Tuve un sueño extraño o al menos espero que haya sido uno. Por una u otra razón me había enterado, no hace mucho, que uno de mis amigos había muerto repentinamente. Tenía la misma edad que yo, siendo él mayor por unos cuantos días de diferencia. En su momento no pude evitar sentir una gran tristeza, no solíamos hablar mucho, pero era una persona particular en tanto a lo que a personalidad se refiere. Algo en él lo hacía entrañable.
Al saber de él y de su triste final recordé varios momentos, una gran parte fueron algunos que no recordaba o ya me había olvidado hace mucho. Al dejar todo atrás, mis recuerdos también se volvieron difusos, pero este golpe de realidad los trajo de vuelta y tan lucidos como cuando ocurrieron.
En ese sueño, luego de haberme enterado, empaque algunas cosas en uno de los bolsos de viaje que guardaba por encima del armario de mi habitación y emprendí un viaje hacía mi antiguo hogar por fuera del país en el que ahora me encontraba. Fue un largo viaje en avión tras del cual no tengo mucho que decir, ya que me he dormido durante todo el vuelo pegado a la ventanilla. Llegue temprano por la mañana y mi nostalgia se vio opacada por aquellos cambios que se notaban a simple vista, del cual el más notorio era que ya nadie vivía allí. Tantos años de historia en un lugar que ya ahora no era habitado. Este ya era un contenedor de recuerdos del que fui parte en algún momento, un frasco de luciérnagas marchitas por el tiempo.
Siempre me pregunte si algunos de mis familiares habrían notado mi ausencia o tan solo siguieron con sus vidas sin pensar en el hecho en sí. Me pregunto si seguirían vivos algunos de ellos o si ya nadie se mantendría en pie. Talvez solo habrían abandonado el lugar y se fueron cada uno por su camino. A esta altura, todo era posible.
Traje conmigo una copia de la llave de la que nunca me deshice por alguna razón, lo más probable es que me haya olvida o tan solo pensaba regresar en alguna oportunidad, quien sabe. Abrí la puerta y para mi sorpresa todo seguía igual a cuando me marche: los muebles de madera simples; el suelo mal recubierto de losas cuarteadas; tantas cosas podría decir, pero nunca fui muy bueno con las descripciones, aunque podría dar dos detalles más y uno de ellos sería el espejo de madera tallada, recuerdo de mi abuela, puesto en la pared blanca manchada por los años y la humedad de la cocina. El segundo detalle lo halle en tanto entre a mi vieja habitación, justo al lado de la puerta principal. Todo ahí se mantuvo en su lugar, desde los muebles hechos a mano con madera reciclada, hasta las cuatro camas en donde descansábamos todos juntos con mi familia cuando era más joven. Sobre una de las camas, por alguna razón que desconozco, habría una gran caja de cartón sellada cuidadosamente. Al verla pensé en ignorarla, pero algo en ella me decía que no lo haga, que era importante abrirla de inmediato. A pesar de ese extraño presentimiento, solo procedí a observar una ultima mi hogar y salir de la habitación lentamente. Al pasar el umbral de la puerta vi reflejar en el espejo de la cocina una extraña figura que provenía del interior de la habitación, su figura era humana, pero no era algo que yo pudiera reconocer, más aun sabiendo que la primera vez que había ingresado al lugar no había nadie. Voltee temeroso a observar aquella figura que había aparecido justo en el interior de la habitación, pero para mi sorpresa, esa figura ya no era desconocida para mí, porque a pesar de los años no podría olvidar a esa persona, era mi amigo quien había muerto y ahora se encontraba en el interior de mi vieja casa. No lograba entender aquella situación, pero esto a mi entender sigue siendo un sueño del que espero despertar pronto.
Aunque fuera un sueño no podía dejar de preguntarme «¿por qué podía verlo? ¿por qué se hallaba en mi vieja casa?» tantas preguntas posibles, pero el silencio fue la mejor respuesta que pude darme.
De pie junto a la gran caja y con su mano derecha apoyada en ella, él me observaba con una sonrisa en su rostro, al parecer le agradaba mi presencia e incluso a mi igual, más allá de la extraña situación en la que me encontraba. Después de un largo silencio él comenzó a hablar. Me conto sobre aquella caja en la cual estarían sus más grandes pertenecías: algunos libros, unos diarios, y unos cuantos aparatos dañados por los años. Dijo que me la había enviado unos cuantos días antes de su deceso para que yo pudiera recuperar parte de las memorias que se encontraban ocultas en aquellos dispositivos dañados. Él sabía qué hace mucho tiempo yo solía reparar este tipo de cosas, pero la falta de practica me había vuelvo un tanto tosco en el asunto.
Callo durante unos instantes para abrir la caja y alcanzarme dos objetos que en ella se encontraban: uno era una grabadora antigua con un casete en su interior; por otro lado, me dio una libreta de apuntes, en la cual siempre “escribía en momentos de tranquilidad”. Tras este gesto, prometí recuperar sus memorias y transcribir todo lo que allí contenía para mantener su recuerdo.
Sonrió un instante más y luego emprendió camino hacia la puerta de la habitación y de ahí, hacía la salida de la casa. Antes de que hiciera esto ultimo me anime a decir:
- Que lastima que te hayas ido, pero acaso ¿sabes el porqué de tu muerte?
Freno un instante sin mirar atrás para solo responder:
-Talvez no lo sepas, pero tuve algunos problemas…
***
La alarma de la mañana se oyó claro en la oscuridad, eran las 8am, hora de ir rumbo hacía en trabajo. Tarde un poco en levantarme de la cama pensando mucho en aquel sueño, si es que lo fue.