CARTA
Querido A:
Estaba rota. Lo sabías. Te conté cada cosa de mí, y solo minimizabas lo que sentía.
Te obsequié mis pedazos, quería sanarte, no quería que estuvieras mal, no me importaba salir destrozada si al menos así iba a construirte a tí. ¿De que sirvió destrozarme?
Algo que nunca te conté fueron esas tres veces que estaba completamente decidida de irme de este mundo, nunca lo intenté, mi cordura volvía a tiempo.
Pero estar sentada en el precipicio donde mi único pensamiento eras tú repitiéndome lo poco que valía, lo poco que importaba lo que sentía.
Me dejé depender de tí ¡Que horrible!
Atentamente:
Una estúpida chica.