Pasado en los corazones

.54.

Que poco nos a durado la felicidad.

Que poco me a durado volver a sentirla.

Quizás nunca llegue a sentirla de nuevo.

Quizás no me la merezco.

Temiendo voy hacia el único sitio en el que sé que no me va a buscar, él me conoce mejor que yo misma, sabe dónde están mis sitios seguros y mi corazón no está preparado para un segundo asalto.

Entro en recepción y le pregunto a la recepcionista por la habitación donde se está hospedando mi viejo amigo, el causante de mi pelea con el amor de mi vida pero él único que sé que no va reprocharme nada.

Helen me dirá que ya me avisó sobre volver a intentarlo con Eliàn.

Holland no dirá nada pero me dedicará una de sus miradas de abogada y me hará un interrogatorio.

Y por último Jane se pondrá del lado de su hermano e intentará defenderlo.

Así que solo me queda mi viejo amigo y ex novio.

Llamo a la puerta de su habitación.

Un Owen sin camiseta me recibe y temo haber interrumpido un momento íntimo pero no me da tiempo a darme la vuelta y marcharme porque ya me ha envuelto entre sus brazos.

-Tranquila bonita, estoy contigo.

Helen y Owen son las dos únicas personas que estuvieron en mis primeros ataques de pánico, Helen fue la que se llevó la peor parte porque éramos unas crías y no sabíamos lo que era pero aún así se quedó siempre conmigo, Owen fue uno de los motivos por los que empecé a ir a terapia.

El sabía que diciéndome esa frase yo me calmaba, esta vez me ayuda un poco pero me duele que el causante de mi dolor no sea el que la esté diciendo.

-No voy a hacer preguntas *me dice*

Me guía hasta el interior de su habitación, bastante lujosa pero no me sorprende Owen es un gran abogado igual que su padrastro, tiene más dinero del que le gustaría, eso es algo que siempre me gustó de él y es un rasgo que comparte con Helen.

Me tumba junto a él en la cama y me deja que llore sobre su pecho, sus fuertes brazos no me sueltan en ningún momento mientras me susurra palabras de aliento.

Quise mucho a este hombre y la verdad es que el arregló algo que no había roto, después de que desapareciera no le guarde rencor, siempre recordé nuestra relación como algo muy especial.

Quizás ahí está la diferencia entre Eliàn y Owen a uno lo odie durante años y al otro no conseguí hacerlo.

-Siento haberte causado problemas, bonita

-La única que a causado problemas he sido yo, no debí mentirle

-Tenías miedo es comprensible y si él te ama de verdad sabrá verlo.

Después de eso seguí llorando hasta que el sueño me venció, me dormí entre caricias y palabras de ánimo.

...

Bueno dormir lo que se dice dormir, dormí poco bueno más bien nada.

Esta mañana cuando me levanté Owen no estaba, había ido a desayunar con su hermana eso lo sabía porque Helen me lo había comentado el día anterior.

Al abrir los ojos vi que sobre la mesita de noche había una bandeja con mi desayuno favorito, tortitas con fresas y nata, nada de chocolate yo no era muy fan de él.

Eliàn era chocolate y yo era fresa.

De niños siempre comíamos esos sabores de helado en la feria que hacían junto a la costa del pueblo.

Punzada directa al corazón.

Picoteo un poco de las tortitas antes de ir al baño y darme una ducha, tengo unas pintas horribles desde el rímel corrido hasta los ojos hinchados a causa de haberme pasado la noche entera llorando.

Después de una ducha de agua caliente mi aspecto a mejorado ojalá poder decir eso de mi interior, mi débil corazón que había podido juntas las piezas y vendarlas vuelve a estar roto.

Esta vez no puedo echarle la culpa a nadie y eso es lo que más me duele que esta vez he sido yo misma la que me he arrebatado la felicidad.

Sé que Eliàn también tiene su culpa en este asunto pero me arrepiento demasiado de haberle mentido y no haber confiado en el hombre que es ahora, desde que llegué no a parado de demostrarme que ya no es ese chico de dieciséis años que se hacía el duro frente a sus colegas. Pero mis miedos han conseguido cegarme.

Me visto y voy hacia la recepción del hotel para pedir un taxi ya que este hotel está bastante retirado de mi casa, me sorprendo cuando la chica que está en recepción es Mandy Jones la mujer del que fue mi abusador en el colegio.

-Oh vaya Emory Miller no esperaba verte aquí *dice vacilona*

-Señorita Miller para usted, ¿puede por favor pedirme un taxi?

Una mujer que está a su lado que deduzco que debe ser su encargada no le quita el ojo de encima así que se apresura en pedirme el taxi y no vuelve a dirigirme la palabra durante el proceso.

Voy hacia la entrada para esperar al taxi.

En la cera de enfrente me encuentro con otra de las personas que no tengo ningunas ganas de ver, Jared acaba de aparcar el coche para bajarse enfrente de un gimnasio, todavía no he hablado con él sobre lo de la apuesta, la verdad es que me duele que fingiera todo eso para poder acercarse a mi.

Lo que más me duele es que jugara con Jane, ella no se merecía eso.

Tengo pendiente cantarle las cuarenta a ese estúpido pero iremos con las batallas de una en una, la primera es conseguir que Eliàn me escuche y consigamos superar esto.

El taxi llega después de unos minutos y vamos rumbo a casa esperando que allí pueda tranquilizarme y encontrar la manera de recuperar Eliàn.

Cuando llegamos a la casa encuentro plantado en la puerta a Eliàn.

Vaya parece que esto a sido fácil.

Demasiado fácil diría yo....

Cruzo miradas con el mientras bajo del taxi y me doy cuenta que de fácil esto no tiene nada.

Sus ojos nunca supieron mentirme y lo que me transmiten ahora me dan ganas de volver a subirme al taxi y huir lo más lejos que pueda.

Espero que algún día la suerte vuelva a mi.




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