¡Un enigma!
Eso es lo que eras y sin lugar a dudas yo te quería resolver, pero no sabía como acercarme y mi cabeza empezaba a formular miles de tontos e infantiles planes.
El profesor me dio la respuesta cuando me asigno la misma banca que la tuya.
«La ultima a la izquierda» fue la única indicacion que recibí y sin embargo me hizo tan feliz.
Pero mi felicidad no duro mucho, pues tu fria mirada al llegar al pupitre supo como opacarla.