No debí cantar victoria tan rápido.
Dos semanas después mi alumno Gael vuelve a sufrir un accidente en el recreo.
Uno de sus compañeros relata el incidente diciendo que tropezó con el suelo al intentar golpear la pelota con su pie, pero por la mirada que me dedica se que está mintiendo.
Me ofrezco nuevamente a ser yo quien lleve al niño al hospital esta vez por suerte el niño solo tiene algún que otro arañazo pero para asegurarnos que todo esté bien preferimos llevarlo a que lo revisen.
El profesor de gimnasia nuevamente quiere arrebatarme la niño de los brazos pero yo me niego a desprenderme de él igual que el niño se niega a abandonar mis brazos.
-Gael, ¿Qué tal si escuchamos algo de música?
El niño me dedica una mirada tristona pero aún así asiente con su cabeza.
Terminamos escuchando la radio y de vez en cuando salen algunas canciones de rock antiguo me sorprendo al ver como el niño se sabe todas de memoria, sonrío al recordar las veces que yo compartí un momento como este con mi padre. Las horas en la carretera cantando canciones de rock de sus grupos favoritos traspasándome así el amor por este tipo de música.
Al pensar en este recuerdo no puedo evitar pensar en él, las veces que subí a su coche o las veces que nos quedamos en mi habitación compartiendo unos auriculares mientras nos metíamos en nuestra burbuja alejados del exterior, allí me sentía segura porque sabía que al lado de mi héroe Elián nada malo podría pasarme, era el amor de mi vida pero sobre todo era mi mejor amigo....
-Señorita Emory ahí hay un sitio libre *me dice Gael*
Su pequeño dedo señala un espacio vacío en el aparcamiento de urgencias del hospital así que me apresuro en aparcar pero ninguno de los dos sale del coche hasta terminar la canción que suena a través de la radio.
Cojo en brazos al niño y voy hacia la recepción donde una señora me indica que el doctor Davis ya estaba al tanto de mi llegada y que me está esperando en su consulta, una parte de mí esperaba que hoy no tuviera guardia pero no me extraña que esté al tanto de nuestra llegada ya que su madre es la directora del colegio y debió avisarlo.
Camino por el largo pasillo mientras escucho como Gael tararea todavía la canción que estábamos escuchando en el coche, sonrió mientras llamo a la puerta del doctor Davis.
La puerta se abre demasiado rápido es decir ni siquiera he podido dar más de dos golpes con mis nudillos, casi parece que hubiera estado pegado a la puerta esperándonos.
-Buenos días florecilla *me dice Elián*
Paso por su lado intentado no rozarlo y aguantando la respiración para no aspirar su adictiva fragancia, no le devuelvo el saludo ya que odio que siga utilizando ese apelativo cariñoso conmigo después de todo el daño que me hizo.
-Doctor Davis mi alumno Gael Robinson a tenido un accidente en el recreo y tiene algún rasguño, ¿podría por favor hacerle las curas?
La sonrisa jocosa que Elián tenía en sus labios se borra al instante en que hace contacto visual conmigo, no entiendo muy bien este cambio repentino de humor.
-Bueno hombrecito haber esas heridas *le dice al niño*
Durante los veinte minutos después en los que Elián atiende al niño no vuelve a hacer contacto visual conmigo, eso hace que una sensación amarga se asiente en mi pecho. Debo ser la persona más masoquista de la historia, por una parte odio sentir como me miran sus ojos, esos que causaron amor pero también dolor en mi pasado pero ahora que esos océanos ya no me miran puedo sentir de nuevo la perdida.
-Doctor, no es nada grave ¿no? * le digo*
-Todo está perfecto señorita Miller *me dice*
Puñalada directa al corazón...
Definitivamente debo estar volviéndome loca, desde que llegue al pueblo he hecho todo lo posible para alejarme de Elián y ahora que él me evita la mirada no puedo evitar sentir pena y arrepentimiento. En el fondo sé que es lo mejor, nosotros dos compartimos un pasado pero eso no tiene que hacer que tengamos un presente y un futuro juntos, quizás él esté tomando la opción madura respecto a este asunto, no podemos llevarnos bien o más bien yo no puedo volver a tener el mismo trato con él quizás no debamos tener ningún tipo de relación.
-Bueno colega, lo has hecho genial ahora debo hablar con tu maestra a solas, puedes ir con Elisa un segundo
La chica rubia asoma su cabeza a través de la puerta continua a la otra consulta nada mas escuchar su nombre, otra punzada de celos se apodera de mi cuando veo como la chica se come con los ojos a mi amor de la adolescencia.
Una vez solos empiezo a ponerme bastante nerviosa, me tiemblan las manos así que las escondo en los bolsillos de mis vaqueros, levanto mi mirada par unirla con la suya intentado parecer lo más tranquila posible pero en el fondo cada parte de mi cuerpo está tensa.
-Flore.....Señorita Miller debemos hablar sobre su alumno
Otra puñalada...
Tomo siento en la silla que hay justo al otro lado de su escritorio, Elián toma asiento en la silla contraria mientras ordena algunos papeles de su mesa, parece bastante nervioso y las dudas sobre este aspecto se disipan cuando veo que se rasca el cuello, gesto que siempre hace cuando algo le preocupa.
-¿Que te preocupa? *le digo*
Elián suelta una carcajada seca que parece más de decepción que de risa, se me crispan los bellos de los brazos como consecuencia.
-Nunca hubieron secretos entre nosotros Em *dice divertido*
La sonrisa que tenia dibujada en mis labios se borra al instante, quiero gritarle ahora mismo cuatro verdades al escuchar su última frase pero no lo puedo hacer ya que eso le hará saber que todavía no he conseguido superar el daño que me hizo hace siete años.
-Mejor dicho yo nunca tuve secretos para ti *le digo*
Genial mi boca no podía mantenerse callada.