Parallel stories: World Peanut

Segunda parte: detrás del espejo.

14 de noviembre

 

Aquella mañana, luego de retirar aquel cuadro malicioso, no pude evitar deslumbrarme por aquella silueta que se formaba en la pared. Siempre pensé, desde que vivía en este lugar, que aquellas figuras que se formaban en el papel tapiz que recorría mi habitación, no eran más que líneas paralelas que solo funcionaban como decoración, incluso las que rodeaban el marco de madera del retrato de mi abuelo.

Al quitar todo ello se veía el umbral de una puerta a medio cubrir. Quien hubiese colocado aquel cuadro quiso ocultar lo que se encontraba más allá de este.

Tengo mucho que contarte, y poco tiempo para hacerlo, Me abandonaron en una ciudad extraña, un pueblo a las lejanías de toda vida, o eso creí... En mi primer día en este lugar, perdí todas mis esperanzas de encontrar otro ser viviente, pero sin tan sólo eso hubiese sido verdad, creó que todo hubiera sido diferente.

Quien quiera que sea, quien cuente esta historia me tomaran por un loco, aun hasta cuando lo que digo, es real.

La curiosidad siempre fue más fuerte que yo y esa fue la razón por la cual estoy al borde del delirio. buscar aquellas cosas que pudieran traerme dudas, aun sabiendo que mi vida este en riesgo. Si ignoraba aquel sentimiento no estaría al borde de la muerte.

- ¡No podre resistir demasiado! - me decía a mí mismo una y otra vez, como si esperara una respuesta de alguna parte.

Donde estaba, quien sabe. Cada rincón de este lugar me aterraba. No solo porque no lo reconocía, sino porque una extraña presencia merodeaba a mis alrededores, un ser deplorable que apenas dejaba verse a las lejanías. Una figura oscura, recubierta por una piel rojiza y parda cual cascara coriácea; sus brazos se veían como tallos ramificados, o como brazos completamente desnutridos, faltos de masa y musculo, tiesos como ramas erectas desde un árbol. Aquella figura retorcida formaba reloj de arena, o talvez solo era yo contando mis horas antes de perder la poca cordura que aún conservaba. Marcaba sus huellas en la fría noche, en busca de sangre y sudor de quien se antepusiera en su camino. El no perdona, y ni es esperado, Peanut llega y se va con tu vida.

No seré la excepción, y cuento con mucho tiempo, soy quien yace del otro lado, quien observa desde las penumbras en el umbral de un cuadro vacío, mirando mis últimos momentos desde una cama de hospital, y mi otro yo acechado por una bestia que devora hasta la piel de los huesos. No hay final para mi historia, sino un testimonio de mi desdicha.



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En el texto hay: misterio, suspenso, terror psicolgico

Editado: 30.09.2021

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