Pasaporte: Taured

Capítulo 1: Taured, País de los Pirineos

-¡Hey Travis! Tengo algo que pedirte.-

Él era mi jefe Eugène, que siempre me pedía cosas que perfectamente podía hacer él.
Pero claro, yo era como su especie de esclavo, y como realmente necesito su trabajo, pues no tenía otra que aceptarlos.

Mi jefe en realidad, es una persona bastante floja, que a nadie en la oficina le agrada, pero ya no hay nada qué hacer.

El problema era que siempre que me pedía algo, era viajar a 'x' lugar lejano, mientras él viajaba a lugares cercanos como Francia, España, Mónaco o Catalunya.

Ya sabes, países que con un simple bus o tren llegas.

-¿Pasa algo, Eugène?- Le contesté.

-Pues sí, me gustaría que hicieras un viaje a Tokio, Japón por unos 5 meses. Quiero que hagas una reunión de negocios con la empresa nipona de Data East. Ya sabes a lo que me refiero. Y aprovechas de contarles tu idea de videojuego, ¿eh?- Me dijo mientras me pasó un montón de carpetas, y entre ellas un solo pasaje a Japón para mañana.

La empresa Data East, es una empresa de videojuegos que siempre nos ha ayudado y apoyado. Además, crea bastante juegos divertidísimos, y en cierta parte me emociona tener que ir a verlos, porque ahora son conocidos mundialmente, pero el hecho de viajar solo me desanimaba.

-Eh... Pero jefe, ¿no podría darme un pasaje más? Preferiría viajar con mi madre...-

-¡De ninguna manera, hombre! Que tenemos números rojos y no podemos darnos esos lujos. Ve y anda ya, coño. Que no tenemos tiempo.-

Eso fue lo último que me dijo, y a pesar de que traté de seguir la conversación, él solo se giró rápidamente y se fue.

Mi turno de trabajo terminó, y el camino del edificio a mi casa era largo, pero las vistas de los pirineos y todas las montañas nevadas compensaban muchísimo.

Lo bueno de vivir en países tan pequeños, es que nunca nada pasa, es tan tranquilo que te puedes relajar.

Hay bastante verde, y ver el río Valira, realmente relaja.

¡Se ama bastante ir por los Pirineos!

De hecho, el día no terminaba, aún podía subir a una montaña y ver la ciudad desde arriba.

Así que eso hice, dejé mis cosas en mi casa, me preparé, y antes de que se hiciera de noche, me decidí a subir por La Comella, que sería lo más alto que podría subir, sin ir tan lejos de mi hogar.

Lo hice, subí lo más alto que pude gracias a los caminos que habían y me senté en una piedra.

Me entró algo de pena, porque tendría que dejar mi país por bastante tiempo, y no podré ver a mi madre tampoco.

Me quedé viendo la luna, hasta que marcó las 12:00.

Me sentí algo raro, y no sé porque, sin tener ningún tipo de reloj, supe que eran las 12. Algo me lo dijo, como un tipo de presentimiento.

Sin darle tantas vueltas, lo único que hice a continuación fue irme a mi casa, darme una ducha y dormir, que de seguro que lo que me pasó solo fue un mosquito que me picó, ¿quién sabe?

Al día siguiente, desperté normal, hice mi maletas, no puse mucha ropa, porque esperaba comprar más allá en Japón.

Tomé un tren para irme a Barcelona, Catalunya y así tomar el avión para irme.

Aviso que el viaje de España a Japón, se me hizo cortísimo. Es la tercera vez que viajo al país Nipón, y nunca he sentido que ese viaje fuera tan expedito.

Cuando me topé con el funcionario de aduana, le mostré mi pasaporte, lleno de timbres de otros países como China, del mismo Japón, Rusia, y muchos más.

Yo por mi parte estaba tranquilo, pues todo estaba en regla, y no tenía nada malo que esconder, y ya había entrado a Japón un montón de veces antes.

Pero algo no le pareció bien, de hecho, puso una cara bastante rara cuando lo vio. Se puso a hacer una investigación bastante rápida en su computadora, y después de un tiempo, me miró y me preguntó:

-Disculpe, ¿de dónde es usted?- Me dijo en inglés.

-Soy del principado de Taured, sé que no es un país muy conocido por su tamaño, pero está entre Francia, España y Catalunya.- Le respondí seguro, también en inglés.

-Pero ese país no existe, ni siquiera está en nuestro sistema. ¿Cómo usted ha entrado a nuestro país?-

-Eh.... ¿Perdona..?- Le respondí.

De seguro estaban haciéndome una broma, una cámara oculta, o algo así.




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