—¿Y dónde piensas que estuvimos en ese tiempo? —preguntó Cooper, un poco desafiante, cruzándose de brazos justo en el momento en el que se levantaba de la cama.
James no respondió al momento. ¿Qué esperaba? ¿Qué él tuviera todas las respuestas? Sólo estaba contándole a su amigo qué había visto. La adrenalina del momento había sido suficiente para que James no prestara la atención suficiente a los pequeños detalles que había en la pantalla.
—¿James?
—No lo sé, Coop —lo que minutos antes había sido un tono amigable y con un poco de burla respecto a los sentimientos de su amigo ahora eran algo totalmente diferente. Los dos respiraban aires de preocupación y curiosidad. Cooper tenía razón. ¿Dónde habían estado esos tres minutos? ¿En verdad habían desaparecido? ¿O sólo era un mal juego que les estaba jugando la mente?
—Eso pensé —murmuró Cooper mientras bajaba la vista y se daba la vuelta para arreglar su cama.
—¿Quieres hacer algo ahorita? —preguntó James—. Podemos cambiar la fiesta de mañana. Le hablo a Hellen y nos veremos en el lobby en un par de horas, ya sabes, la noche es joven…
Cooper rió por lo bajo.
—¡Anímate! —dijo James golpeándole la espalda.
—Hace diez minutos tenías un semblante de hombre perturbado debido al misterio que nos rodeó durante tres minutos, dices, y ahora quieres irte de fiesta… ¿cómo puedes cambiar de opinión tan rápido?
—Ese misterio, como mencionaste, lleva perturbando mi cabeza desde que llegamos —respondió James, cambiando el tono de su voz nuevamente—. ¿Por qué crees que conocí a Hellen? Choqué con ella en el aeropuerto, en un intento desesperado por conseguir mi maleta y salir tan rápido como pudiera de ese lugar. Necesitaba aclarar mi mente, y ella fue quién sugirió ir a un lugar con mar. Eso me calmaría. ¡La conocí por que no podía dejar de pensar en que casi morimos en el cielo!
No eran reclamos. Simplemente… estaba expresando lo que se había guardado durante cuatro días. ¿Qué otras cosas aún seguían en su cabeza? ¿Qué cosas habían pasado durante el caos en el Atlantic 316 que no había compartido con nadie? Muchas, quizás, pero ¿cuáles eran importantes? El hecho de haber visto el avión fuera del GPS durante tres minutos era algo que sólo había compartido con Cooper. Confiaba en él, lo conocía desde hacía varios años ya; cosa que con Hellen no había ocurrido. Aunque ambos habían estado abordo del avión, y seguramente ella también había sufrido con los tres minutos de turbulencias, aún no tenía toda la confianza para decirle que por un instante habían desaparecido de la faz de la Tierra. ¿Podría contarle en algún momento? No lo sabía, pero lo que aún desconcertaba a James era el hecho de que poseía aún mucha información respecto al pequeño incidente. ¿Confiaría tanto en Coop como para decírselo?
—¿Viste algo? —preguntó Cooper después de unos segundos.
James ya se había sentado en la cama mientras que su amigo seguía de pie, frente a él, mirándolo como nunca en la vida lo había hecho.
—¿Disculpa? —James alzó su mirada hasta chocar con la de él.
—Sí… ¿viste algo durante esos tres minutos?
Su mente viajó cuatro días al pasado, donde la anarquía gobernaba en el pasillo del avión más grande de la historia. Su mirada estaba fija en la pantalla del asiento frente a él, observando con atención el GPS. El avión no estaba donde tenía que estar. La flecha del trayecto entre Fort Lauderdale y Madrid estaba intacta pero… el avión no estaba. En ese momento, algo recorrió el mapa con una velocidad impresionante. James tuvo que parpadear varias veces para poder verlo de nuevo, pero aquello había desaparecido. Un triángulo se había formado de la nada, con líneas negras a lo largo de la pantalla, pero tan rápido como había aparecido, se esfumó.
—Quizás —dijo James, volviendo al cuarto del hotel—. No lo sé.
—Yo vi algo —murmuró Cooper, sentándose frente a él y aún sosteniéndole la mirada—. Algo que no sé si existe.
—Vamos, Coop, deja de jugar.
—James… vi algo…
Por unos instantes, James quiso creer que Cooper le estaba tomando el pelo. Que todo aquello era una broma que le estaba jugando su amigo debido a lo que él había visto en la pantalla, pero… en esos cuatro días, James nunca le contó a nadie lo que vio. Ni siquiera a Hellen. Nunca tocaba el tema de las turbulencias. ¿Cómo podría estarle diciendo Cooper que había visto algo? ¿Y si era lo mismo que él vio? ¿Un triángulo?
—¿Qué dices?
—Intenté correr por el pasillo, pero no pude —le contó Cooper—, en cuanto avance un par de filas, encontré un asiento en la ventanilla vacío y me senté. No podía correr, mi cuerpo estaba paralizado. Pensé que íbamos a morir. Entonces miré por la ventana.
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triangulo de las bermudas, misterio y aventura, viajes entre tiempos y dimensiones
Editado: 27.03.2019