Para protegerte.

Capítulo 2.

Salieron de aquél lugar tan rápido como pudieron, Giselle al estar conmocionada por lo que acababa de vivir, dejó que Luxor la llevará consigo sin ordenarle una ruta fija.

De todas maneras, ya estaba en blanco, la Corporación Sovifen era su única posibilidad de encontrar a su padre y ahora, estaba más confundida que el principio. No perdió el tiempo en siquiera considerar que las palabras del científico fueran ciertas. Ella confiaba en su padre y nada la haría dejar de hacerlo.

Llegaron a un viejo edificio abandonado, la hora de demolición estaba fija para después de la puesta de sol. Entraron sin vacilar y la puerta metálica se cerró detrás de ambos con un fuerte chirrido.

Adentro la oscuridad tomó el protagonismo. El androide guio a su ama por unas crujientes escaleras de emergencia hasta llegar a la elegante terraza, que se encontraba levemente cubierta por material transparente aparentemente indestructible.

En ese momento su mente se había aclarado lo suficiente como para interrogar al robot con recelo.

―¿Por qué lo atacaste? ―cuestionó―, la primera ley te impide hacerle daño a los humanos.

El tardo segundos más de lo normal en responder, cosa que fomentó su sospecha.

―Usted estaba en peligro y mi prioridad es protegerla, señorita.

Giselle tragó saliva y recordó que su padre lo había creado, sin embargo le costaba trabajo definir hasta qué punto el androide era capaz de defenderla.

―¿Quieres decir, que matarías por mí? ―arriesgó con voz temblorosa―, ¿mi padre modificó las 3 leyes en ti?

―No es necesario asesinar, un poco de sedante basta -rodeó Luxor.

―Pero en caso de que no bastara, ¿matarías? ―preguntó la chica y retrocedió lentamente a la planta artificial más cercana de la terraza.

―Si fuera exclusivamente la única solución para protegerla, sin dudarlo, señorita.

La boca de Giselle formó una O perfecta y sus ojos se abrieron como platos mientras tropezaba, Luxor la sostuvo de la cintura justo antes de tocar al suelo.

―Mi padre modificó las tres leyes en ti ―repitió en voz apenas audible.

―La hizo más personalizada ―acotó y comenzó a narrarlas― 1.- Luxor no debe hacer daño a Giselle Farrugia o, por su inacción, dejar que Giselle Farrugia sufra daño. 2.-Luxor debe obedecer las órdenes que le son dadas por Giselle Farrugia, excepto cuando están en oposición con la primera ley. 3.-Luxor debe proteger su propia existencia, siempre y cuando esta protección no esté en conflicto con la primera o segunda leyes.

Giselle conmocionada e incrédula lo miró con horror. ―Esto está mal, es un delito sumamente grave. Mi papá es un hombre recto, ¿qué lo llevaría a hacer algo así?

Recordó las palabras de Abdul, tu padre recibía propuestas de trabajo por parte de los Ziros. Se le revolvió el estómago y sintió ganas de vomitar.

―Él quería protegerla, señorita

―¿De qué? ¿De qué nos escondemos aquí? ―cuestionó, desesperada por respuestas.

―De todo, señorita.

Giselle puso los ojos en blanco y se alejó de él. Al acercarse al extremo de la terraza, frente al enorme vidrio, observó a una perfecta y pacífica cuidad, ¿qué peligro podría correr en la república más pacífica del continente?

Tiempo después, comió con la insistencia del androide y pasó las horas siguientes buscando cualquier pista en la red de noticias de televisión.

Cuando finalmente encontró algo de su interés, toda su piel se le puso chinita por un escalofrío que le congeló hasta los huesos.

"Recientes informes nos confirman que el grupo delictivo del continente Noreste, denominado los Ziros, ha tomado otra distribuidora robótica más, mediante ataques terroristas. Los hechos se llevaron a cabo el pasado martes, en la república Cobeo. Afortunadamente los ataques se han manifestado en los extremos del continente, los especialistas aseguran que no tendremos problemas en la República PS, el centro de nuestro querido continente y en caso de que los tuviéramos, nuestro brillante equipo de defensa no permitiría ni que lo notáramos. Que tengan muy buenos días"

Se sintió desfallecer, sin embargo no tuvo tiempo de esto pues por algún motivo giró su cabeza al extremo inferior de la terraza y visualizó un punto rojo acercándose a ella con gran rapidez desde el otro lado del vidrio. No se movió, la imagen la había hipnotizado, de pronto aquél punto rompió el cristal y explotó en mil pedazos.

Se escuchó el sonido del cristal al romperse, seguido de un estallido brutal. La detonación la dejó sin audición por un momento, una vez que salió de su aturdimiento intentó gritar sin siquiera escuchar su propia voz. El lugar permanecía relativamente entero, pero con la protección destruida, cubierto de humo y atrás de ellos se veía una aeronave negra.

Ingresó una serie de personas con trajes grises y pasamontañas sobrecargados de elementos extraños. Giselle se arrinconó mientras la acorralaban sin decir palabra alguna.

Pidió a gritos ayuda a Luxor pero él no acudía a su rescate, uno de los hombres la sujetó de los brazos y la jaló hacia ellos, su mediana fuerza no era capaz de contrarrestar el poder de la persona que sin esfuerzo la arrastraba a la nueva entrada brutalmente creada.

Comenzó a exasperarse, le molestó de gran manera el hecho de no poder defenderse.

―¡Suéltame cabron! ―repetía entre bramidos.

Aquélla persona se molestó por la agresividad inofensiva de la chica y la soltó para arremeter un fuerte golpe sobre su delicada cara.

Al contrario de lo que la misma Giselle hubiera imaginado, esto no sirvió más que para levantarse y devolverle el golpe.

Aturdida y conmocionada ante lo que sus ojos estaban presenciando, quedó paralizada. Aquél hombre a quien recién había golpeado, acababa de ser disuelto en el aire. Cada una de sus partículas se desintegró y desaparecieron dejando simplemente un rastro de olor a quemado.

Atónita en su lugar, no pudo hacer nada cuando los demás hombres la sedaron.



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En el texto hay: amistad, proteccion, robots y humanos

Editado: 07.07.2020

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