Papa Noel mamá necesita un esposo

Un encuentro inolvidable

Leo habia llegado a su ciudad natal hacía 6 años que se habia ido justo después de que  nació su amado sobrino Adri, él y su hermana Adriana eran muy unidos, sin embargo, las obligaciones de sus empresas lo habían hecho viajar constantemente por lo que se perdía las navidades y ver crecer a su sobrino pues aunque lo veía por videollamada no era lo mismo procuraba cada navidad y cumpleaños enviar regalos para minimizar la añoranza y llenar el vacío de su ausencia.

 

No obstante su vida habia dado un gran giro cuando estuvo a punto de morir unas semanas atrás al recibir erróneamente unos exámenes que afirmaban tenían cáncer y le quedaban seis meses de vida.

 

Habia estado sintiéndose mal y acudió al médico pero en una confusión de nombres habia terminado con su archivo enredado en esa situacion.

 

Cuando se enteró de la noticia se fue a su casa observo todo y se dio cuenta de que no tenía nada más que mucho dinero y lujos a su alrededor.

 

¿Era eso felicidad?

 

Leo Santiler aseguraba que no lo era la felicidad va más haya que cosas materiales, esta se completa de momentos, personas, amor, amistad y unión.

 

Tenía 32 años y se sentía como anciano solo tenía algún que otro encuentro de una noche con chicas lindas, sin embargo, no habia tenido una relación estable desde inicios en la universidad hacía más de una década.

 

Después de darse cuenta de que su vida se estaba consumiendo en trabajo decidió luchar y al regresar a repetirse los exámenes le informaron la situacion.

 

Estaba sumamente agradecido por una nueva oportunidad por lo que decidió dejar de trabajar tanto sus empresas le pertenecían en un 40 % un amigo tenía lo mismo que él y él restó dividido en dos socios más por lo que le pidió a este cambiar de puestos por un tiempo para encargarse de asuntos personales los cuales eran conseguir una linda chica para formar una familia y poder tener hijos.

 

—A lo mejor y te encuentro en este pequeño lugar  —murmuro para sí mismo.

 

Adriana esperaba a Leo hacía para la tarde, pero se habia retrasado el vuelo porque no estaba cuando él llegó a la ciudad igual le dijeron que estarían de compras y él decidió ir a comprar algunos regalos que le faltaban.

...

 

Noah se habia sentado en la banca a comerse el caramelo que le habia regalado el hombre extraño algunas lágrimas se deslizaban por su rostro estaba muy asustado.

 

Carrie se dio cuenta de que Noah no estaba con ellos hacia una media hora y estaban llorando mientras lo buscaba por todos lados el sitio era muy grande y tenía gran angustia de que alguien se lo hubiera llevado a la fuerza.

 

Varios empleados ayudaban en la búsqueda aun así era sumamente difícil debido a la gran multitud y su corta estatura.

 

Mientras Leo compraba algunas cosas Noah lloraba y Carrie ya desesperada empezó a correr empujaba las personas haciéndolas aun lado cuando de repente choco con una persona que venía cargada de cosas ambos cayeron ella sobre él haciéndolo reír al recordar lo que le habia salido en una galleta de la fortuna minutos atrás.

 

"Sigue por este mismo camino y encontrarás lo que andas buscando"

 

—Eres tú —susurró embobado, su mirada se contrajo al verla llorando. 

Ambos se pusieron de pie.

 

—¿Por qué una chica tan hermosa está  llorando? —cuestiono.

 

— He perdido a mi bebe si mi Noah no aparece me moriré —espresso antes de salir corriendo dejando caer su teléfono movil el cual Leo recogió con una gran sonrisa miro la pantalla admirándola en una foto con un niño rubio de unos 2 años.

 

—Ahora si te podré encontrar y traes regalo y todo  —penso al recordar que dijo que tenía un bebe lo más probable que ese niño fuera su hijo.

 

No le importaba en absoluto no vislumbro ningún anillo en su dedo sin contar que ningún hombre estaba a su lado por lo que  podía estar tranquilo d e  que era soltera.

 

Linda, joven y soltera.

 

Luego de recoger sus cosas siguió el mismo camino habia estado llamando a  su hermana sin éxito por lo que iría al ferrocarril a tomar un tren para llegar a su casa.

 

Su auto junto a sus cosas ya habían llegado o al menos eso suponía, bajo las escaleras con lentitud cuando su corazón dio un diminuto sobresalto al escuchar un suave llanto.

 

Se acercó al lugar donde provenía cuando observó un pequeño rubio abrazando sus piernas con su cabeza hacía bajo y llorando con suavidad.

 

—Hey campeón  ¿qué sucede? ¿Dónde están tus padres?  —trato de interrogar al niño, Noah levanto la cabeza viendo al hombre, su corazón también se sobresaltó al verlo aunque no sabía a qué se debía.

 

—Yo...no tengo... papa... me perdí —lo miro con un poco de pena antes de abrirle los brazos para alzarlo y así pudiera observar a algún conocido.

 

—Soy Leo ¿cuál es tu nombre? —le hizo conversación se le parecía mucho a la hermosa mujer de un rato atrás de esta manera que cuando vise dio cuenta la renuencia del niño a responder o ir a sus brazos le mostró el movil haciéndolo mirar la imagen.

 

—Eres Noah y tu madre esta muy preocupa —le contó haciéndole ponerse de pie.

 

—¿Qué haces con el teléfono de mi mami? — lo observo de arriba a abajo era grande y sería un buen papá penso emocionado.

 

— ¿Tú serás el esposo que le pedí para navidad, aunque aún falta mucho cierto?—Leo sonrió al darse cuenta de que si habia tenido suerte.

 

—Tú pediste un esposo para tu madre a papá Noel —hablo entre risas el mayor.

 

—Yo deseo tener un papá porque si y mamá necesita un esposo por eso lo pedí y ¿qué pediste tú? —le interrogo tomando su mano con confianza.




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