Pasado en los corazones

.18.

Llegamos a la cafetería donde trabaja la señora Robinson, recuerdo venir aquí a merendar todas las  tardes con Jane después del instituto, ella salía del entrenamiento de animadoras y yo del grupo de estudio así que este era como nuestro lugar de reunión.

Agarro la pequeña mano del niño mientras abro la puerta haciendo que la campanita del marco suene, una mujer afroamericana me devuelve el saludo antes de recaer en que llevo a su pequeño de la mano, se aproxima a nosotros bastante nerviosa mientras el resto de personas continúa devorando su comida.

-Mi pequeño, ¿Cómo te encuentras cielo?

La mujer debe ser un poco más mayor que yo pero no mucho sé que es extranjera porque aunque habla inglés perfectamente se nota que tiene acento, es una mujer bellísima tiene la piel tostada igual que su hijo y unos ojos almendrados bastante grandes.

Alza a su hijo entre sus brazos mientras me hace un gesto con la cabeza para que la siga, el niño le va relatando lo sucedido mientras nos alejamos hasta una mesa que hay en el fondo.

-Muchas gracias señorita.... *me dice*

-Emory, puede llamarme Emory

-Muchas gracias Emory por atender a mi pequeño

Tomamos asiento en la mesa, el niño se sienta al lado de su madre la cual no deja de observar nerviosa la venda de su cabeza, como impulso le sujeto la mano que tiene sobre la mesa.

-Está todo bien, solo a sido un rasguño

La mano de la mujer tiembla pero aún así parece más calmada ante mi comentario me pide por favor que le relate todo el acontecimiento, le cuento todo obviando la parte en que me he reencontrado con mi amor de la adolescencia.

-Muchas gracias de verdad, Gael no es para nada un niño travieso

-Habrá sido jugando no tiene de qué preocuparse señora Robinson, solo a sido un travesura

-Llámeme Camille nunca fui la señora Robinson

Asiento mientras tomo un sorbo de café que nos han servido a ambas otra de las camarera, debe ser muy cercana a Camille ya que el pequeño Gael no a duda cuando ella se a ofrecido a llevárselo para dejarnos más intimidad.

-No tenemos relación con su padre desde que Gael cumplió un año, solo estamos él y yo

No necesito que me de detalles de su vida personal pero veo un sus ojos la tristeza y entiendo que necesite desahogarse así que escucho como me relata un poco sobre su situación actual, ser madre soltera es muy difícil y más si no tiene ayuda económica por parte del padre. Me cuenta que vive con la otra camarera en un piso compartido por eso el pequeño no a dudado en marcharse tras ella, también me cuenta que no es la primera vez que el niño llega magullado a casa.

-A esta edad los niños son bastante burros no debe preocuparse, pero por si acaso de ahora en adelante estaré pendiente de él en los recreos.

El instinto de protección se instala en mi al recordar mi infancia en ese mismo colegio, deseo creer que las magulladuras de Gael son a causa de jugar brusco y no por los motivos que me hacían llegar a mi a casa con las gafas rotas o heridas en las rodillas.

Bueno hasta que Elián se entero.

Después de eso nadie más volvió a meterse conmigo ya que si alguien lo hacía mi héroe lo hacía morder el polvo.

Después de charlar un poco más con Camille me despido de ella y de su hijo para volver a casa.

No esperaba para nada que mi primer día de trabajo iba a ser tan estresante, esta mañana tenía miedo de no caerles bien a mis alumno,  para nada pensaba acabar en el hospital para que atendieran a uno de ellos, obviamente para nada estaba en mis planes cruzarme con Elián pero ahora que se donde trabaja me será más fácil evitarlo.

Lo primero que hago al llegar a casa es subir a mi habitación para poder desprenderme de esta camiseta que lleva torturarme todo el trayecto en coche, su estúpida colonia no paraba de inundarme las fosas nasales y hacer que en mi mente se instalaran un millón de recuerdos.

Alargo más de lo normal mi ducha pero no puedo evitar frotar con más ímpetu mi cuerpo intentado eliminar hasta el más mínimo rastro de su fragancia sobre mi piel, no podría pegar ojo si tuviera que oler a él durante toda la noche.

-Em ¿sigues viva? *grita Holland*

Mi prima siempre siendo tan optimista, apago la ducha mientras me pongo el albornoz para reunirme con una histérica prima que me espera tras la puerta de mi baño.

-Vaya llevas ahí más de media hora, creí que de habías resbalado en la ducha

-Tranquila solo a sido un día duro *le digo*

Voy hacia mi habitación siendo perseguida por mi prima, obviamente ya debería hacerme a la idea de ver a Jane rondando esta casa pero no me esperaba encontrármela sentada en mi cama como tantas veces había echo durante nuestra amistad.

Al mirarla veo que se encoge un poco mientras se hace más pequeña en su lugar, debe estar esperando mi reacción así que rápido me apresuro en saludarla, tampoco quiero que me tenga miedo, vale que me hizo muchísimo daño en un pasado pero ya somos adultas y yo ya lo he superado.

-Jane tranquila no me molesta tu presencia *le digo yendo hacia el armario*

-Solo quería saber cómo te había ido en tu primer día de trabajo *susurra*

Parece que todavía sigue incómoda y eso hace que se me encoja el corazón, he querido a esa chica como si fuera mi hermana y verla así ante mi presencia me apena, debo recordar que no fui yo quien causó esta situación pero no puedo evitar sentirme apenada.

-A sido un día interesante pero sobre todo agotador, uno de mis alumnos termino en el hospital

-¿En el hospital? *dice Holland preocupada*

Toma asiento junto a mi ex mejor amiga mientras yo agarro un camisón de seda del armario, me lo paso por la cabeza sin vergüenza ya que estás dos mujeres ya me han visto mil veces desnuda, desde que conocí a Helen perdí el pudor que tenía sobre mi cuerpo, aprendí a amarlo y no avergonzarme de el.




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