Levantarme de la cama fue más pesado que de costumbre. Me vestí y salí de mi habitación. Helen me esperaba en el mismo lugar de siempre.
—Listo para el exámen? —me dijo.
—Ja, por supuesto, que no me conoces? —nos reímos un poco mientras subíamos las escaleras hacia el tercer piso.
Y pasamos por ahí, el lugar donde mis ilusiones se rompieron en pedazos. La imagen de ellos dos volvía a mi mente. Traté de concentrarme en las palabras de Helen pero se me hizo imposible.
—Y como te decía el exámen será en ese salón... —Helen notó que mi mente estaba en otro lugar —Zac, has oído algo de lo que te acabo de decir?
—Eh? —regresé a mis sentidos —Bueno...
—Te ha ocurrido algo? —me preguntó.
Por supuesto no podía ocultarle nada a mi pequeña hermanita. Ella era todo para mí, así que le conté todo lo que ocurrió.
—No lo puedo creer, a partir de ahora yo escogeré la novia de hermano —dijo la pequeña.
Traté de sonreír, pero en seguida notó que era una sonrisa falsa.
—Zac, ella no te merecía, ya encontrarás a otra chica —Helen hacía el intento de hacerme sentir mejor.
Un hombre vestido de traje salió del salón de exámenes y anunció que en breve el exámen daría inicio.
Tomé asiento junto a Helen y según hiban preguntando tu grado te daban unas páginas de exámen. El señor de traje vio la hora y dio inicio al exámen.
El de Matemáticas fue un éxito, respondí todas las preguntas. Y de las demás asignaturas también pude responder la mayoría de ellas. La última página me sorprendió. No era un exámen común. Pareciera que probaran nuestra inteligencia y estrategia.
"¿Qué harías si fueras el comandante de una guerra y tuvieras que tomar ciertas decisiónes importantes como las siguientes?"
"Si tuvieras que enfrentar a unas tropas con un 10% de hombres mayor que las tuyas"
"Si el enemigo tuviera un rehén y amenaza con matarlo para que te rindas"
"Si tuvieras que sacrificar a el 20% de tus tropas para ganar dicha guerra"
Estás preguntas nunca habían salido en un exámen normal... Quizás quieren que seamos especialmente inteligentes. Quizás nuestra nueva escuela será para super dotados de estratégias y ese tipo de cosas... Qué más da a qué me dedique si puedo vivir bien.
Terminé el exámen y salí del salón. Accidentalmente choqué con una profesora y sus documentos cayeron al suelo. Me disculpé y los recogí, cuando miré a mi derecha estaba Sara saliendo del salón donde yo acababa de tomar el exámen. Se dirigió a mí y dijo.
—Eres... Jack no? —me preguntó.
—Soy Zac —noté que estaba un poco avergonzada por haberse confundido de nombre.
—Ah, perdón, Zac entonces... Tu eres de mi salón no?
—Si —me limité a responder.
—Nunca te había notado, te parece bien que seamos amigos? —me dijo Sara, no sé por qué ahora veo falso todo lo que sale de su boca.
—Zac! —me llamó Helen saliendo del salón, al verla su rostro cambió y pude notar su rabia.
—Helen, como te fue? —le dije.
—Hermano... Tengo hambre, porque no me llevas a comer algo? —dijo con claras intenciones de separarme de Sara y mirándola con furia.
—Tienes una hermanita muy linda Zac —dijo Sara nuevamente.
—Gracias —reí nerviosamente ya que la atmósfera se estaba poniendo tensa.
—Les importa si los acompaño?
—No, no puedes venir —se apuró en decir Helen.
—Lo que tú digas es ley, Helen —le dije y me dirigí de nuevo a Sara —Nos vemos.
—Hasta luego —se despidió.
Solo fue cruzar la esquina para que me preguntara sobre qué hablábamos y ordenarme a inventar escusas para irme lejos cuando ella me hable...
—Helen no confías en tu hermano? —le pregunté.
—Claro, pero tratándose de Sara eres capas de olvidar que ayer mismo se besó con Sebas en este mismo lugar! —Se excedió un poco con sus palabras, realmente me dolió que Helen pensara eso de mí.
—Helen... —la cargué —Tanto miedo tienes de que te cambie por otra hermanita?
—Jajaja, no me trates como una bebé —nos reímos un poco.
Más tarde en el comedor me encontré con Sam y Ale, que como son más inteligentes que yo terminaron más rápido el exámen.
—Hola chicos.
—Hola, apuesto a que reprobaste —dijo Ale hecho todo risas.
—Hola Zac, hola Helen —saludó Sam.
Nos sentamos a la mesa y empezamos a comer. De repente gritaron mi nombre desde la entrada del comedor.
—Zac!!! —gritaba Sebas, me miró y se dirigió a mí como un toro furioso.
—Dime! —me gritó —Qué le hiciste a Sara?!!
—No se de qué hablas —le respondí con indiferencia.
—Te dije que me des una explicación!!! —volvió a gritar como un loco —Te ví hablando con ella!!
—No le he dicho nada, pero por favor baja la vos.
—Sara acaba de romper conmigo, es todo culpa tuya!
—Yo no he hecho nada, la perdiste tu solo por tu mal genio... —al decir esas palabras alzó su puño y me golpeó de tal manera que fuí a dar al suelo.