La luz del sol golpeaba la gran metrópolis de Terra Nova. El crepúsculo, como era habitual, llegaba tarde en la zona gracias a las distintivas planicies del desierto que rodeaba el hogar de los humanos, por lo que la luz del sol parecía durar más de lo habitual para ellos, algo que los hacía sentirse seguros.
No obstante, eso no era impedimento para que las cosas malas, las amenazas, salieran de sus escondites a penas la luz se volviera anaranjada.
–¡Necesito refuerzos! Escuadrón América 102, habla Efraín Guzmán. Requiero refuerzos sobre la avenida Valeria de Paiva 500. Una entidad oscura no identificable escapa por la zona. Es rápida y peligrosa. Repito: Es rápida y peligrosa –pedía un miembro de la Parvada roja por medio de un radio de mano. El sujeto corría junto con otras tres personas de la organización tras un ente oscuro vaporoso que volaba frente a ellos, mismo que poseía grandes garras, una cabeza sin cabello de cuello delgado y ojos brillantes color verde. El ser no poseía piernas, sólo dorso, de donde despedía sombras que parecían ayudarle a sostenerse en el aire.
–Afirmativo. Habla Hernán. Escuadrón América 103 en camino con cuatro elementos. Interceptaremos en el cruce con avenida Angela Restrepo 100 –respondió a Efraín desde el otro lado de la radio, seguido de otro.
–Afirmativo. Aquí Diana. Escuadrón América 098 en camino con tres elementos. Vamos por Valeria de Paiva 600. Estaremos en unos minutos en el cruce.
–Muy bien. Atentos al enemigo. Posee largas garras y es capaz de dormir a los oponentes. Traten de no pelear cuerpo a cuerpo –explicó Efraín, quien ya parecía estar cerca de su objetivo a diferencia de sus demás camaradas que iban detrás de él–. Ahora sí, mamahuevo. –El miembro de la PR alzó su mano con la palma apuntando a la criatura, disparada una bala de aura de ésta que el ser fácil pudo evadir, llamada su atención al hombre, por lo que pronto se dio la vuelta en el aire y se lanzó hacia su atacante para regresarle el favor. –¡Ven, imbécil!
Las uñas del ser sombrío crecieron de manera desproporcional y estuvieron a punto de darle a Efraín, mismo que le apuntaba para disparar una vez más en su contra.
La sombra lanzó un zarpazo y el humano una bala de aura. La segunda golpeó antes a la sombra y provocó que las garras sólo rosaran al hombre, quien recibió el mínimo daño, empujado el monstruo apenas un par de metros hacia atrás, molesto por lo hecho y listo para lanzar otro embate. Fue entonces que los miembros del escuadrón de Efraín se alinearon con él y lanzaron más balas de aura, atinadas apenas dos de éstas que terminaron por espantar al ser sombrío.
–¡Qué no escape! ¡Disparen!
–¡Cálmate, Efra! No eres nuestro jefe –dijo uno de los patrulleros antes de ir tras la sombra, cosa que molestó al hombre, mas no pudo hacer otra cosa más que correr tras ellos.
En el cruce de la avenida Angela Restrepo, el escuadrón 103 ya estaba listo para interceptar al monstruo, por lo que aquel tomó altura en favor de evitarlos. Para su sorpresa, una red cargada con electricidad ya había sido colocada por otros miembros de la PR, misma contra la que chocó y lo hizo caer al suelo gracias a la electricidad que lo dañó de forma severa.
–¡Disparen! –gritó Efraín, algo que molestó a sus compañeros. Todos procedieron a arremeter contra la sombra, y las balas dieron en el blanco, hasta que llegó el escuadrón 098, pues Diana poseía una enorme bazuca con la que apuntó a la sombra y consiguió disparar un proyectil que dio justo en el blanco, generada una gran nube de polvo y escombro alrededor del objetivo.
–¿Se acabó? –preguntó una joven del escuadrón 102, a la expectativa de alguna reacción por parte de la criatura dentro de la cortina gris.
–Parece que… –Antes de poder terminar de decir eso, las garras de la sombra salieron de la nube y atravesaron al hombre de la PR, atravesado su dorso por dichas extremidades. Esto fue seguido de más ataques similares, evadidos la mayoría por el equipo, hasta que, el escombro se despejó y de aquel emergió la sombra con múltiples brazos, elevada por encima de todos, lista para atacar.
–¡DISPAREN! –gritó Efraín, lanzadas balas de aura y misiles hacia el enemigo. Éste esquivó todo y lanzó un aura negra a su alrededor, cosa que envolvió a la mayoría de los patrulleros, provocado que cayeran dormidos de inmediato–. ¡Maldita sea! No dejen que se acerque a los dormidos. –Justo al decir eso, la criatura bajó hasta donde está Diana y parecía que estaba a punto de absorberle su energía vital, pero luego la sombra reacciona, levanta la mirada y es golpeada de llano por una enorme arma oscura que destella un aura blanca, un fenómeno difícil de explicar.
El golpe hace volar lejos al enemigo y parece dañarlo mucho, por lo que levanta la mirada y nota que la cosa que la arroyó desapareció, aunque la persona que usó dicha en su contra estaba frente a éste.
Joseph, vestido con su gabardina de combate, caminaba estoico y presuncioso hacia la sombra, pasados de largos los inconscientes, agotados y/o heridos miembros de la PR, sin que aquel les viera, a pesar que estos no le quitaban sus ojos de encima.
–Parece ser que tenemos un nuevo criminal en las calles. Don’t be shady, Darling. Aún hay mucha luz donde puedes pararte –expresó el hombre de piel morena y ojos negros, listo para luchar.
La sombra, al notar la situación y ver a Joseph, decidió elevarse y huir a toda velocidad, cosa que hizo reír a su nuevo oponente.
–Nunca la dejan fácil. –Dicho eso, las piernas del hombre al igual que sus manos, comenzaron a ser rodeadas del mismo material del que estaba hecha el arma con la que atacó a la sombra. Esa energía oscura, irradiante de luz blanca, cubrió por completo el cuerpo del hombre y, sin dificultad alguna, Joseph corrió a una velocidad tal que alcanzó en un parpadeo a la sombra, luego saltó para estar a su altura y ponerse a su lado. –Necesitas aprender a escapar. Ir en línea recta no es una opción muy practica que digamos –expresó el humano cerca del enemigo, sorprendido aquel al verlo en su forma nuevo.