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Observó la puerta que tengo frente a mi.

El blanco que la pinta está desgastado dejando entre ver su color madera natural.

Mi nombre con letras rosas sigue colgado en ella.

Pensé que después de siete años mi abuela o mi prima habrían utilizado esta habitación, Holland podría haber tenido su biblioteca de ensueño como deseaba cuando era niña y decidió mudarse con nuestra abuela en vez de seguir en un piso tan pequeño con sus padres, siempre dijo que se mudaba con nosotras porque la casa era más grande pero en el fondo siempre supe que el motivo real era estar conmigo tras la muerte de mis padres.

Estaba tan nerviosa con el reencuentro de Jane que subí tan apresuradamente que ni siquiera me planteé la idea de que en cuanto cruce esta puerta todo seguirá igual, todos los recuerdos vividos entre  estas cuatro paredes resurgirán de nuevo.

Agarro el picaporte con mi mano temblorosa.

Respiro varias veces hasta que me armo de valor es entrar aquí o bajar a charlar con mi ex mejor amiga, me quedo con la primera opción.

Lo primero que veo al entrar es el majestuoso ventanal con su respectivo banco en el que me solía sentar a leer por las tardes después del colegio o donde tantas veces me asome esperando a que él llegar...

Giro la mirada rápidamente ante ese recuerdo, las paredes siguen pintadas de color rosa pastel, sonrió al ver uno de los cuadros de mi madre colgando junto a mi tocador, todos los muebles son blancos al igual que mi cama. Me siento y noto como un olor familiar se instala en mis fosas nasales, Holland sigue utilizando el mismo suavizante que usaba nuestra abuela, el olor a lavanda me hormiguea la nariz.

Voy hacia mi armario donde todavía hay ropa que deje antes de marcharme, le dije a Holland que la tirara o que se la quedara ella pero veo que no me hizo caso, paso mi mano por las camisetas horteras de grupos de rock y por mis pantalones desgastados, esas camisetas son un gran contraste comparado con los vestidos de flores que tengo ahora en mi maleta.

Saco una por una y las pongo en la cama, una lágrima se desliza por mi mejilla cuando veo "la camiseta" fue la primera camiseta que me regaló, cuando fuimos a nuestro primer concierto.

Suelto la camiseta contra el suelo como si está quemara, me duele el pecho e intento bloquear las imagines que intentan instalarse en mi mente, no puedo permitir que se habrán paso de nuevo, cuando me marche hace siete años encerré todo en un cajón muy en el fondo de mi ser y aunque haya vuelto van a seguir ahí.

Voy hacia la estantería donde todavía están las novelas románticas que leía en mi adolescencia, los marcos de fotos vacíos donde estaban las fotos de mis padres, me giro para terminar mi inspección y veo el corcho de recuerdos.

En este corcho Jane y yo solíamos poner todas las cosas divertidas que nos pasaban, hay unas entradas del parque de atracciones, una tira de fotos del fotomatón donde se ve a la antigua Emory con su coleta baja y unas buenas gafas de pasta, también está la vieja Jane con su melena suelta y sus labios color carmesí, las dos salimos sonriendo y haciendo el tonto. También están nuestras pulseras de la amistad esas que hicimos en un campamento de verano cuando teníamos nueve con dos trozos de tela una violeta y otra rosa, en ellas está escrito en color dorado "amigas por siempre" que corto se nos hizo ese siempre.

Paso mi mano por la parte vacía donde antes había unas fotografías se que fotos son, las recuerdo perfectamente en mi mente y también recuerdo como las hice pedazos esa noche donde hice la maleta para marcharme tantos años atrás.

Todo me recuerda demasiado a mi antigua vida y conociéndome se que si no hago algo para remediarlo no podré pegar ojo, podría irme a dormir a la habitación de mis abuelos pero la verdad me da demasiado mal rollo así que solo queda intentar borrar todo lo posible el pasado de estas cuatro paredes.

Bajo a la cocina por suerte Jane ya se a marchado y Holland a debido salir porque no se escucha nada en toda la casa, perfecto para poder poner mis pensamientos en orden.

Busco un vaso en uno de los estantes de la cocina, todo sigue en su sitio así que es fácil de localizar, lo agarro para dejarlo en la isla de la cocina una vez con las manos libres me dirijo a la nevera como era de esperar hay una jarra de limonada rosa esperándome, mi prima no a sé a dejado ni un solo detalle.

De niña siempre me gustó la limonada rosa bueno más bien siempre me gustó todo lo que tenia un rosa en su nombre, galletas rosas, vestidos rosas, cepillos rosas y así con un largo etcétera. Ahora siendo adulta controlo mejor mi adición al rosa y así mientras me llevo el vaso a los labios una bombilla se ilumina en mi cerebro, soy una mujer adulta durmiendo en el cuarto de una adolescente la solución a todos mis problemas es la misma que hace un par de años...

La habitación tiene que tener un cambio de look igual al que tuvo la antigua Emory.

Agarro el bloc de notas que hay pegado en la nevera arranco una nota adhesiva y escribo en ella "voy a la ferretería. E." dejó la nota pegada al frigorífico y subo corriendo a mi habitación para agarrar mi bolso, entro apresuradamente sin fijarme en nada para evitar que los nervios vuelvan a instalarse en mi cuerpo y así evitar que me de un ataque de pánico.

Bajo las escaleras casi al trote, mi cuerpo está bastante cansado por el viaje pero debo hacer un esfuerzo para poder comenzar a solucionar mi problema, esta noche dormiré en uno de los sofás del salón o en una habitación de invitados porque no pienso entrar de nuevo ahí más bien no puedo entrar de nuevo ahí.

Me pongo mis deportivas que estaban guardadas en el armario zapatero de la entrada, mi mirada viaja hasta la sala de estar, veo más fotos encima de la chimenea, Holland y yo de niñas sujetando unos derretidos helados, mis padres con mis abuelos, Holland montando a caballo y de repente vuelvo a estar sin respiración.