Pangera

Capítulo VIII

Maraton 4/5

Isaac entró y camino hacia ella con paso decidido, el llevaba una bata parecida a la que ella llevaba pero la de él tenía un aspecto mucho más varonil. La abrazó y luego la besó, un beso tan apasionado que ella luego de eso quedó jadeando porque casi queda sin respiración.

-Estas hermosa- dijo mientras posaba sus manos en el nudo de la bata y lo desataba, ella sintió como su piel se erizaba, pero solo musitó un gracias. La bata cayó al suelo y el conjunto de ropa interior se dejó ver – Pedí privacidad porque no quería que nos vieran mientras estábamos en aquello así que no debes preocuparte porque te vean. Mandé apagar las cámaras niña- dijo en tono dulce casi meloso, eso derritió a Kailene pero no se lo dio a demostrar, ella se mantenía inmóvil mientras el quitaba la parte superior de su conjunto de encaje. Sus senos quedaron libres, sus mejillas estaban rojísimas mientras el besaba su cuello y acariciaba sus senos, sus pezones se pusieron duros ante aquel contacto y poco a poco él fue bajando hasta llegar a su seno derecho, pasó la lengua por su pezón, Kailene estaba confundida, no entendía porque su cuerpo se comportaba de esa manera, se sentía mojada en su zona íntima y se estaba asustando.  Isaac estaba besando su seno izquierdo, cuando dejó de hacerlo notó la cara de preocupación de Kailene.

-¿Qué pasa? ¿Te estoy haciendo daño?- preguntó Isaac en tono preocupado – ella negó.

- Solo es que nunca me habían tocado así, y estas sensaciones en mi cuerpo nunca las había sentido.

-Eso es normal niña, solo relájate debemos hacer esto hoy, tratare de hacerlo lo mejor posible- la besó otra vez y ella estaba vez le devolvió el beso, él la siguió acariciando hasta que le bajo la parte inferior y su vagina quedó totalmente al descubierto, ella estaba aún más avergonzada, porque esas sensaciones le gustaban y pequeños gemidos salían de su boca. Él sabía que lo estaba haciendo bien, así que la coloco encima de la cama y comenzó a explorar con su lengua la vagina de su ahora esposa, el acaricio con la punta su clítoris, ella gimió un poquito más fuerte y el continuo haciendo aquello, pasaba la lengua por los labios de la vagina de Kailene, él le gustaba saborearla, desde ahora haría aquello todos los días si ella se lo permitía. Fuertes gemidos y una respiración acelerada, le avisaron que su esposa estaba llegando al orgasmo, el continuó su lengua esta vez acelerando el pasó hasta ver a Kailene correrse, ver sus fluidos al terminar era un espectáculo digno de ver y él se sentía orgulloso de habérselo provocado.

            El subió hasta donde estaba ella  y se quitó la bata y los calzoncillos,            Kailene observada su cuerpo desnudo, su pene era grande y muy grueso, ella nunca  visto uno. Él sabía lo que provocaba en Kailene así que la siguió besando mientras su pene rozaba la entrada de la vagina de ella, él fue introduciendo poco a poco su miembro, pero ella estaba muy estrecha y eso lo desesperaba, empujo varias veces de manera brusca hasta que logró entrar, Kailene soltó un grito de dolor  y gruesas lagrimas cayeron por sus mejillas. El hizo caso omiso de todo aquello siguió envistiéndola cada vez más fuerte, ella le suplicaba que parara, él no quería, sentía que desde ahora le pertenecía y no quería salirse de ella,  acabó dentro de ella desde ahora la había marcado, ella era suya y él era de ella, estaba molesto porque ese momento no fue como él quería, la presión de su padre porque llevara pruebas lo más rápido posible  hacían que se sintiera frustrado. No quería hacerle eso a Kailene pero mientras más  se tardaba con ella, hacía que la pulsera que tenía en el brazo le quemara. Era una pulsera que se acoplaba a la piel, la llamaban la pulsera del tiempo, esta te recordaba que tenías algo pendiente   y te quemaba la piel si el tiempo para hacerlo expiraba. La mano de Isaac estaba completamente roja por culpa de aquella pulsera que llevaba media hora quemándole la piel. No podía quitársela, porque su padre se la había colocado, esa era la única manera de que Kailene siguiera con vida y el esperaba que ella lo entendiera, no quería perderla.

            Se levantó, se colocó los calzoncillos y la bata y tomo las sabanas, intento besar a Kailene pero esta lo rechazó. Salió de allí muy enojado dejando a su esposa envuelta en llanto. Se dirigió al despacho de su padre y le tiro en el escritorio de cristal las sabanas ensangrentadas prueba de la perdida de la virginidad de Kailene.

-¿Contento? ¿Ya me puedes dejar en paz? Ya tienes las pruebas pronto te daré herederos así  que no me sigas molestando. No entiendo hasta dónde quieres llegar con todo esto- Isaac estaba demasiado molesto y no se fijó que le había gritado a su padre delante de sus amigos. Cuando se dio cuenta una cachetada le fue estampada en su mejilla.




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