Pasado en los corazones

.38.

En la entrada de la casa me despido con un leve movimiento de cabeza de Jared antes de abrir la puerta.

-Deberías pensar las cosas en frío antes de hacer  una tontería *dice Jared antes de marcharse*

Sé que tiene razón debería tranquilizarme y pensar más cosas, mi psicóloga también me diría lo mismo pero ya es la segunda vez que decimos huir de este pueblo y la primera vez salió bien así que está vez no tengo ninguna duda de que marcharme es la decisión correcta.

Doy un portazo al cerrar la puerta para que mi presencia se haga de notar ya que la última vez que entre en silencio encontré a mi mejor amiga y a mi prima enrollándose en el salón.

-Pequeña Emory estamos en la cocina *grita Helen*

Hago una media sonrisa al escuchar el apodo tonto con el que me ha llamado tantas veces.

Me quito el abrigo y los zapatos antes de ir hacia la cocina donde las dos chicas me esperan cocinando lo que creo que es un pastel de carne, pero está tan carbonizado que no podría asegúralo al cien por cien.

Ahogó una risa al ver la expresión de enfado de mi prima mayor.

-Todo es culpa suya *dice señalando a Helen*

-No me extrañaría *digo risueña*

Mi mejor amiga me dedica una mueca de cabreo así que voy a abrazarla antes de que monte uno de sus dramas, Helen me devuelve el abrazo pero noto que este es más fuerte de lo normal cosa que me hace saber que ella ya se a dado cuenta de que no estoy bien.

-¿Cita catastrófica? *dice Helen*

Me separo de ella y tomo asiento en la mesa de la cocina para relatarles todos los sucesos que han pasado a lo largo del día desde en encuentro con Elián hasta mi no cita con Jared, las dos me miran de manera comprensiva mientras me oyen decirles que quiero volver a Nueva York.

-Emory ya eres mayor, eres una mujer echa y derecha y tienes responsabilidades aquí pero tu salud mental va primero *dice Holland*

-Sabes que te seguiría hasta el fin del mundo y si quieres que volvamos a casa así será *dice Helen*

Volver a casa....

Creí que ya estaba en casa....

Conversamos un poco antes de que yo ponga una tonta excusa para poder retirarme a mi habitación.

...

Toc....toc...toc...

Entre sueños escucho como si algo estuviera golpeando la ventana.

A debido comenzar a llover así que para asegurarme de que la ventana está cerrada abro uno de mis ojos.

Ahogó un grito cuando veo una sombra tras las hojas del árbol que lleva toda la vida junto a mi ventana.

Me tranquilizo ya que seguramente sólo sea un reflejo de algo, armándome de valor y repitiéndome en mi mente una y otra vez que ya soy una mujer adulta que no debe temer a los fantasmas me aproximo a la ventana.

Casi me caigo de culo al ver sus océanos a través de los cristales de la ventana, Elián está apoyado en el alféizar de la ventana mientras se sujeta con una mano a una rama del árbol.

Un millón de flashback de un joven Elián trepando a mi ventana durante los años aparecen en mi mente.

-Florecilla ya no tengo dieciséis años te agradecería que me abrieras la ventana *me dice*

Una tonta sonrisa se escapa de mis labios al escucharlo llamarme de nuevo Florecilla.

Abro la puerta de la ventana y me aparto para que pueda pasar, antaño solía saltar pero esta vez solo a tenido que alargar su pierna para poder llegar.

-Recuérdame que me apunte al gimnasio, estoy en muy baja forma *dice entre risas*

Lo miro de arriba a abajo y para nada me parece que este en baja forma, tiene un cuerpo bastante atlético y marcado.

Después de darle un repaso poso mi mirada en sus preciosos ojos y en ellos leo que está nervioso, para ser sinceros yo también lo estoy.

-¿Que haces aquí Elián? *hablo al fin*

Elián mira alrededor de la habitación, la verdad está muy cambiada a la última vez que él estuvo aquí, no hay ni rastro de los posters que colgamos juntos, tampoco está el corcho donde había fotos de nuestras citas, por no hablar de las camisetas de rock que solían estar desperdigadas por el suelo.

-Vengo a impedir lo que no pude hace siete años *dice serio*

Las pulsaciones se me aceleran al ver cómo sus bonitos ojos se oscurecen por la culpa, mis manos inconscientemente quieren ir a su encuentro per las retengo a cada lado de mis costados.

-No sé de que me estás hablando *miento*

Cuando no sabes que hacer para ganar tiempo hazte la tonta.

-Me han contado que te marchas y esta vez no puedo dejarte ir.

Para este momento mi corazón parece que va a salirse de mi pecho.

-La decisión está tomada Elián, hice mal al volver a este pueblo

Nota mental asesinar a una de las dos mujeres que se a ido de la luenga y después tirar su cadáver al mar.

-No puedo permitir que abandones tu sueño de ser maestra y cambiar el mundo de esos chavales por mi culpa.

+Ódiame Emory, juro que si te quedas no volveré a dirigirte la palabra, ni siquiera me cruzare en tu camino, pero por favor no dejes que te destroce la vida de nuevo....

Noto su voz bastante frágil y eso hace que unas absurdas lágrimas intenten escaparse de mis ojos pero las retengo.

-Elián... yo...no... *intento hablar*

-Por favor Florecilla esos niños te necesitan, yo mejor que nadie se lo que es tener a una Emory Miller en su vida, no permitas que por mi culpa ellos no la tengan.

Veo cómo se pasa las manos por su cabello haciendo que esté quede más desordenado de cómo lo llevaba, un mechón de pelo negro se mete entre sus ojos, con la mano temblorosa lo aparto.

-Elián el problema no es que te odie....el problema es que no puedo hacerlo *le digo*

Elián levanta la mirada del suelo para unirla con la mía, veo un brillo de esperanza en sus ojos que hace que se me acalore el pecho.

-Por eso debo marcharme, tengo que poner distancia entre nosotros porque si me quedo....




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