El trayecto en coche es silencioso.
Por mi parte estoy sumida en mis pensamientos, Elián parece algo nervioso ya que no para de picar con los dedos en el volante.
Después de una media hora en coche llegamos hasta el segundo hotel que hay en el pueblo, bueno más bien es un hostal el verdadero hotel está junto a la playa, deduzco que es donde debe estar hospedado Owen.
Owen....
No tengo ni idea de cómo voy a afrontar esta conversión...
La puerta del copiloto se abre y veo a Elián tendiéndome su mano, la agarro y noto que está bastante sudada, se me escapa una sonrisa tonta.
-¿Acaso el gran Eliàn Davis está nervioso?
Mi acompañante me dedica una media sonrisa antes de asentir con su cabeza.
Se me ablanda el corazón porque esa expresión y esa timidez me hace recordar al viejo Eliàn, no al que todo el mundo conocía si no el que solo yo veía.
Entramos a la casa de dos plantas y vamos dirección hacia el gran salón donde nos recibe una camarera, vamos hacia la mesa del fondo que ha reservado Eliàn, está tiene un centro de flores que me encantan y muchas velas.
-Es precioso *se me escapa*
-A gusto del señor *dice la camarera*
La chica debe tener más o menos mi edad pero para nada veo que esté coqueteando con mi acompañante más bien parece una amiga que está dando su aprobación.
La chica nos toma nota y después se marcha no sin antes guiñarme un ojo.
Esa chica ya me cae bien.
-¿La has sobornado para que te deje bien?
-Puede, esta noche necesito que todo salga bien
Punzada al corazón....
-Eliàn debo decirte algo...
Mi acompañante me hace un gesto con la mano ahora para que deje de hablar, se que tiene miedo a que sea algo malo, lo leo en su mirada pero si quiero que esto salga bien no deben haber mas mentiras entre nosotros.
-Florecilla se que estás preocupada pero te prometo que está vez todo va a salir bien
Ojalá querido Eliàn, ojalá.
La camarera nos trae la cena y nos la comemos recordando viejas anécdotas y añadiendo nuevas, le cuento un poco sobre el internado y él me cuenta como fue ir a la universidad para estudiar medicina.
Me cuenta como se tomaron sus padres la decisión de dedicarse a algo que requería tanto trabajo, ellos creían que él se decantaría por el fútbol y en parte lo hizo para poder conseguir una beca.
-Nunca me has dicho porque decidiste ser médico
Mi acompañante sonríe pero es una sonrisa triste.
-No quería que ninguna otra Emory tuviera que enterrar a sus padres.
Todo encaja en este momento, el motivo por el que pasen los años que pasen siempre será él, mi Eliàn el chico que tiene un corazón tan noble que me enamoro desde el primer día, me defendió de unos abusones sin ni siquiera conocerme, no lo dudo porque así es el. Valiente y fuerte pero sobretodo una gran persona que años atrás la gente se negaba a ver.
Era fácil para ellos encasillarlo como el chico malo, vestía de negro, escuchaba rock y llevaba tatuajes pero no veían en su interior al chico que luchaba contra las injusticias, que no se dejaba llevar por los demás, con sus propias ideas y siempre cumpliendo lo que se proponía.
No puedo evitar que una lágrima se deslice por mi mejilla.
Le amo y siempre lo voy a hacer.
Después del momento sentimental seguimos con nuestra conversación hasta que llegamos a las postres y Eliàn me obliga a pedir tres porque no logro decidirme, reímos y devoramos un trozo de tarta de queso, un coulant de chocolate y una copa de helado de menta, su favorito.
Cuando llega la hora de pagar nos peleamos por ver quien paga pero al final termina pagando el, con la excusa de que es él quien ha elegido el sitio.
Subimos al coche y todo parece haber salido bien.
-¿Quien es Owen en realidad? *dice Eliàn*
La saliva se me atraganta en la garganta y comienzo a toser, no me esperaba que fuera él quien abordara el tema.
-Mi ex novio *digo*
El coche se detiene en un costado de la carretera, se que está molesto por eso a parado de conducir.
Veo cómo se baja del coche así que yo hago lo mismo para ir en su encuentro.
Sé que está intentado tranquilizarse porque no para de pasarse las manos por el pelo, mira al cielo durante unos segundos antes de mirarme a mí con sus océanos completamente oscuros.
-¿Se puede saber porque me mentiste esta mañana?
Intento acercarme a él pero toma distancia y va hacia una baranda de madera que separa la carretera de la zona rocosa de la costa.
-Tenia miedo *susurro*
Mi comentario le duele, su expresión se contrae y me mata saber que soy la causante de su dolor.
-Claro todos temen a Davis, el chico malo que no sabe controlarse *dice*
Las lágrimas están apunto de salir pero las contengo, sé que él nunca a querido ser como los demás le veían pero nuestro pasado a marcado demasiado en nuestro presente.
-Temía tú reacción ahora que todo estaba yendo tan bien
-Nada está bien Emory si crees que debes esconderme cosas por miedo a cómo voy a reaccionar, ya no tengo dieciséis años *me dice enfadado*
-Ya pero yo sólo conozco al Eliàn de dieciséis años *suelto*
Estoy empezando a agobiarme con la situación, se que hice mal en no decirle nada pero él debe también ser un poco más comprensivo conmigo.
-Si por la maldita apuesta, dilo Emory
-Eso ya a pasado Eliàn, siento no haberte contando lo de Owen.
-¿Emory sabes cuantas mujeres han habido después de ti? Ninguna joder has sido la única mujer a la que he amado.
Las lágrimas hace ya rato que campan a sus anchas por mis mejillas.
El niega que no se está comportando como cuando éramos adolescente pero puedo notar los celos que siente al imaginarme con Owen porque son los mismos que siento yo cuando lo veo con la enfermera cañón.