Pasado en los corazones

.58.

-SOY MÉDICO, MALDITA SEA
+DEJARME PASAR A VERLA

Escucho sus gritos a través de la puerta de mi habitación del hospital.

Lleva así más de media hora, pero sé que no se marchará hasta que se asegure con sus propios ojos de que estoy sana y salva.

Puede decir cuantas veces quiera que me odia y que no quiere volver a verme pero es Eliàn es demasiado bueno como ahora sentirlo de verdad.

Ya debe de haberse enterado de lo sucedido con Michael.

Llegue al hospital hace más de tres horas, al final no solo tenía el hombro dislocado también tenia varias contusiones y un corte en uno de mis muslos pero por la adrenalina no lo había notado.

Owen a recibido algunos puntos ya que la herida no era demasiado profunda, está en otra habitación con Helen que poco más se muere de un infarto cuando la han llamado.

Holland está fuera intentando que Eliàn no entre en la habitación ya que no quiero verlo.

No quiero que me vea así, otro vez siendo la provecita Emory Miller a la que tiene que proteger, no quiero que me perdone por pena o por hacerme sentir mejor.

Quiero que la próxima vez que nos veamos sea para arreglar las cosas bien.

Y no va a ser en una habitación de hospital.

-Holland como no te quites de en medio pienso tirar la puerta abajo *grita*

Una sonrisa tonta se me escapa de los labios y recuerdo se instala en mi mente.

Tengo 12 años y acaba de venirme mi primer periodo.

Ya soy mujer o eso es lo que me han dicho cuando está mañana he empezado a sangrar en medio de la clase de naturales, la profesora Stone me a acompañado al cuarto de baño y me ha ayudado a limpiarme, bueno me a acompañado a mi y a Jane ya que está se negaba a dejarme sola.

Mi amiga está pálida mientras la señorita me pone una compresa en mis braguitas de corazones que la abuela me compro hace un par de semanas en el mercado.

-¿Te duele? *dice Jane*

Niego haciéndome la fuerte para que ella no se asuste.

Ahora mismo solo quiero irme a refugiarme en brazos de mi madre.

Escuchamos unas voces a través de la puerta antes de que suenen unos golpecitos sobre esta.

-¿Si? *dice la señorita Stone*

-Hola profesora soy el entrenador *dice*

-¿Ocurre algo? *dice la profesora*

-Nada preocupante, solo es que tengo aquí al muchacho Davis muy angustiado por la señorita Miller, dice que no piensa marcharse hasta saber que está bien.

-Eso es cierto *corrobora Eliàn*

Se me colorean las mejillas al saber que Eliàn se ha enterado de que acaba de venirme mi primer periodo, ahora mismo desearía que la tierra se me tragara.

-¿Florecilla estás bien? *dice tímido*

Jane ahoga una risa mientras mira hacia la puerta.

La señorita Stone me alienta a que conteste así que murmuro un simple si.

-¿Estás segura? ¿Quieres que pase?

Ahogo un grito.

-NO, NO tranquilo son cosas de chicas

Parece que lo comprende porque balbucea un lo siento antes de marcharse.

Después de tantos años el todavía sigue teniendo ese instinto protector que hace que se me acalore el corazón.

-No seas cabezón Davis, haz las cosas bien y deja que sea ella quien te busque *dice Holland*

Agradezco tanto a la vida por tenerla.

-Emory se que me escuchas, pienso matar a ese hijo de puta que no te quede la menor duda.

Hundo mi cara entre las manos y ahogo un sollozo.

Temo por él, si le pasara algo por mi culpa jamás me lo perdonaría.

Holland vuelve a la habitación y me estrecha entre sus brazos.

-Tranquila prima tengo todo solucionado, Jane ya va en su búsqueda y no dejará que cometa una locura.

...

Después de estar varias horas respondiendo preguntas de la policía por fin puedo volver a casa.

Michael sigue desaparecido y eso me asusta.

Mi casa ahora mismo parece una cárcel, yo estoy recluida en mi habitación y cada x tiempo cambio el segurata que tengo en la puerta.

Owen se va a quedar unos días hasta que se solucione todo él hace el primer turno de vigilancia, luego Helen le releva y por último Holland es la que me vigila cuando llega del trabajo.

-Enserio no hace falta que me vigiléis las veinticuatro horas del día, estoy bien *grito a través de la puerta*

-Cállate pesada y deja que te cuidemos *me grita mi mejor amiga*

Durante mi encierro me limito a dormir y a leer, empiezo a estar bastante aburrida así que abro la puerta para enfrentar a mi mejor amiga pero está ya no está en la puerta.

Debe haber ido al baño así que aprovecho para ir al salón.

En el sofá me encuentro con un Owen dormido que está completamente tapado con una manta rosa con flores, me rio al ver a ese hombre tan grande tapado con una manta tan cursi.

Tomo asiento a su lado y lo observo dormir.

Quise tanto a este hombre de forma romántica pero ahora al mirarlo siento un amor casi fraternal, es extraño como los sentimientos cambian de un día para otro.

-Deja de mirarme acosadora *dice*

No puedo evitar soltar una carcajada mientras le veo incorporarse en el sofá.

Ahora que está despierto puedo ver un brillo extraño en su mirada.

-Owen Olsen, ¿has estado bebiendo?

El aludido ahoga un risita antes de asentir levemente con su cabeza, parece un niño al que han pillado con las manos en la masa.

-¿Se puede saber porque? *le digo*

Esta vez niega con su cabeza y su expresión se torna seria.

-Ahora mismo bonita no es el momento para hablar de esto *me dice*

Levanto una ceja antes de dedicarle mi mayor cara de resentimiento, algo me huele mal aquí.




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