Pasaporte: Taured

Capítulo 4: ¿Andorra o Taured?

Al tiempo llegamos a Barcelona, y a pesar de que al tiempo de llegada todo iba bien, habían un montón de guardias por el aeropuerto, y tuvimos que hacer todo apresurado.

Cuando íbamos saliendo, un guardia a lo lejos nos vio y gritó:

—¡Los fugitivos!— Y acto seguido, todos los guardias empezaron a correr hacia nosotros.

—¡Mier-! Vámonos ya— Angèle y yo nos tomamos del brazo y corrimos hacia la salida, había un montón de gente, que nos ayudó a escabullirnos.

Cuando íbamos corriendo, un guardia me agarró del brazo, soltando a Angèle, y separandonos por un momento.

Angèle tuvo que seguir corriendo, por mientras, yo con mi maleta, golpeé la pierna del guardia y huí.

Angèle se metió por el camino equivocado, y se encontró con guardias de frente.

—Oh no, ¡Angèle! Es por aquí.— Le grité.

Ella, al no saber que hacer, le tiró el café tibio que tenía en su mano y huyó conmigo.

Angèle y yo pudimos salir del aeropuerto. Al menos al rato tratabamos con humor todo esto.

Una vez afuera, tomamos un taxi y nos dirigimos a tomar un bus para ir a Andorra. Ya te puedes imaginar el resto de la historia, viaje, y viaje.

Por eso adelantaremos un poco, cuando llegué a ese famoso país de Andorra, que supuestamente es Taured.

La ciudad en la que estábamos, era idéntica a la capital de Taured, de hecho, era mi ciudad, solo que aquí se llamaba Andorra La Vieja. (Ah, y estaba nevando.)

Me di cuenta de las diferencias eso sí, que la empresa en la que yo trabajo no existe aquí, y eso me preocupa, porque me hace pensar: ¿y qué hay de mi jefe? ¿Dónde está?

Era de noche, así que tampoco teníamos mucho que hacer ahí.

Pero sí que vimos en un periódico, que fuimos noticia internacional. Y que fui catalogado como 'El hombre del país inexistente'

Era raro verme en fotos de periódicos, pero da igual.

Si que Angèle se veía muy emocional estar por esos lugares, no le quise preguntar nada, hasta que llegamos a un árbol donde poder descansar y sentarnos un rato.

—¿Sabes? No vuelvo a mi dimensión, porque ahí está mi padre, y el, bueno, no era precisamente bueno conmigo. Pero me encantaría volver a mi país, a ver a mis amigos, y eso. Pero volvería a sufrir, en nuestra dimensión no existe todo ese apoyo a las mujeres que sufrimos así.— Confesó Angèle.

—Entiendo, pero eres como una alma en pena, no tienes a donde ir, y no tienes hogar.— Le respondí.

—Sí, pero... ¿Qué le podría hacer? No podría contra mi padre.—

Me acerqué un poco más de ella.

—¡De seguro puedes! Si has podido evitar guardias de distintos aeropuertos, podrás con tu padre. Y si allí no hay gente que te ayude, puedes empezar tú ayudando a las demás.— Respondí.

—Nah, no creo, prefiero quedarme aquí. ¡Venga! Vámonos a la colina.—

Ambos subimos a La Comella, y me senté en la misma piedra de antes.

Teníamos que esperar que fueran las 12 para que me vaya a mi línea temporal, y Angèle me veía de lejos.

Sé que ella no quería irse conmigo, pero dejó muchas cosas atrás, y no creo que ella realmente quisiera quedarse aquí, dudo mucho que me acompañara hasta aquí solamente para dejar que solo yo me vaya.

11:59, abrí mis brazos, esperando que Angèle me abrazara y nos pudieramos ir. Si no, pues bueno.

12:00 Corre y me abraza y nos vamos por fin.




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