Pasado en los corazones

.17.

La enferma rubia de ojos grandes me tiende una bolsa de papel, la miro confusa pero ella insiste en que la coja y después de dedicarme una mirada de pocos más amigos se da media vuelta para volver a la consulta.

Nada más abrir la bolsa una fragancia familiar se instala en mis fosas nasales, maldigo a mi cuerpo al reaccionar con tan solo el olor de una estúpida colonia, con las manos temblorosas saco una camiseta de dentro de la bolsa. Se a quien pertenece la camiseta pero aún así la observo atentamente, obviamente iba a ser una camiseta básica negra sello de identidad de Elián, desde que lo conozco jamás lo he visto utilizar estampados o colores alegres, es un chico bastante básico a la hora de vestir lo más arriesgado eran sus camisetas de grupos de rock.

Busco con la mirada la puerta del baño ya que no puedo presentarme en el restaurante donde trabaja la madre de Gael bañada en sangre de su hijo. Una vez metida en el cubículo del cuarto de baño, me deshago de mi camisa y me planteo como medida desesperada ir en sujetador por la calle pero lo descarto porque al ser una ciudad pequeña puedo terminar en la portada del periódico local. Intento eliminar la sangre que tengo en las manos y en el cuello utilizamos el agua y el jabón del lavamanos, me miro al espejo antes de salir y parezco bastante presentable se nota que estoy nerviosa pero no creo que nadie pueda llegar a percibirlo.

La camiseta me queda bastante larga casi parece un vestido, retengo la sonrisa que quiere aflorar en mis labios al recordar todas las noches en las que dormí con su estúpida camiseta del equipo de fútbol, esa que me regaló tras una victoria cuando solo tenía trece años. Ese día fue durante mucho tiempo mi día favorito de todo el mundo hasta que fue eclipsado por...

-Maestra Emory ya puede mirarme, la sangre ha desparecido *dice Gael alegremente*

Centro mi atención en el pequeño niño a pesar de notar la presencia de Elián a su lado, casi parece adorable sujetando la pequeña mano de Gael.

-Vaya eso está mucho mejor cielo, ahora vamos a ir a ver a mamá *digo tendiéndole mi mano*

El niño duda un segundo antes de soltarse de Elián pero después se aferra a mi mano como si le fuera la vida en ello, creo que quiere parecer más tranquilo pero sé que en el fondo sigue bastante nervioso.

-Despídete del doctor Davis *le digo*

Tengo la vista fija en el niño todavía no he hecho contacto visual con el de nuevo, pienso evitarlo a toda costa ya he vivido una escena bastante patetica en la consulta, no pienso dejar entrever mis emociones de nuevo, mucho menos voy a dejar que vea lo que causa su presencia sobre mi.

-Elián....Para ti siempre Elián *dice con voz ronca*

Los recuerdos intentan abrirse paso en mi mente pero yo los retengo, él siempre supo que decir en cada momento para hacer mis piernas temblar y eso no a cambiado durante todo este tiempo.

*Recuerdo*

Tengo doce años y estoy en las escaleras del porche de mi casa, estoy leyendo el libro sobre botánica que me regalaron mis padres las navidades pasadas.

Levantó mi vista cuando noto su presencia en la entrada de la casa, no puedo evitar sonreír mientras lo veo cruzar la verja y dirigirse a mi con una sonrisa burlona dibujada en sus labios.

-Buenas tardes florecilla, tú tarde acaba de mejor gracias a mi *me tiende un sobre de papel*

Abro el papel ansiosa bajo su mirada azulada, me tiemblan las manos como cada vez que él está a mi alrededor.

Unas semillas se escapan del sobre cayendo en mi mano, un papel con la foto de una flor también se desliza hasta ella.

Ahogó un grito cuando descubro que son semillas de mis flores favoritas las prímulas las cuales son muy difícil de conseguir en nuestra pequeña ciudad.

-¿Como las has conseguido? *digo con voz aguda*

Elián sonríe mientras se sienta a mi lado y me arrebata el libro que estaba leyendo de mi regazo para empezar a ojearlo.

-Un héroe jamás desvela sus trucos *dice burlón*

-Vaya yo pensaba que esos eran los magos

Me da un golpe en mi hombro con el suyo mientras busca la flor en el libro.

Justo en ese momento donde parece que todo es perfecto unos amigos suyos del equipo de fútbol pasan por la acera de delante de mi casa, noto como el se separa bastante de mi intentado disimular pero yo sé que lo ha hecho para que sus amigos no piensen que hay algo entre nosotros.

-Vaya Davis que casualidad verte por aquí *dice Dan*

-Creíamos que ya estarías en la quedada en casa de Mandy Stuart *dice Jason*

Elián pasa su mirada de sus amigos a mi y yo le dedico una sonrisa tímida, en el fondo sé que quiere ir con ellos pero no quiere dejarme sola así que le hago un gesto con la mano para que vaya con sus amigos.

-Vamos Davis no seas aburrido *dice Dan*

-Eso Davis no seas aburrido *repito de forma burlona*

Noto como sus hombros se crispan antes de girarse y sostener mi barbilla para alzar mi mentón y unir nuestra miradas.

-Elián para ti siempre Elián *dice serio*

Asiento mientras me despido de él con otra sonrisa y con un millón de mariposas revoloteando en mi estomago.

*Presente*

Borro ese recuerdo mientras voy hacia la salida acompañado de Gael cual ahora mismo está devorando una piruleta de fresa en forma de corazón.

El niño al ver que lo observo mete su pequeña mano en uno de los bolsillos de sus bermudas antes de tenderme otra piruleta a mi, lo miro con una ceja encarnada mientras escucho como él me explica que fue el doctor Davis quien se la dio para mi pero que tenía que ser un secreto.

Vaya Elián parece que alguien te a delatado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.