Estiro mi mano para estrechársela pero esta queda atrapada cuando la señora Davis me estrecha contra su pecho, es un abrazo bastante incómodo así que yo solo me limito a darle un par de palmadas en la espalda. La señora Davis se separa de mi para mirarme de arriba abajo antes de darme un par de besos en las mejillas.
-Mírate Emory que mayor estás, que alta *me acaricia la mejilla*
-Gracias *digo avergonzada*
Me indica con una mano que tome asiento frente a ella, me siento en la silla y observó un poco el espacio para evitar hacer contacto visual con ella. Veo algunos diplomas colgados en las paredes, muchos libros sobre todo ya que la señora Davis a escrito bastantes sobre psicología infantil, por último destaca en la mesa una foto de Elián y Jane cuando eran pequeños.
El niño me sonríe desde la foto, sus preciosos ojos relucen de alegría y como no tiene su sonrisa juguetona dibujada en los labios, recuerdo el día que fue tomada esa foto.
El día en que nos conocimos
-Emory no sabes lo feliz que me hace tu vuelta
-Yo también estoy muy feliz de haber vuelto *miento*
Esto es una verdad a medias, me alegro de estar en casa de nuevo pero no es plan que le diga a la señora Davis que el único motivo que me incomoda es la presencia de su hijo. Ella no tiene culpa de lo que paso entre nosotros, al revés ella siempre se comportó muy bien conmigo, su familia y la mía eran inseparables y tras el fallecimiento de mis padres ella cuidó de mi.
-Bueno, como te informé por correo serás la tutora de tercero B y la profesora de naturales de todo el curso
Asiento mientras intento focalizar mi mirada en algún punto lejos de sus ojos, tiene la misma mirada que su hijo salvo que él tiene los ojos más turquesas, inevitablemente su mirada se instala en mi mente.
-Te he preparado varías cosas, primero tenemos que firmar el contrato y después te entregaré este sobre con toda la información que necesitarás para impartir tu materia. *vuelvo a asentir*
Me entrega unos papeles que leo al dedillo ya que como me enseñó mi padre siempre hay que leer la letra pequeña, por suerte todo está en orden así que firmo cada uno de los papeles y se los tiendo de nuevo a la señora Davis, percibo como acaricia mi mano intencionadamente, es raro volver a sentir cariño de parte de otras personas ya que desde hace mucho tiempo solo he tenido a Helen.
Nos despedimos con otro incómodo abrazo y guardo el sobre que me a entregado en el fondo del bolso, repaso otra vez los pasillos del colegio con una extraña sensación en el estómago, esto ya es real.
Voy a ser profesora en mi antiguo colegio.
Una vez dentro del coche agarro el teléfono móvil y me voy hacia las llamadas en marcación rápida donde solo tengo a Helen, tarda tres tonos en contestar.
-Zorraaaaa *dice gritando*
Aparto el teléfono de mi oreja.
-¿Como va todo por tu granja rural? *me rio*
-Helen ya te he dicho que esto es más una ciudad y que no he venido a cuidar vacas
Escucho como se ríe a través del teléfono, su risa se instala en mi corazón.
-Bueno zorri tienes que contarme todo ¿ya sabemos algo de E o de J?
Eliàn y Jane, Helen cree que por no decir su nombre entero me afectará menos pero ahí se equivoca.
-Pues a J la vi el primer día y la verdad fue bastante incómodo el reencuentro.
-Bueno Em tú tómatelo con calma y a las malas si no te adaptas puedes volver a casa conmigo.
-Si contigo y con tus cinco novios
-Cuatro... *susurra*
-Eso si que tienes que contármelo
Estamos más de media hora hablando sobre la ruptura de Helen con uno de sus novios, si mi mejor amiga tiene un novio para cada día de la semana, lo peor de todo es que ellos son conscientes pero uno de ellos mi segundo favorito Sean a decidido que le va la monogamia y pues mi amiga a tenido que cortar con él, no lo admitirá nunca pero yo sé que él era uno de sus favoritos.
Conduzco mientras tarareo otra canción de mi grupo favorito hasta que llego a la casa, veo que la puerta está abierta así que me apresuro en aparcar rápido la furgoneta, este siempre a sido un barrio tranquilo pero después de estar viviendo en Nueva York me he vuelto más desconfiada.
Cruzo la puerta y lo que menos esperaba encontrarme era a Jared manchado de pintura hasta las cejas.
-¿Que te ha pasado? *digo aguantando la risa*
Jared arquea una ceja y forma en su boca un intento de puchero.
-Vaya Emory yo que te creía una chica decente y te estás riendo de un pobre hombre sucio
Ante su comentario no puedo evitar soltar una carcajada tras otra, no se si es por él o porque estaba nerviosa de la entrevista pero no podía parar de reí, me dolía la barriga así que me apreté los dos brazos contra ella.
-Bueno yo pensaba un gracias Jared por pintarme la habitación y en cambio recibo un ataque de risa *dice intentado parecer ofendido*
Al escuchar eso paro de reír para mirarle a la cara, lo dice enserio por eso esta manchado de pintura.
Voy escaleras arriba como una exhalación para poder ver el cambio de imagen de mi habitación, los dos tonos que escogió el viejo Sam quedan preciosos y ya parece la habitación de una mujer adulta.
-¿Te gusta? *dice Jared tras de mi*
Me sobresalto un poco al escuchar su voz tan cerca de mi oreja así que tomo un poco de distancia entrando en la habitación, todo está tapado con sábanas solo se pueden ver las paredes que están pintadas en un tono gris con formas en blanco triangulares que quedan genial y le dan un toque muy moderno.
-No sabía que eras pintor *le digo a Jared*
-Y no lo soy, soy lo que se suele llamar como un hombre multiusos *me giro para quedar junto a el*
-¿Y se puede saber que le debo señor multiusos?
Es justo que después de la currada que se ha debido pegar yo le page algo de dinero además me a ahorrado a mi el trabajo, ni volviendo a nacer me podría haber quedado a mi asi de bien.