Paralelo [pasajeros #4]

Capítulo 35

James dejó atrás el resentimiento de culpa, y por un lado, ya no sentía tanto peso sobre sus hombros. Había sido honesto, y ahora todos sabían que la verdadera razón de la muerte de Jim, semanas atrás, se debió al disparo que él efectuó para detener a Ben. Una jugada muy sucia por parte de él, por cierto. Sin embargo, ahora cargaba con la tristeza de haber escuchado a Luna decir esas palabras. ¿Volvería a verla? No lo sabía. Ni siquiera sabía si lograrían sobrevivir al asalto final.

—Aquí estamos —dijo Aurora.

Habían llegado a la playa. Por un momento, James se distrajo ante la situación, e ignoró el hecho de que estaban en la misma playa donde, semanas atrás, habían escuchado la voz de Ben entre los arbustos, y Dylan tuvo que salvarle el cuello al Pasajero por las grandes olas que embestían sus arenas. El submarino debería estar cerca.

—¡Qué gusto que se hayan tenido la molestia de pasar a visitarnos! —Dylan salía entre la maleza, seguido por Bill.

—¿Cuál es el plan? —mientras más distraído estuviese, mejor resultarían las cosas y  James no pensaría en su hermana.

—Thiago debe seguir enfadado con nosotros, por haberle partido la nariz aquél día. Supongo que entraremos a la fuerza —explicó Dylan—. Su submarino sigue debajo del agua, lo que quisiera saber es…

Un disparo quebró el aire, y todos se tumbaron al suelo, buscando el lugar de donde provenía. No pareció muy lejano. Quizás cien metros.

—Los hombres de Patrick —soltó Dianne.

—Hablando de él —se bufó Bill—. Está con nosotros.

—¿QUÉ? —soltó Allori, mirándolo—. ¿Mi hermano está con…?

—En realidad está con Liam y Selina —intervino Dylan, levantándose con sumo cuidado y mirando hacia la jungla con atención—. Hemos estado hablando con él. Está de nuestro bando ahora.

—No sé porque no lo creo —murmuró Max—. ¿Podemos… ya saben, hacer lo que tenemos que hacer?

—¡AHÍ ESTÁN! 

Una gran ráfaga de balas golpeó parte de la playa, levantando grandes capas de polvo, y obligando de nueva cuenta al grupo a tirarse al suelo. 

—¡Tenemos que apresurarnos! 

—Vayan ustedes —Bill se levantó y comenzó a correr hacia la jungla.

Era entendible aquél movimiento. Bill no formaba parte de ninguna línea dimensional. El Triángulo los había sacado a Owen y a él, por ende, podrían no sufrir daños físicos por armas comunes. 

—Suban al submarino —terció Aurora, mientras Bill comenzaba a enfrentarse a los hombres de Ben—. ¡RÁPIDO! 

Dylan y Max asintieron, y mientras se movían a toda velocidad, junto con Han, a las aguas, James miró a Dianne.

—Ve con ellos, los apoyaré desde aquí —dijo.

James se quitó la mochila de la espalda, y se la tendió. En su interior tenía algunas pistolas, que le había dado Chase, así como granadas de portal y algunos cartuchos llenos.

—No vayas a fallar.

Se levantó, le dio un beso en la frente, y se dio la vuelta con rapidez. Al momento de correr, sintió las olas de agua helada golpeando su cuerpo, y segundos después, se sumergió justo por donde había visto por última vez a Han. 

Al momento de abrir los ojos bajo el agua, pudo visualizar el submarino, y los cuerpos moviéndose de sus amigos, que no le llevaban tanta ventaja como había creído. En cuanto llegaron al caso, Han y él se encargaron de abrir una de sus compuertas para entrar en el interior. Se trataba de una cámara donde el agua se filtraría una vez que cerraran la trampilla y presionaran el botón correspondiente. Todo ello les llevó quince segundos más, y Max soltó un quejido al momento de inhalar de nuevo.

—¡No me dijeron que era un submarino francés! 

—¿Dónde estará Thiago? —preguntó James.

Dylan abrió su mochila y les pasó armas a los demás.

—¡Nunca había usado una! 

—No es difícil —indicó Han—. Apuntas, disparas, es igual que en los videojuegos.

—¡EN HALO NO VAS A UNA ISLA DONDE HAY TODO TIPO DE CRIATURAS QUERIENDO MATARTE! 

—¡Shh! —los calló Dylan—. Creo que Thiago no está aquí.

James lideró al grupo, siendo seguido por Han, que estaba atento a cualquier cosa que pudiese ocurrir, con Max en medio, y finalmente, Dylan cerrando la formación, apuntando con la escopeta de energía a las zonas donde la linterna de Han no alcanzaba a alumbrar.

—¿En serio le dispararíamos a Thiago? 

—Si Thiago decide estar del lado de Ben, la pregunta se responde sola —terció James—. ¿Dónde está el motor?

Han se abrió paso a través del pasillo principal del submarino, y se detuvo frente a unas escaleras que daban camino al piso inferior y al superior.

—Bien… es un submarino Surcouf —murmuró Han—. Los motores deben estar en la sala de máquinas. Ahora debemos saber dónde esta…

Un zarpazo rasgó el aire, y James fue lo suficientemente rápido para empujar a Max y a Han antes de que pudiera salir herido alguien. En cuanto el coreano alzó la linterna, pudieron ver a Thiago fuera de control, con los ojos negros en su totalidad, y la camisa rasgada con un rasguño lo bastante profundo.

—¡Claro, tenía que ser una trampa! —Dylan alzó la escopeta y lo golpeó en su rostro con la culata—. ¡James, Max, busquen la sala de máquinas! Han y yo lo distraeremos…

James no necesitó que lo repitieran. Si Thiago había sido rasguñado por Pandora, y dejado por Ben como una trampa para ellos, sería mejor apresurarse a encontrar el mecanismo que se convertiría en su bomba antes de que Ben supiera que se encontraban ahí.

—¡ANDANDO!

Jaló a Max del hombro, y corrieron por el pasillo rumbo a las escaleras. Al momento de tomar hacia abajo, James alumbró con una segunda linterna y corrió por el pasillo, desesperadamente, en búsqueda de la sala de máquinas.

—¿Cómo es? —preguntó en voz alta.

—¿El qué? —soltó Max.

—¡La sala de máquinas!

—¡Viejo, es la primera vez que estoy en un submarino! 




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