Con suerte puedo escabullirme hasta la casa de Eliàn sin que ninguno de mis cuidadores se dé cuenta o quizás ni siquiera han ido a comprobar que sigo ahí.
Las dos amantes deben estar muy ocupadas y el otro debe de seguir durmiendo sobre mi sofá.
Conduzco lo más rápido que puedo para llegar hasta la casa de Eliàn, los recuerdos de la noche que pasamos ahí se instalan en mi mente y no puedo evitar que una sonrisa se me escape.
Aparco al lado de su coche cosa que indica que debe estar en casa, no puedo evitar sentir unos nervios revolotear en mi vientre. La última vez que lo vi rompió mi corazón de nuevo en mil pedazos y yo hice lo mismo con el suyo, tengo fe en que nuestro amor pueda superar esto.
Ya lo hicimos una vez.
Me limpio las manos sudorosas en los costados de mis vaqueros y llamo al timbre, espero paciente pero al no recibir respuesta vuelvo a llamar.
-Jane lárgate, te prometo que no voy a matar a nadie *grita*
Suelto una pequeña risa antes de volver a llamar.
La puerta se abre de golpe dejándome a la vista a un enfadado Eliàn pero lo que más destaca es que está sin camiseta y toda mi concentración se va hacia su bajo vientre y veo que ahí reside un tatuaje de una margarita.
¿Porque no había visto esto antes?
No me da tiempo a preguntar ya que unos fuertes brazos se ciñen a mi alrededor, siento su olor característico y su calor que va directo hacia mi interior curando a si un poquito mi dolor.
Había echado de menos sentirlo cerca.
-Dime por favor que estás bien *dice*
Me separo para poder mirarle a la cara y descubro que una pequeña lágrima está deslizándose por su mejilla.
Jamás repito jamás había visto a este hombre derramar una lágrima y eso si que hace que mi corazón se encoja un poco.
-Tranquilo estoy bien *le acaricio la mejilla*
-Nunca me habría perdonado que tú hubiera pasado algo *dice*
Vuelve a abrazarme y entramos así al interior de la casa, vamos hasta el sofá y los dos tomamos asiento.
Parece que mi acompañante tiene miedo de que desaparezca ya que aunque nos hemos soltado del abrazos nuestras manos siguen entrelazadas.
-Eliàn he venido.....
-Ya se porque estás aquí, ya está todo olvidado Florecilla *dice*
Niego ya que aunque diga que me ha perdonado necesitamos tener esta conversación sobre lo que sucedió, lo necesitamos para poder tener una relación sana y duradera.
-Eliàn tenemos que hablar *digo*
-No te perdono por lástima, hace un par de horas estuve hablando con Owen y lo sé todo florecilla
Me pica demasiado la curiosidad de que hablaron estos dos pero primero tenemos que arreglar esto.
-Quiero que me escuches a mi, no a Owen *digo*
Asiente y se acomoda un poco más en el sofá.
-No pasó nada entre Owen y yo, debí decirte que era mi exnovio cuando apareciste en casa pero tenía miedo de que te pusieras celoso y por eso te mentí.
Siento un alivio en el pecho al haberlo soltado por fin, esto debí hacer el mismo día y no marcharme como siempre hago.
-Es normal Em, tú conocías al viejo Eliàn que estoy seguro de que habría reaccionado así pero por eso dijimos que íbamos a ir despacio para que puedas conocer al nuevo Eliàn.
Ahogo un sollozo que intenta escaparse de mi garganta, he sido una estúpida dejando que mis viejos temores se interpongan otra vez en mi vida.
-No llores, por favor florecilla *me abraza*
Nos tiramos un rato abrazados sumidos en un silencio para nada incómodo, es como si nuestros cuerpos necesitaran sentirse de nuevo.
Acaricio su tatuaje mientras pienso en la otra noche que estuvimos juntos, no recuerdo que lo tuviera.
-Es parte de mi plan para recuperarte *dice*
Este hombre siempre a sabido leerme la mente, después de tantos años juntos nuestra conexión llega a ser hasta extraña.
-¿Que significa? *digo*
-¿Hace falta que te lo explique florecilla?
Las margaritas...
El primer día que nos conocimos yo estaba viendo las margaritas que había en la iglesia, fue la primera vez que lo vi y desde ese día supe que ese chico iba a ser el amor de mi vida.
-Desde que te vi ese día en la iglesia un extraño sentimiento se plantó en mi corazón, no sé explicarlo solo sé que siempre ha estado ahí y siempre estará.
-Fue un flechazo en toda la regla *río*
Eliàn asiente antes de acercarse a mi boca para unir nuestros labios y todo el resto del mundo pierde sentido.
Nada más importa porque sé que lo tengo a él.
Después de una sesión de besos y arrumacos yo ya no puedo más con la curiosidad así que le pido que me explique la conversación que han tenido Owen y él.
Conversión de chicos en el bar.
Estaba tomando algo en el bar para despejarme e intentar calmarme un poco, sé que el alcohol me ayudará a evitar que cometa un asesinato.
Es triste decirlo pero es la realidad como vea a ese capullo pienso cargármelo, nadie tiene derecho a posar su asquerosa mano sobre Em, es mi florecilla y solo yo puedo tocarla.
Vaya ahora entiendo porque Em tenía miedo de mi reacción si es que sueno como un cavernícola.
Noto que una mano se me posa en el hombro me vuelvo para ver a quien pertenece y es lo que menos me esperaba.
Owen el pijo exnovio de Emory.
-¿Podemos hablar un momento?
Asiento ya que me siento un poco en duda con él ya que gracias a él Emory está sana y salva, me da rabia no haber podido ser yo quien le pegara una paliza a Michael pero me alegro de que él se la diera.
Tomamos asientos y los dos bebemos de nuestras cervezas.
-No pasó nada entre Em y yo en el hotel
-Eso ya lo sé *le respondo*
Una vez he pensado todo fríamente sé que Emory no habría sido capaz de hacerme algo así, ella no me haría daño adrede.