Papá desastre

Capitulo 6

Un año y dos meses habían pasado desde aquel fatídico día en que Savanna firmó los papeles del divorcio. La vida, aunque difícil, había seguido su curso, y Savanna se encontraba en un punto completamente diferente al que jamás había imaginado. Trabajando desde su pequeño apartamento, la joven mujer atendía a sus clientes con una sonrisa en su rostro y un entusiasmo que había creído perdido.

Había conseguido un trabajo como agente de servicio al cliente en una empresa financiera. Aunque solo era una simple agente, este trabajo le había permitido alquilar un pequeño apartamento para ella y sus gemelos. Además, el empleo le proporcionaba un buen seguro médico y los medios para alimentar y cuidar de sus hijos sin tener que salir de casa.

La mañana comenzó con el suave murmullo de las risas de sus gemelos, Ethan y Emma, de ocho meses, quienes jugaban en un amplio corral en su pequeña habitación, mientras su madre se preparaba para comenzar su jornada laboral. Se sentó en su escritorio improvisado, una mesa que había convertido en su estación de trabajo, con su computadora y teléfono listos.

—¡Buenos días, señora Johnson! ¿En qué puedo ayudarla hoy? —dijo Savanna con voz alegre, contestando la primera llamada del día.

La conversación se desarrolló sin problemas, y la gratitud en la voz de la cliente al final de la llamada hizo que se sintiera realizada. Cada interacción con los clientes era una oportunidad para mostrar su empatía y habilidades de resolución de problemas, algo que había perfeccionado con el tiempo.

—Gracias por su ayuda, señorita Miller. Ha sido un placer hablar con usted —dijo la cliente antes de colgar.

Savanna sonrió, sintiéndose satisfecha con su trabajo. Aunque su vida había dado un giro inesperado, había encontrado una nueva fuente de felicidad y propósito en su empleo y en la crianza de sus hijos.

Entre llamadas, aprovechaba los momentos de tranquilidad para atender a Ethan y Emma, asegurándose de que estuvieran bien y alimentados. La televisión, con caricaturas y la música infantil de una pequeña bocina, le habían ayudado mucho con sus gemelos. Aquellos niños eran su mayor alegría y motivación. Sus risas y travesuras llenaban el apartamento de un amor y una energía que la impulsaban a seguir adelante.

La mañana transcurrió rápidamente, por lo que se tomó un pequeño descanso para preparar el almuerzo. Preparó algo rápido para ella y se sentó en el suelo junto a sus pequeños para darles su papilla de vegetales y especias.

Una hora más tarde regresó a su escritorio para continuar con su trabajo. Las llamadas seguían llegando, y ella las manejaba con la misma eficiencia y amabilidad.

—¡Buenas tardes! Mi nombre es Savanna, ¿en qué puedo ayudarla hoy?

Al otro lado de la línea, una voz temblorosa y algo agitada respondió.

—Hola, mi nombre es Elda Peterson. Tengo un problema con mi cuenta y no sé cómo pagar la mensualidad. No entiendo nada de esta tecnología moderna y me está causando mucho estrés.

—No se preocupe, señora Peterson. Estoy aquí para ayudarla. ¿Tiene acceso a una computadora o un teléfono inteligente?

—Sí, tengo una computadora que mi nieto me compró, pero apenas sé cómo usarla —respondió, un poco avergonzada.

—Está bien, vamos a resolverlo juntas. Primero, necesito que encienda su computadora y abra su navegador de internet. ¿Sabe cómo hacerlo?

—Sí, puedo hacer eso —dijo, y Savanna escuchó el sonido de la computadora encendiéndose.

—Perfecto. Ahora, quiero que en la barra de direcciones escriba el nombre del sitio web de nuestra empresa y presione enter.

Esperó pacientemente mientras la señora Peterson seguía sus instrucciones. Podía oír los leves sonidos de clics y teclas siendo presionadas.

—Está bien, ya estoy en el sitio web —dijo finalmente.

—Excelente. Ahora, busque la sección que dice 'Acceso a Cuenta' o 'Iniciar Sesión'. Debería estar en la parte superior derecha de la página.

—Lo veo. ¿Y ahora?

—Haga clic allí y luego ingrese su nombre de usuario y contraseña. Si no recuerda su contraseña, también podemos ayudarla a restablecerla.

Hubo un breve momento de silencio, seguido por un suspiro de alivio.

—Creo que lo logré. Estoy en mi cuenta.

—¡Muy bien! —dijo Savanna con entusiasmo—. Ahora, busque la opción que dice 'Realizar Pago' o algo similar. Haga clic allí y siga las instrucciones para ingresar la información de su tarjeta de crédito o cuenta bancaria.

Savanna escuchó atentamente mientras la señora seguía sus indicaciones. Tras unos minutos, la voz al otro lado de la línea sonó más tranquila.

—¡Lo hice! Pude realizar el pago. No puedo creer que lo haya conseguido.

La joven madre sonrió, sintiéndose feliz.

—¡Felicidades, señora Peterson! Sabía que podía hacerlo. Si alguna vez tiene algún otro problema o necesita ayuda con algo, no dude en llamarnos nuevamente.

—Muchas gracias, joven. Ha sido muy paciente y amable. No sé qué habría hecho sin su ayuda.

—Es un placer ayudarla, señora Peterson. Que tenga un excelente día.

—Gracias, querida. Usted también.

Colgó el teléfono con una sonrisa en el rostro. Ayudar a personas como la señora Peterson era una de las cosas que más disfrutaba de su trabajo. Sabía que, aunque solo era una agente de servicio al cliente, podía marcar una diferencia real en la vida de las personas.

Miró a sus gemelos, que jugaban tranquilos en el suelo, y sintió una profunda satisfacción. Estaba construyendo una vida para ellos, una vida en la que podía estar presente y brindarles el amor y el cuidado que necesitaban.

(...)

Christopher llegó a la casa de su infancia después de haber pasado un año y dos meses en Europa. Su madre, elegantemente vestida, lo recibió con una sonrisa cálida y un abrazo firme. Su padre, igualmente elegante, lo saludó con un apretón de manos y una mirada de orgullo.

—¡Mi hijo querido, bienvenido a casa! —exclamó su madre, mientras lo conducía hacia la lujosa cena de bienvenida que habían preparado en su honor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.