Partes recovecas del órgano latente

II

Be era reservada con su vida familiar y personal, se mantendría firme en su misión por lo contrario terminaría enamorándose de Malik, sabía bien que estaba jugando con fuego pues es muchacho era un magnifico hombre que si él lo deseaba podría tirar de un beso la gran pared que ella había construido para proteger su corazón y su misión “llevarse el dinero” no resultaría.

Como era de esperarse Malik desposó a Belisa quien aceptó victoriosa; era cuestión de tiempo para irse y hacer de su vida lo que mejor le conviniera, segura estaba que su plan era lo mejor que había hecho en su miserable vida.

Malik en cambió luchaba con el viento polar de su querida Be, él estaba enamorado de cada una de las imperfecciones de su mujer y estaba dispuesto a hacer de ella su fortaleza, su cimiento en todo momento. Una mala decisión que descubriría tarde o temprano. Pronto comenzó a conquistarla, ahora era su esposa y pasaba más tiempo con ella, así empezó su cortejo, esta vez la seduciría hasta entrar en lo más profundo de su mente, le demostraría que él podía ser el hombre de su vida. Qué importaba el abandono de su padre cuando aún era una niña, dejándola con una mujer adicta y sumergida en el abismo pasional de cada una de sus aventuras con cualquier persona que poseyera un falo. Malik quería ser capaz de borrar la imagen dañada de los hombres en Be. Y ahora que tenía oportunidad de hacerlo lo aprovecharía a cada momento.

 Había algo en esa mujer voluptuosa que despertaba en él sus más candentes y lascivos pensamientos. Y cada vez que ella movía sus caderas despertaba en él una sensación de hormigueo en su virilidad. Su mujer lo apasionaba, ella era un misterio complicado y él un Sherlock Holmes que no tardaría en descubrir aquel enigma. Mientras que Be trataba de aparentar su amor por su marido —no puedo amar mi trabajo—, se repetía mentalmente una y otra vez para apaciguar la chispa que sentía dentro puesto que sabía lo que ocurriría y no iba a disponer del insipiente y disminuido amor por Malik que aumentaba a pasos agigantados. Be se daba cuenta del esfuerzo e intentos que hacía por conquistarla ¿Sería capaz de conquistar el corazón envenenado de su mujer? ¿Sería ella capaz de dejar su misión y su rencor por los hombres para dar paso a su amor por Malik? No, sabía bien ella que solo una cosa buscaban lo hombres y aún más los varones de la gama de Malik, que tenían lo que deseaban tan solo con chasquear sus dedos, sería dura de conquistar es más no la iba a conquistar pero era ella a quien le gustaba jugar con fuego, como si se tratase de una niña que acaba de descubrir algo brillante y caliente, —no debes jugar con fuego, niña— escuchaba la indiferente voz de su madre en su mente y dentro de su oído. Qué importaba ahora, ya estaba dentro del fuego y ardía.

— ¿Qué es el amor?— se preguntó Be delante del espejo de su recamara, acariciando el collar de puzzle  de diamante que le había regalado Malik por su quinto aniversario de casados. —Se dice que cuando amas a alguien ese alguien se convierte en parte de ti. — eran las palabras exactas que Malik le había dicho cuando le entregó el envoltorio extraído de su pantalón. Era quizás el amor los desayunos a la cama, o esa forma que Malik tenía de mirarla que la hacía sentir lo más bello del lugar, o esa manera de abrazarla por la noche o quizás era ese beso en la frente antes de marcharse al trabajo.  En todo caso, qué podría ser el amor para una mujer que jamás lo había conocido. Cohibida por sus pensamientos se preguntaba si — ¿podría amar a un alma de tal exquisitez?— Ahora se sentía culpable de jugar con Malik, porque precisamente su pasión y gusto por él habían aumentado, era un volcán a punto de estallar, su cuerpo y alma le demandaban entregarse a los sentimientos que por cinco años había restringido y encerrado con llave en ático de su corazón.

Belisa estaba enamorada, había tardado en hacerlo pero al fin lo estaba, había decidido ser valiente, dejar las inseguridades de su pasado a un lado para por fin entregarse a la gloria del amor que le entregaba Malik. La noche llegó como él a su hogar; una fiera lo esperaba, una que desbordaba de pasión y lujuria, que quería sentirse aún más amada, más deseada y que al fin se dejaría seducir por su sensual marido que, pronto se dejó llevar por su instinto más primitivo.Quién pensaría que un hombre lleno de humildad y sencillez sería también un buen amante capaz de otorgar placer a cada molécula de la anatomía de su mujer. Si ella estaba lista él también lo estaba; sucumbidos por la ola de estímulos que habían creado por el frenesí de sus sentimientos. — ¿Sería el remedio para su envenenado corazón?— se preguntaba, escuchando los latidos de Malik sobre su pecho descubierto, no quería destruir lo que ya habían construido, sentía remordimiento por sus pensamientos perversos y miedo del cómo reaccionaría su esposo, jamás estaría segura.




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