CARTA 30
Querido A:
Ya voy en la carta número treinta, espero que vuelvas para que leas cada una de ellas.
Para que cuando me preguntes el porqué de mi indiferencia, mires todo lo que he pasado por tí, mires en que mierda me dejaste hundida.
Me dejaste en depresión, ¿Te parece bonito?
Porque para mí no lo fue, ataques de pánico en cada momento, marcas en mis muñecas, quedé en los huesos gracias a tí. Bueno, gracias a ambos, porque yo no hice nada para evitar caer, aún sabiendo lo mucho que dolería, lo hice, lo hice por tí.
Atentamente:
Una estúpida chica.