Para siempre o mejor dicho mientras dure

PRÓLOGO

Aquellas lágrimas caían por sus mejillas demostrando cuanto le afectaba la presencia del pelinegro, podía huir nuevamente, ignorar la presencia de aquella persona que tanto la había lastimado, esquivar el tema con sus amigos, alejarse de todos con el fin de no contestar preguntas, hundirse nuevamente en ese poso sin fondo del que acababa de salir, rodeada de tristeza, melancolía que la habían llevado a odiarse a sí misma.

Ambos estaban a cinco pasos del otro, mirándose fijamente, olvidándose de todo a su alrededor, el lugar, el tiempo, las personas, sólo ellos dos...y el gran secreto de la castaña.

Él soltó un suspiro dando un paso más para acercarse más a ella, la tomó de la barbilla mirándola directamente a los ojos, esos mismos que se demostraban llenos de vida y felicidad, eran ahora opacados por lágrimas y dolor. La máscara había caído, las emociones salieron al flote. ¿Cuánto había sufrido? Nadie lo sabía.

-¿Por qué...?- preguntó el pelinegro sintiendo un nudo incómodo en la garganta.

-Por que soy un monstruo, uno que nesecitaba ser amado, uno que quería que lo viesen de la manera más especial, no con lástima, no con la misma mirada que tú...me estás dando ahora.


Él soltó una risa amarga mientras tomaba las manos de la castaña y besaba sus nudillos delicadamente. ¿Mirarla con lástima? Se preguntaba, ¿Hasta que punto había sido afectada como para creer, que todo el mundo la veía de esa manera?

 



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En el texto hay: traumas, autoestima, despedidas

Editado: 07.12.2020

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