Pasado en los corazones

.16.

Tomo asiento en la camilla.

Gael entierra su cabeza en mi cuello dejándome todo un rastro de sangre a su paso, la toalla está empapada y mi camiseta también.

-Campeón yo también me aferraría al cuello de tu maestra pero necesito ver esa herida *dice Elián*

Se me eriza los bellos de los brazos al escuchar su comentario pero hago uso de todo el autocontrol que tengo en mi cuerpo.

-Vamos Gael deja que el doctor Davis te revise *acaricio la espalda del niño*

Noto como sus brazos se relajan en mi cuello y poco después dejan de sujetarlo, el niño hace contacto visual conmigo así que me fuerzo a dedicarle una sonrisa aunque por dentro esté aterrada al ver su rostro todo lleno de sangre.

-Florecilla si quieres salir yo me encargo *me dice Elián*

Como me conoce el capullo, el sabe que tengo miedo a la sangre desde el accidente de mis padres.

-Gracias estoy bien y por favor llámame señorita Miller *le digo fría*

Me armo de valor y hago contacto visual con el aunque en el pasado sus bonitos ojos hicieran que me temblaran las piernas ahora solo me recuerdan a la vez que fueron capaces de engañarme.

-Si es lo que quiere *dice serio*

Sé que le he herido con mi comentario, lo sé a ciencia cierta porque le conozco y sé cada una de sus expresiones y está era tontamente su cara de indiferencia fingida. Elián puede ser muy hermético cuando quiere, es muy difícil llegar hasta el fondo de sus pensamientos y sobre todo de sus sentimientos yo en algún momento pensé que había llegado pero para nada creo que solo llegue a rozar la superficie, en el mundo del fantástico Elián solo existe una cosa y es el mismo.

Una vez Gael ya se a soltado del todo lo bajo de mi regazo y lo siento justo a mi lado de la camilla, el niño agarra mi mano y yo sé la sujeto sin rechistar más bien soy yo la que necesito este apoyo en este momento.

-Campeón sujeta fuerte la mano de tu maestra porque lo que voy a hacer ahora puede que te duela un poquito * le dedica una sonrisa sincera*

Ni rastro queda del piercing que llevaba en su labio inferior cuando me marché, se lo hizo a los quince rozando los dieciséis un día que habíamos salido los dos solos en busca de discos antiguos en la ciudad.

Parece que va a proceder cuando se para y busca con la mirada a la enfermera al no verla la llama pegando un grito.

-Elsa!!! Elsa!!! Ven un momento a la consulta

El niño me mira buscando explicaciones pero yo estoy igual de perdida, pronto asoma una cabellera rubia por la puerta de la consulta continua a la nuestra.

-¿Necesitas algo señor Davis? *dice la rubia*

Veo como la rubia se lo come con la mirada y no puedo evitar una punzada de celos.

-Sujeta la mano de este niño por favor su maestra tiene que abandonar la consulta.

¿Perdón? Que yo debo abandonar la consulta, está loco si cree que yo voy a dejar al niño para que él pueda continuar filtreando con su enfermera cañón.

-No pienso abandonar a mi alumno *digo*

Elián me dedica una mirada fría que no me causa nada porque sé que es él intentando parecer inaccesible se equivoca, yo en el fondo sé que no es una máquina y que aunque le jode es tan mortal como cualquiera.

-Señorita Miller por favor abandone la consulta *dice esta vez más irritado*

-No pienso hacerlo señor Davis *imitó su tono irritado*

Elián suspira y después posa su mirada en el techo cómo intentado controlarse enfrente de nuestro público, se que está cabreado y esto puede acabar de dos formas una es en bronca y la otra en un beso pero la segunda está completamente rechazada.

-Mira Emory tú presencia hace que se me acelere el pulso y me tiemblen las manos y quiero poder suturar a tu alumno como es debido así que por favor....márchate.

Que bonitas sonaban esas palabras cuando las decía, que lástima que supiera que estaban igual de vacías que él.

Han pasado siete años y Elián cree que puede soltarme cuatro frases coquetas y que volveré a caer a sus pies, como se nota que no conoce a la nueva Emory, está no se va a dejar embaucar de nuevo por el chulo hermano mayor de su ex mejor amiga.

Por desgracia Elián no a sido el único chico malo en mi vida y a base de los años mi coraza anti chulos se a ido formando así que aunque noto las estúpidas mariposas en mi estomago voy a matarlas una a una.

Acaricio la mejilla de Gael antes de susurrarle al oído que voy a hablar con la directora para avisar a su familia, el niño asiente y deja que la enfermera le agarre de la mano.

-Gracias Florecilla *susurra Elián*

-Señorita Miller recuérdelo señor Davis.

Dicho eso le dedicó una gélida mirada copiando por completo la suya que solia dedicar a todo el mundo y abandonó la consulta con la cabeza bien alta.

Una vez en la sala de espera lleno mis pulmones de aire limpio ya que dentro de esa habitación el aire podía cortarse con un cuchillo a causa de la tensión.

Miro mi teléfono móvil tengo un mensaje de la señora Davis con un contacto en el que pone señora Robinson, deduzco que debe ser la madre de Gael así que me apresuro en presionar el botón de llamar.

Al tercer tono una voz dulce me responde algo preocupada.

-Hola ¿Quién es? *dice la mujer*

-Hola señora Robinson, soy Emory la nueva maestra de su hijo Gael *digo intentado sonar tranquila*

-No es por ser maleducada pero me pilla usted en el trabajo, ¿Qué necesita?

Allá voy....

-Mire no se preocupe pero su hijo a tenido un accidente en el recreo y se a hecho un herida en la frente, ahora mismo yo estoy con él en el médico

Escucho como la mujer ahoga un grito y segundos después empieza a acribillarme a preguntas, intento responder al máximo posibles pero nuestra conversación cesa cuando un cliente la llama para que le sirva más café.

Al verla tan estresada le propongo que yo misma puedo llevar a Gael hasta la cafetería donde trabaja ya que las horas de iniciación del curso han acabado.




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