Parallel stories

Talvez adios.

No hace mucho de mi mudanza por razones que ya he dicho. México es lejano a mi hogar, pero aun así sentía esa necesidad imperiosa de alejarme de todo. Desde que me mude, mi vida fue siempre rutinaria: despertaba temprano para sentarme en silencio en la sala, bebía un vaso de agua, y me levantaba y volvía a sentarme luego de haberme hecho un desayudo de solo líquidos; hacía mis compras matutinas para luego caminar rumbo a mi trabajo permanente por el resto de mi vida, ¿Que trabajo? eso es algo que prefiero reservarme ya que no viene al caso.

Volví a casa tarde en la noche esperando solo entrar en mi habitación y descansar. Esa noche al apagar las luces y recostarme en la cama sentí una extraña sensación que hace mucho no sentía, soledad. Hace ya un tiempo que vivía lejos de todo y en absoluta soledad, ¿Por qué? muchos de mis recuerdos nacieron y permanecieron en mi antiguo hogar. Permanecía encerrado en mi habitación, así como siempre lo hice, aislándome de todo para no entablar comunicación con otras personas. Era Joven, así que aún seguía en la casa de mis padres (mejor dicho, de mi madre). Hacía mucho de que se habían separado por problemas que no cabe mencionar, más que no tuvo un final feliz.

No diría que durante todo el tiempo en que él no estuvo hubo calma, ni que fuera la raíz de todos los problemas, pero si un causante de muchos malos días y, ahora, recuerdos. ¿qué recuerdos? Bueno, demasiados para lo que pudiera soportar. Mucho de mí nace de los problemas y de no saber cómo enfrentar dichos asuntos, ni como seguir a lo largo de lo que siga y se presente en mí futuro o mi presente.

Recuerdo un di en particular en el cual el llegó a casa, sin avisar ya que así funcionan las cosas desde que se marchó. Tenía el cuerpo cubierto de heridas desconocidas, muy expuestas y sin tratar, algunas tan profundas que si no hubieran cicatrizado parcialmente habría perdido la conciencia por una hemorragia. Vino a buscar ayuda al único lugar en podría encontrar refugió, pero a su vez era el sitio en donde había producido tantos males.

Lo recibieron hostilmente como era de esperarse y, además de eso, recibió amenazas de llamar a las autoridades para que vengan por él. Esto último fue lo que se llevó a cabo, ya que él no pensaba marcharse. No tenía otras opciones, sus heridas eran demasiado grabes y, de todas formas, ya no tenía nada que perder. Permaneció sentado en el suelo afuera de la casa en el interior del patio delantero, a unos cuantos metros del portón verde musgo.

Pasó un buen rato, y no faltaba mucho para que los agentes arribaran en la casa, solo era cuestión de tiempo para que llegasen.

Lo había observado por la ventana de mi habitación, su sangre seguía corriendo por su ropa, lento pero continuo. Sabía que muchas de las cosas que habían sucedido eran y fueron por su causa, pero, aun así, algo en mí quería ayudarlo. Tome mi abrigo, algunas gasas y un poco de alcohol para, al menos, detener el sangrado. Salí lentamente por la puerta delantera, no cruzamos miradas al inicio y así era mejor, prefería solo hacer lo que había venido a hacer y retirarme otra vez. Tenia dos cortes en ambos brazos, y algunos en la espalda, tan amplios que casi cubrían la mayor parte. Quien sabe en donde se habría metido o donde ha estado, pero algo era seguro, en ese lugar tampoco prescindían de él.

Había tardado demasiado en llegar, así que tuve poco tiempo para tratar de curarlo y limpiar la mayor parte de la zona dañada. Avance en una gran parte de las heridas, pero no iba a ser suficiente. A las afueras de la casa, se iba deteniendo una patrulla oscura y de ella salieron varios agentes de negra vestimenta que entraban de a uno en uno a mi hogar. Lo tomaron por los brazos y lo levantaron de un tirón. No opuso resistencia en ningún momento. Siguió avanzando sin mirar atrás hasta el ultimo instante en que freno en el umbral del portón de metal, observo hacía donde me encontraba y no hizo ni un intento por hacer o decir más. Aquella mirada, llena de tristeza y arrepentimiento dijo más que cualquier cosa que pudiera haber dicho o hecho en ese instante.

No volví a saber de él, talvez ya no se encontraba con vida o talvez si, pero no iba saberlo ya. Parte de mí quisiera saber de su paradero, pero, por otro lado, un viejo rencor se apoderaba de mi mente. Aquella indecisión hizo que pasara lo que pasara, y si la vida así lo quería, solo nos veríamos en tanto por alguna razón tuviera que pasar y nada más.

***

Adiós talvez a las personas, pero no ya a mis recuerdos de ellas. Mi mente acumulo recuerdos capaces de manchas muchas páginas. No doy final a las cosas, mi mente siempre reinicia los procesos y modifica las circunstancias y si así lo quiere estas páginas seguirán fluyendo.

-Escribí unas ultimas líneas y me fui a la cama una vez más. Una noche de recuerdos es más que suficiente para agotar a una persona.



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En el texto hay: relatos de la vida, relatos reales, relatoscortos

Editado: 24.04.2023

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