-¡No sé si te gusta más ser un príncipe o un caballero -Suelto sin darme cuenta, todo por el calor del momento. Toparnos siempre termina en una acalorada discusión. Le veo cuadrar los hombros y alizar una arruga imaginaria en su camisa. Evita mirar en mi dirección y en su lugar mira para todos lados.
-¿Cuál es la diferencia? -Pregunta y yo no puedo dejar de pensar ¡Está de broma! ¿Cómo puede hacer ese tipo de preguntas? No se me pasa lo tense que suena su voz con cierto dejo de molestia. Me preparo para responderle.
-El príncipe espera que lo atiendan, en cambio el caballero lo hace y no le da miedo ensuciarse. -No sabía si estaba en cuanto las palabras salieron de mi boca ¿Habré hecho bien en hablarle tal como lo hice? A decir verdad ¡Su cara que puso con lo que le dije, valdría cada centavo en mi cartera! El cual no es mucho, para el caso.
-Según tú soy un príncipe ¿Es tu manera decirme que soy un mimado? -En cuanto lo dice suena calmado y no furioso como esperaba que estuviera. Sus hombros se encogen y respira hondo y en cuanto su mirada conecta con la mía puedo ver que luce afectado y es demasiado para mí verle de esa forma. Es más fácil pensar que es un ser frío y sin sentimientos. -¿Cuál de los dos te gusta más? -Su pregunta me ha sacado de balance y me resulta tan personal. No solo fue la pregunta sino la manera en la que está mirando y como se va acercando un paso a la vez.
-Yo prefiero al caballero, el príncipe se las da de sangre azul, cuando lo único azul es su traje. El caballero es más real y mucho más auténtico. -Termino con una sonrisa y él en cambio tiene el ceño fruncido. Me giro dispuesta a marcharme pero me detengo para agregar algo más y lo volteo a ver - En todo caso si, si eres un mimado pero ¿Podría culparte de ello? Tú no tienes la culpa de nada, para eso fuiste criado para ser el heredero, condenado a estar estirando la mano y obtener todo lo que quieras sin esfuerzo alguno ¡Las cosas son como deben de ser! -Con eso retomo el camino en dirección a las habitaciones.
-¡Si yo soy un mimado! ¿Eso donde te deja a ti? -Lo escucho decir justo tras de mí. No tengo que pensar una respuesta.
-En la vida real, una en donde los que damos los consejos somos unos hipócritas porque pertenezco a la clase de personas que al igual que tú, nacemos para un solo fin ¡Casarnos y hacer la vida de nuestra familia económicamente feliz! -Aún con la carrera siento que esas simples palabras han puesto un gran peso en mí, tanto que estaba gustando olvidarlo. Palabras que se sintieron como un balde de agua fría.
-¡Una vida demasiado lamentable! -Escucho que grita en la distancia. No paro, si lo hago haré lo que llevo tanto tiempo queriendo hacer y no me puedo permitir ser tan débil.
¡Besarle sería una locura…!
#31254 en Otros
#10008 en Relatos cortos
#47345 en Novela romántica
#7654 en Chick lit
Editado: 07.06.2020