Capítulo 31: Límites
Salgo de allí con los ojos empañados. Ellie, no tiene sentido que llores, ya está muerto; ahora piensa en que eres parte de RED, el escuadrón más molón de la base, o eso creo. Sólo pensar en que tengo que escuchar a Kai dar órdenes, seguirlas, hacer informes o vete a saber qué, hace que las lágrimas vuelvan. Qué depresión, tendría que haber preguntado cuáles eran las demás opciones, esto me pasa por impaciente. Bueno, ahora a dormir y mañana ya veremos qué pasa.
La habitación de Amber es la 113, la recuerdo porque me daba mal rollo tipo número endemoniado, lo cual le pega. Ahora que lo pienso se me olvidó preguntar si compartía cuarto o era para ella sola, aunque si tiene oficina propia tendrá uno para ella sola, fijo. No sé quién sería la valiente que dormiría con ella. Su cuarto está un poco alejado del mío, pero al ser número impar está en mi mismo lado. La puerta no tiene la llave puesta, vamos que puedo entrar sin la necesidad de llamar, eso quiere decir que Amber ya está aquí. Por unos instantes titubeo en si debo llamar o no, pero viene a mi cabeza la vez en la que ella uso una copia de la llave para entrar a mi cuarto.
Antes de abrir oigo algo proveniente de la habitación, pego la oreja a la puerta pero no saco nada en claro. ¿Será que Amber habla sola? ¿Música tal vez? Abro cuidadosamente para no asustarla, y para pillarla in fraganti con lo que sea que esté haciendo. Me asomo sigilosamente y noto cómo mis ojos sangran al descubrir y observar lo que sucede tras la puerta. No sabría cómo describir la imagen, es demasiado grotesca y… perturbadora. Si tuviera que resumirla sería: un Airam ligero de ropa siendo golpeado por una Amber con un atuendo… extraño mientras le insulta de manera cruel. Lo que viene a ser sadomasoquismo de toda la vida. Me duelen los ojos, el alma y la cabeza. Salgo de allí en silencio, cierro la puerta lentamente y me marcho como si no hubiese visto nada, porque desearía que así fuera. Voy a tener pesadillas terribles con esta escena, necesito eliminarla de mi mente.
En cierto modo estoy en shock. Una vez procesada la información, aproximadamente cuando llevo medio pasillo recorrido, noto cómo los colores se me suben y me entran unas ganas terribles de huir de allí; están todos majaras ¡MAJARAS! Fantástico, sencillamente genial. No puedo dormir en mi cuarto porque unos demonios frikis se alojan de manera ilegal en él y tampoco puedo dormir con mi amiga, o lo que sea, porque resulta que le va el dar azotes con látigos a masocas desesperados. ¿Y yo donde mierda duermo ahora?
Al final termino delante de la puerta de Kai, más que nada porque no me queda más gente y no pienso dormir en la calle. Llamo sin pudor alguno, aún afectada por los recientes acontecimientos, y espero a que me abra.
- ¿Quién es? – Dice de mala manera mientras abre la puerta.
- Yo – No sé de dónde saco las fuerzas, en serio, mi cabeza ahora es un caos.
- ¿Qué haces aquí? – Pregunta extrañado, aunque noto cierto tono de alegría.
- Pues nada que me aburría y he dicho “vamos a visitar a Kai” – Espero que se note el sarcasmo.
- ¿De verdad? – No se le ve convencido.
- No, la verdad es que no – Olvida lo que has visto y pregúntale lo que le has venido a preguntar – Quería preguntarte una cosa – Kai alza una ceja y se cruza de brazos, creo que es su manera de decir que me escucha – ¿Puedo dormir aquí?
- ¿Qué? – Esto sí que no se lo esperaba – ¿Dormir conmigo dices?
- No necesariamente en la misma cama, pero sí, básicamente eso – Los novios hacen estas cosas, ¿no?
- No, no, no – Se pone nervioso – Eso no puede ser, ¿y si alguien te ve entrar y no salir? – Les digo que he bajado por la ventana, ejem, ejem.
- Pero no tengo otro sitio donde quedarme, además ¿no se supone que somos pareja? ¿Dónde está el problema? – A juzgar por su cara le he desarmado todo el argumento.
- ¿Qué hay con tu cuarto? No es que no quiera dormir contigo, pero no creo que sea buena idea – Muy bonito, para besarme no pones tantas objeciones.
- Bueno podría volver a mi cuarto y dormir con Kei y Airam, aunque me tocará compartir cama con Kei…pero si a ti no te importa, a mí tampoco – Opto por el chantaje emocional, nunca falla.
La cara se transforma al oír mis palabras, se pone serio e incluso se cabrea ligeramente. Me engancha del brazo, mira que no haya moros en la costa, y me mete dentro de la habitación con un rápido movimiento. Me resulta muy mono cuando esta celoso, le hace parecer más joven.
- Decidido, dormirás aquí esta noche y todas las que hagan falta – Intento no reírme, pero es complicado.
- A sus órdenes General – Tengo la extraña sensación de que de ahora en adelante voy a pronunciar esas palabras muy a menudo.
- ¿Tienes pijama o tengo que dejarte alguno? – Se le ve alterado, nervioso, no sé qué piensa que va a suceder esta noche.
- No, no tengo – Con tanto lío se me ha olvidado – Pero puedo dormir con esto, no te preocupes – Kai me mira escéptico y se pone a rebuscar en el armario, qué manía con ignorarme.
- Tal vez te quede grande, pero bueno… a ti cualquier cosa te queda grande – Gracias por dejar claro que soy pequeña, no me había percatado.
- Gracias – Digo cuando me lanza una camiseta y unos pantalones cortos, talla giga-enorme – Por cierto Kai, una cosa que me ha estado molestando desde hace un rato… – La camiseta, así a ojo, me vale de vestido, esto le tiene que estar grande a él por narices.
- Dime – Él todavía va con la ropa de diario.
- Hoy durante la cena – Digo analizando las prendas que usaré hoy como pijama – Puede que no haya entendido lo de la repostería, porque no tiene sentido, pero lo otro… – Kai empieza a ponerse rojo y con eso resuelve todas mis dudas – Era de carácter sexual ¿verdad? – Sé que no suelo pillar estas cosas pero dada la situación no podía ser otra cosa.
- ¿A qué viene eso ahora? – Hombre, pues porque se estaban descojonando.
- Curiosidad – Huele bien la ropa – Así que dime, ¿era así?
- Sí, bueno, algo así – Evita el contacto visual – No le des más vueltas, sólo eran dos tontos diciendo tonterías – Ya…
- Vale, pero… ¿y lo de la repostería? – Kai se queda tieso – ¿También eran eufemismos o lo decían en serio? Porque me había ilusionado con lo de hacer pasteles – Kai, más rojo que los ojos de un real, se acerca.
- Ellie… – ¿Si? Pienso para mis adentros – Ve a cambiarte anda – Cambia de tema… eso es que eran eufemismos seguro… Joder he quedado como una retrasada.