Pasado en los corazones

.2.

17 años atrás

Mi madre me había hecho dos trenzas recogiendo mi espesa melena color chocolate, llevaba mi vestido de flores favorito era color crema y tenía tulipanes rojos en la parte inferior de la falda, me encantaba combinarlos con mis zapatos de charol y unas horquillas también de color rojo.

Nos dirigíamos a la iglesia como todos los domingos, con apenas cinco años recién cumplidos la iglesia me parecía como estar en un palacio, sus paredes altas y sus techos aún más, las vidrieras de las ventanas me parecía del color del arcoíris y los cuadros de los santos me hacían imaginarme millones historias sobre sus vidas, para mi todos eran caballeros de brillantes armaduras o príncipes azules.

Me senté en medio de mis dos padres en la primera fila, llegamos de los primeros así que mientras esperaba que comenzara la misa me distraje mirando cada detalle del palacio, escuchaba de fondo a mi madre conversar con mi padre sobre la reunión de desayuno que comenzaría al terminar el sermón del pastor.

Recuerdo todos y cada unos de los desayunos post iglesia, el olor de las pastas recién horneadas cortesía de la pastelería del pueblo y los vasos de leche fresca que te dejaban un gracioso bigote cada vez que te los tomabas, los recuerdo todos y cada uno de los desayunos pero este siempre se quedará marcado en mi interior.

La iglesia se fue llenando hasta los topes, mi madre me dio la mano y me indicó que me levantara para saludar al pastor, el hombre saludó a todo el mundo y comenzó con su sermón como cada domingo hacia, el padre Joseph siempre fue el pastor del pueblo, todo el mundo le tenía un especial cariño, era una de esas personas que irradiaban luz propia. El hombre dio su sermón de dos horas y para una niña de cinco años la última media hora había sido criminal, demasiado tiempo sentada para una niña tan movida.

Cuando por fin salimos a la entrada de la iglesia varías mujeres estaban comenzando a preparar el desayuno mientras los hombres colocaban las mesas y las sillas, mamá me indicó que me fuera con los demás niños, yo los observé y sentí verdadero terror nada más pensar que tendría que hablar con ellos, decidí que sería mejor ir hacia el lado izquierdo del porche de la iglesia para mirar las flores que ya empezaban a florecer por la primavera, pase mi dedo por los tallos de las flores hasta acariciar los pétalos de las mini margaritas que estaban floreciendo, escuchaba a la gente de fondo charlar pero para mi lo único que importaba eran esas flores, algo me hacía sentirme identificada con ellas eran tan frágiles pero tan especiales...

De repente la flor fue arrebatada de mis manos.

Vi como cada mini pétalo blanco caía al suelo y posteriormente un pie destruía el resto de la flor contra la acera, unas carcajadas acompañaron esa acción, levante los ojos y me topé con un niño, sabía quién era porque ya lo había visto varias veces en la escuela, era Michael Jones el niño malo, era dos años más mayor que yo así que solo lo había visto en el patio del recreo pero sabía que su pasatiempo favorito era molestar a los otros niños yo había podio sobrevivir a él desde que tenía tres años y empecé las clases pero se ve que la suerte me había abandonado.

-Emory es una niña tonta *carcajadas*

Michael no iba solo, su grupo de amigos lo acompañaba y habían decidido que ese día yo iba a ser su entretenimiento así que comenzaron a corear un niña tonta mientras arrancaban una a una las flores del césped.

Las lágrimas se me agolparon en los ojos, no eran causadas por el insulto de mis compañeros la tristeza procedía del acto tan cruel que estaba cometiendo, para mi esas flores eran mis amigas y las estaban asesinando así que justo cuando me procedía salir corriendo a refugiarme en las faldas de mi madre choqué contra un cuerpo, era más grande que el mío y parecía fuerte.

Levante la vista y vi a un chico más alto que yo, con unos ojos color turquesa acompañados de unas pestañas largas negras al igual que su pelo, era un niño mayor que jamás había visto así que me apresuré rápido en apartarme de él pensando que quizás ese niño también vendría a burlarse de mi. Para mi sorpresa el niño me agarró de la mano y me colocó rápidamente detrás de él donde una niña rubia de ojos verdes se escondía también, la niña parecía de mi edad así que su cuerpo y el mío eran más o menos de las misma constitución y pudimos refugiarnos juntas tras el chico, la niña me pasó un brazo por los hombros e intento tranquilizarme.

-¿Os creéis muy graciosos por burlaros de una niña pequeña?

El chico de ojos turquesa hablo, tenía una voz dura para su edad pero se notaba ese deje de inocencia causada por su corta edad, Michael y sus amigos pararon de arrancar flores y lo contemplaron, yo no podía ver muy bien que sucedía ya que estaba detrás del chico pero oí una risa amarga salir de la garganta de Michael.

-Vaya vaya que tenemos aquí...carne fresca.

Juraría que esa frase la debió escuchar de alguna de las películas que debía ver su abuelo porque ese lenguaje no era muy común para un niño de siete años, mi escudo humano se tensó y colocó su cuerpo en una postura que hizo parecer que su cuerpo era de un tamaño mayor.

-Pensé que mi primera pelea sería el lunes en la escuela pero creo que se a adelantado .

El chico dio un paso al frente y cerró sus manos en forma de puño, vi como Michael hizo el mismo gesto y justo cuando la pelea iba a comenzar una voz proveniente de la entrada de la iglesia pronunció mi nombre.

-Emory cielo ven a comer algo *la voz de mi madre se acercaba*

Todo el mundo empezó a dispersarse Michael y sus amigos se fueron hacia la entrada dando la vuelta por la parte de atrás del recinto y el chico acompañado de la niña se separaron un poco de mí pero sin terminar de separarse.

-Emory cielo sabes que no me gusta que te vayas tú so.... *mamá calló*




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