Tardes casuales.

Son las 4 de la madrugada y aún sigo despierta pensando y preguntándome porque me dueles si se supone eras solo otro más de la lista, un pasatiempo, así como yo lo era para ti, tal vez sea por qué me encariñé contigo, le tome cariño a cada uno de tus besos, a cada una de tus caricias, a pesar de que todos y cada uno de ellos era por simple deseo, algunas veces por despecho de tu parte y aunque quiera fingir que no me gustó estar contigo, a tu lado pude ser como realmente era, no sería capaz de negarlo, disfrute cada tarde casual de aquel maldito otoño en dónde empezó todo, éramos dos adolescentes inmaduros que no medían las consecuencias de lo que estaban apunto de hacer, ahora tú estás detrás de alguien más, ya perdiste interés en mi y no te culpo ambos acordamos que sería secreto, que no habría sentimientos de por medio, quédate tranquilo que yo me ocuparé de aquel doloroso cariño, no te molestaré, me convertiré en una sombra más de tu pasado, así que solo puedo decir que...

Se acabaron aquellas tardes casuales