritas moriría de felicidad.
  • ¿No hizo nada? – Su voz es seria.
  • No le dio tiempo, hubo un imprevisto – Me entristece ver cómo mengua la hamburguesa – El caso es que no sé qué quería entonces, y me molesta.
  • Ellie, debes ser la persona más inocente que conozco para tu edad – Oye, sin insultar – Voy a decírtelo para que la próxima vez sepas reaccionar.
  • Gracias – Dos bocados y la habré terminado.
  • Si pienso como Kai y en la situación – Disfruto este bocado al máximo, porque es el último, y mastico lentamente – Iba a besarte, probablemente – Siento cómo la comida baja por el lado equivocado y me ahogo, comienzo a toser sin parar.
  • ¿Estás bien? – Adam golpea mi espalda mientras yo muero, en varios sentidos – Toma, un poco de agua – Golpeo mi pecho, intentando que el puto trozo de hamburguesa baje.

 

Tengo que beberme media botella para recuperarme.

 

  • ¡Adam! No hagas bromas así, casi me matas – Tengo que ponerme al día con el humor de la gente, o con la gente en general.
  • Te lo estoy diciendo en serio, piénsalo – Él se termina su hamburguesa y recoge las bolsas, para tirarlas en una papelera cercana – ¿Qué iba a hacer alguien en una situación así sino?
  • Pero es Kai de quien hablamos, Kai – Intento procesar la explicación de Adam pero es imposible, inaudito, sin sentido. No, no y no.
  • Piensa lo que quieras, pero sin duda alguna era eso – Me revuelve el pelo, con lo que cuesta recogerlo – Y no lo culpo.
  • ¿Eh? – Intento peinármelo de nuevo pero es inútil.
  • Nada – Adam me guiña un ojo y se ríe, he de admitir que es muy tierno, pero un poco raro.
  • Es tarde así que debería volver – Cuantas más vueltas le dé a lo de Kai más me va a doler la cabeza.
  • ¿Ya? Es pronto – Me ayuda a levantarme del suelo – ¿Acaso la joven tiene hora de llegada?
  • Muy gracioso – A veces me recuerda a un niño pequeño – Algo así.
  • Es una lástima, si me permites sería un placer acompañarla a sus aposentos.
  • No voy a decir que no, si tengo que llegar yo sola igual no llego – Esto nos provoca un ataque de risa a ambos – Oye Adam, ¿hoy a las doce de la noche tienes algo que hacer? – Si resulta ser cierto lo de Kai no quiero irme sola con él a ningún sitio – Lo digo porque tenía previsto otra excursión y me gustaría que vinieses – Se lo pediría a Fred pero moriría antes de bajar del coche, y Amber sólo sabe de ordenadores, sin contar con que está loca.
  • ¿Otra excursión? ¿De las secretas? – Espero que acepte mi invitación – Claro, esta vez no te quitaré el ojo de encima, no vaya a ser que te pierdas – Genial.
  • Genial.




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