Paralelos

Capitulo II: Cobardía contra coraje

Las clases del instituto eran una vez a la semana, precisamente los miércoles, allá por las ocho de la tarde. Lacer dejó de ver a las tareas como una carga, su interés se hallaba depositado en su compañera. Ahora ni le rondaba por la mente la idea de faltar. Durante la clase, cruzar miradas lo ilusionaba bastante. Generaba fantasías donde ella le hablaba o se le declaraba. Sin embargo, dichas representaciones no perduraban demasiado, debido a que tenía baja autoestima, su cuerpo no le complacía. A pesar de ello, la perseverancia que poseía, siempre lo ayudaba a salir de un ciclo de decaimiento.

Después de un par de clases, sin animarse a hablarle, de camino a casa luego del taller, tarde por la noche, iba revisando el celular en sus redes sociales. Entre las sugerencias de Facebook, apareció la foto de una joven con algunos filtros que hacían algo difuso el perfil. Por curiosidad, entró y revisó entre sus publicaciones, había memes y fotos de ella. Él asombro fue inconmensurable, una alegría se apoderó del cuerpo y alma del muchacho. Esa cuenta que revisaba si correspondía a su compañera. Apresuró el paso y comenzó a caminar más rápido para llegar a casa.

- No lo puedo creer. – Murmuró, sonriendo por la calle. – Se llama Ruby Myers. – “Es hermosa”, pensó.

Al llegar a casa, saludó a todos en su familia, y se internó en su habitación. Acostado en cama, no paraba de pensar en cómo hablarle por allí, ya que en la realidad no se animaba. El miedo a hablarle era irracional, o quizás no, dada la etapa que atraviesa, la adolescencia. Además, algo se le dificultaba, en todas las escuelas e instituciones en la que hizo primaria, y actualmente secundaria, sus compañeros eran hombres, por ende, nunca pudo hablar con chicas de su edad. “¿Y si le parezco tonto?”, pensó. El joven no tenía idea de cómo interactuar con ella sin parecerle alguien torpe o estúpido, considerándose a él mismo como tal.

Un debate interno se desató en su cabeza. Pidió consejos a su pequeño grupo de amigos, los cuales, le recomendaron que para empezar debía mandarle una solicitud. También, agregaron: “La vida es una sola, solo será un no en el peor de los casos”. Tras leído esos mensajes, le envió sin dudar ni pestañear. Pero una vez presionado el botón, se atemorizó. Durante el resto de la noche, no dejo de pensar acerca del asunto.

- No debí hacer eso. – Mostraba total arrepentimiento. Luego de sobre pensar, terminó durmiéndose como a las dos de la mañana.

Al despertar a las siete de la mañana, revisó el celular con muchas ansias. Pero no había señales de que aceptara su solicitud.

- Es muy temprano, debe ser eso. - Intentó no desesperarse por una respuesta de una solicitud que apenas si había mandado esa noche. Jean se vistió con el uniforme escolar, y tomó la mochila para ir a clases.

De esta manera, transcurrieron las horas y el día en general. Llegada la tarde, sus ánimos bajaron gradualmente. Acompañaba su rutina con canciones lentas y tristes para combinar el momento. Llegó a pensar que era feo, pero descartaba tal idea porque no tenía una foto de perfil como tal en sus redes, sino una imagen de un pingüino con sombrero. “¿Seré raro?”, se preguntó a sí mismo.

- Tal vez, no acepta solicitudes a extraños. – Se dijo a sí mismo.

Durante la noche, al momento de cenar con su familia, su celular vibró fuera de lo habitual. Jean lo agarró con las esperanzas ya perdidas, y contempló el cumplimiento de su deseo.

- No puedo creer que me aceptara. – La sonrisa en su rostro era inevitable. Por ocultárselo a sus padres, corrió de la cocina al baño para apreciar dicha notificación.

A pesar de que esto significaba una victoria para Lacer, los nervios persistían. Ahora, estos se generaban debido a que al día siguiente tocaba clases de idiomas, y la vería allí. Si bien no poseía foto de perfil, Ruby podría identificarlo por su nombre al ser mencionado por la profesora en algún momento. No tomaban asistencia, pero el joven temía que, si era nombrado durante un ejercicio, ella podría asociar el nombre con el perfil.

Los pensamientos rondaron su cabeza durante la mayor parte de la noche. No logró descansar correctamente, pero intentaría mantenerse despierto durante la clase de idiomas.

Al llegar y tomar asiento, espero nervioso. Los minutos pasaban, pero tras iniciar la clase, ella nunca llegó. Los nervios de Jean cesaron, pero una ligera tristeza lo acompañó, él quería verla. Sin embargo, una idea brotó. Ya que la vería dentro de una semana, era la oportunidad perfecta para escribirle un mensaje por Facebook al regresar a casa…

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- Esto no puede ser tan difícil... - Repetía múltiples veces esa frase, dentro de las cuatro paredes de su habitación.

Luego de dos días, agarró valor, y le escribió.

- Hola, ¿Cómo estás? – La forma simple, fue su opción a tomar.

Visaba su teléfono constantemente para ver si llegaba algún mensaje de ella. De tanto esperar, y tras pasado un día entero, revisó el chat. Allí, corroboró que su mensaje fue leído, pero nunca contestado por ella. Esto generó tristeza en Jean. Sin embargo, una vez perdido, decidió enviar un mensaje con un meme en relación al “visto” que dejo ella. Consideró que ya perdió, enviarle sería lo mismo. Esa fue su lógica. Abandonó en ese momento el celular por toda una tarde para no quedarse pensando en cosas malas. Quería distraerse jugando un poco los videojuegos. Una vez agotado, tomó el celular para ver videos.



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En el texto hay: amor, amistad, vinculos

Editado: 20.09.2024

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