Pasado en los corazones

.3.

Una canción de un grupo de los ochenta suena a través de la radio.

Holland berrea la letra mientras yo sigo perdida en mis pensamientos intentando imaginar cómo será volver a ver a la chica que fue mi mejor amiga.

Jane siempre había sido mi persona favorita en Charlestón y ahora se me hace tan incomodo tener que verla de nuevo.

Durante el tiempo en el que estuve en el Ben Lippen School en el sur de Carolina pensé en escribirle alguna carta cuando todo se calmó un poco pero ese dolor que sentía me lo impidió y después el orgullo se hizo paso, pensé que si ella no había querido contactar conmigo yo tampoco debía hacerlo. Luego apareció Helen una chica que se convirtió en mi nueva mejor amiga aunque fuéramos como la noche y el día, ella era una chica adinerada rebelde que sus padres habían mandado al internado como castigo todo lo contrario a mi ya que fui yo la que lucho y estudio al máximo para poder conseguir una beca y entrar en esa escuela.

La primera vez que vi a Helen me sorprendió su cabello lo llevaba rubio con mechas rosas y azules parecía que un unicornio le había vomitado en el pelo, recuerdo que pasaron varios meses hasta que intercambiamos mas que unas pocas palabras, pero todavía no consigo explicarme porque le caí en gracia y me acogió bajo su ala protegiéndome de todos los demás chicos pijos y me convertido prácticamente en lo que soy ahora, me enseño a valorarme y a ser una mujer dura. Al principio pensé que Helen era una chica rica más, pero luego fui descubriendo que los pijos también tienen problemas, tenia que convivir con un padre adúltero y una madre adicta a los antidepresivos, nos convertimos en el salvavidas de la otra.

-Prima ya estamos llegando, ¿Quieres que vayamos a casa o prefieres visitar a tus padres primero?

Visitar a mis padres, que manera más cómica de referirse a ir a visitar su tumba al cementerio, agradezco la delicadeza de mi prima pero creo que ya va siendo hora de que me trate como una adulta.

-Holland se que mis padres están muertos puedes decir la palabra cementerio ya no soy una cría.

El gesto de mi prima se contrae, quizás he sido demasiado dura pero este tipo de situaciones son el motivo por el que decidí marcharme de mi pueblo natal, la gente sentía lastima por la pobre huerfanita Emory, me cansé de que allí donde fuera recibiera caras de lastima y susurros a mis espaldas.

-Tienes razón pero deberías pensar que quizás no eres a la única que le afecto la muerte de tus padres.

Sé que tiene razón, eran sus tíos al fin y al cabo a ella también debió dolerle su pérdida pero jamas sabrá lo que es perder a toda tu familia en una misma noche.

Holland para el coche justo enfrente de la antigua casa de mi abuela a debido interpretar mi respuesta como una negativa, me apetecía hablar con mis padres pero será mejor que primero deshaga mis malestar y me de una ducha, llevo demasiado tiempo volando me siento sucia y bastante agotada.

Cojo aire durante unos segundos y lo expulsó así repetidas veces, creo que estoy apunto de hiperventilar , no sé si estoy preparada para volver a hundirme en mi pasado, ni siquiera he sido capaz de levantar la cabeza para mirar la ventana desde que sabía que nos acercábamos.

Holland da unos golpecitos en mi ventana, ella ya está fuera del coche y me espera con una de mis maletas en la mano, ni siquiera la he escuchado salir y eso me preocupa debo llevar más de tres minutos encerrada en el coche como una niña asustada y para nada quiero ser así, ya soy una mujer y debo plantarle cara a la vida y si la vida me planta cara a mi le daré un puñetazo.

Abro la puerta y lo primero que inunda mis fosas nasales es el olor tan característico de este lugar, parece extraño pero nunca he olido nada que se le asemeje, ese olor casi imperceptible a sal de las olas del mar, las flores de los puestos y cómo no olvidarnos del pan recién echo que proviene de la panadería de al lado de la casa.

Miro a todos lados fijándome en cada detalle, la avenida a la que salía a jugar con mis vecinos sigue igual, las aceras siguen igual de agrietadas dejando que la naturaleza se abra paso con esos pequeños hierbajos y las diminutas flores, las casas de los vecinos siguen igual salvo que alguna a cambiada de dueños.

La casa de la abuela sigue teniendo el mismo aspecto físico, la fachada celeste y el tejado con rojo teja, el jardín tiene los mismos árboles y continúa teniendo el banco balancín donde solía relajarme leyendo, el porche sigue igual con las macetas colgantes a las que tanto cariño tenía mi abuela, solía plantar distintas flores según su estado de ánimo.

Holland me espera sentada en las escaleras del porche mientras teclea algo en su teléfono, quizás esté hablando con su pareja no sé mucho de ella ni siquiera le he preguntado si tenía una, esto está siendo difícil pero si quiero tener una buena convivencia con ella debo intentar recuperar la relación y la confianza que teníamos cuando éramos niñas.

Voy hacia el maletero del coche familiar, el coche es bastante antiguo así que no sé muy bien cómo funciona el mecanismo para abrirlo, lucho un poco hasta que una mano aparece y presiona un botón que está debajo del logotipo de la marca del coche.

-Gracias Holl.... ¿Jane?

Me quedo completamente petrificada observando a la hermosa mujer que tengo a mi lado, la miro con total descaro de arriba a abajo varias veces analizando cada parte de su ser, parece que yo no soy la única que a cambiado su aspecto físico.

La que fue mi mejor amiga sigue teniendo esa cara de niña traviesa que tenía a los quince años, su larga melena color rubio a desaparecido lleva el pelo por los hombros y el rubio se a oscurecido un poco pero todavía conserva ese tono dorado, va vestida con un jersey y unos tejanos y para mi sorpresa usa unos zapatos planos, quién lo iba a decir, la chica amante de los zapatos de tacón y la ropa rosa a desaparecido dejando paso a una preciosa mujer.




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