Pangera

Capítulo VI

Maraton 2/5

Isaac tenía el mismo traje pero la corbata  no la traía puesta y tenía algunos botones de su camisa  desabrochados dejando al descubierto su pecho. Un fuerte color rojo se posó en las mejillas de Kailene. Isaac se quedó mirándola un rato hasta que bajo la vista hasta sus heridas. Isaac corrió hasta donde estaba ella y las observó mejor. Fue hasta el baño de ella y cuando regresó traía con el unas toallas húmedas. Limpió las heridas de Kailene y colocó una crema que hizo que cicatrizaran al momento. Kailene al sentir el tacto sobre su piel se sintió diferente, su cuerpo vibró y se erizo completamente. El notó lo que provocó en ella y se separó de su lado.

            Él no podía seguir ocultando lo que sentía hacia ella. Estuvo largas noches observando su expediente hasta quedarse dormido. Mandó a vigilarla a su casa, primero lo hizo para conocer mejor a la hermana de su amigo, luego lo hizo porque le empezó a gustar. Cuando llegó ella a la Mansión Lila se emocionó ya que el vería todo lo que ella hacia día y noche.  Vio cuando Selene castigó a su padre, así como también cuando mandó a golpearla con una de las chicas. Eso lo tenía completamente molesto y no veía la hora de llevársela de allí. Ofrecería lo que fuese por ella y así lo hizo hasta traerla allí. Y ahora se encontraba frente a ella con su hermosa piel al descubierto con nada más unas prendas de ropa interior puestas. Se acercó a ella y no se pudo contener la agarró por el cuello y posó sus labios en los de ella, al principio fue un beso torpe lo que daba a entender que ella no sabía besar y que esta era su primera vez. Sus labios eran dulces  y él quería seguir besándola pero ella lo apartó.

            Kailene se quedó sorprendida con aquel gesto, pero por alguna extraña razón le gustó. Pero todo aquello era un error si le daba pie a todo aquello, el luego la trataría mal otra vez y en cualquier momento saldría a relucir el motivo por el cual ella estaba aquí, además él tenía una amante, y no permitiría que el jugara con ella de esa manera.

            Él la observó por un rato y él le sostuvo la mirada hasta que la bajó se dio la vuelta y se fue de allí hasta su habitación. Que ella se separara de él, le molestaba pero era Kailene ella siempre hace cosas para molestarlo. Se quitó la ropa y se metió en el agua fría, así él la quería para pensar y que le bajara todo aquel mal humor. Salió de allí y se colocó el pijama. Se acostó en la cama pero no pudo conciliar el sueño. Haber dormido con ella le había hecho mal, ya su propia cama le parecía extraña y se sentía incómodo.

            Por un gran impulso se levantó de la cama y se dirigió a la habitación de ella. Ella  se encontraba dormida en un profundo sueño y él se acostó a su lado. Se quedó mirándola por un largo tiempo hasta que se quedó dormido.

-NO, MAMI, NO- se escucharon unos gritos, él se sobresaltó, abrió los ojos completamente y una Kailene completamente sudada estaba moviéndose dormida. Él la despertó y ella se quedó inmóvil otra vez, el la abrazó y ella dejo que él lo hiciera. Al separarse el preguntó:

-¿Por qué gritabas?- ella lo observó y con voz casi inaudible le respondió

-Tengo pesadillas porque asesinaron a mi madre en frente de mí- Benjamín ya le había contado lo de su madre pero se sentía mal  por el trauma que había causado en Kailene. Ella comenzó a llorar porque no sabía porque se lo había dicho. Pero su boca pronunció aquello sin pensarlo. Él la volvió abrazar y se acostó con ella quedándose dormidos así abrazados.

            Era un gran paso el que él había dado aquella noche, conocer esa parte de Kailene hizo que la entendiera mejor. La única familia que le quedaba era su padre y su hermano y ellos traería de vuelta para hacerla feliz. Cuando despertó esta mañana lo hizo muy despacio, Kailene aun dormía y él no quería despertarla. Tampoco quería que se enteraran de que había pasado la noche con Kailene. Hoy concluían los ritos matrimoniales. Y él estaba dispuesto  a seguir con ello. Se colocó su traje de gala de la guardia de honor del Krouden al igual que el día anterior. Bajó a desayunar tan temprano que apenas había salido el sol. Kailene por la noche no había cenado al igual que él, así que  dispuso una gran bandeja con frutas, pan tostado, mantequilla, huevos, tocino, jugo, café y coloco una nota en la bandeja e hizo que se la llevaran a sus aposentos.




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