Cómo comenzar este:
¿Sabes lo que vale un día? ¿el peso de una hora? ¿la caída constante de las agujas del reloj sobre tus espaldas? ¿Qué debes preguntarte todas las noches antes de irte a dormir?
Preguntas, preguntas y más preguntas. A veces todo se resuelve en acciones de quién sabe quién, o sobre lo que hagamos para resolver las cosas. Pienso mucho, eso lo debo haber repetido mucho y por lo que escribo quizá demasiado. Todo sigue un patrón de igual manera: un ciclo constante de autosabotaje, de errores repetidos y de conductas anti felicidad. Quizá lo último no exista, pero pensarlo tampoco va a hacer que se borre eso de la mente. y ¿Para qué pensamos? No pienso entrometerme en debates filosóficos, solo quiero expresar lo que de mi mente sale una vez más.
Escribí cartas a quién lo necesite, y primeramente esto es más para mí qué para quién pueda leerlo. Preferiría que esto quede guardado en un cajón, juntando polvo y humedad a tal punto que no se reconozca lo que se dice, ni lo que se intentaba expresar en estas ideas revueltas y condimentadas con anís y menta.
Pierdo la cordura sobre la almohada, y mi insomnio se incrementa recordando momentos pasados que no puedo cambiar aunque quisiera. ¿Por qué no exprese todo lo que pasó en estos años? Quizá lo haga si salgo de debajo de las sabanas y prendo la luz, ya que de todas formas el sueño no volverá a mí como tantas otras noches.
Carta sin remitente, cartas sin destino. Dudo de que ayuden a alguien, pero si por alguna razón algo de lo que acá se pueda expresar se asemeja a algo que también transita en tu mente, al menos servirá para decir que hay un compañero en la soledad y a la distancia de estas palabras que durarán lo que tengan que durar