Pase Lo Que Pase

CAPÍTULO 5

Por más vueltas que le daba no conseguían entender nada. Ese día se había tornado totalmente surrealista. Solo llevaba unas cuantas semanas en la universidad y ya sentía que era imposible echar más de menos mi hogar, a mi abuela, a Pam... Sé que si ella hubiera estado allí cuando ese mamón me tiró a la piscina me hubiera defendido y entre las dos hubiéramos salido con la cabeza bien alta de esa mierda de fraternidad. Dejé que el agua caliente relajara mi cuerpo y limpiara mi rostro de las lágrimas derramadas. La tensión acumulada se fue disipando y más sosegada salí para enfrentarme a Kira, que me esperaba paciente, sentada en su cama.

—¿Dónde está Paul?

—Se ha ido a su habitación, aunque me ha pedido que lo llame para contarle qué ha pasado cuando estés más relajada. Y bien ¿Qué es lo que ha ocurrido?

Suspiré porque no quería recordar el peor bochorno de mi vida, pero Kira se merecía la verdad, así que le conté el incidente que había tenido el primer día de clase, para dar paso al horrible espectáculo de esa noche en la piscina.

—¿Quieres decir que ese gilipollas estuvo a punto de matarte y ahora te humilla de esa manera? Ese cabrón se merece que lo castren. Siempre he sabido que Marcus era raro y tenía una vena malvada. De hecho, se rumorea que proviene de una familia con un pasado un poco turbio. Además, sé de buena tinta que se codea con la parte más oscura de la universidad. Mi hermano me contó que su apellido siempre ha sido bastante respetado y temido en el campus; y dentro de la fraternidad ejerce bastante poder, hasta el extremo de vetar a alguien la entrada, como a hecho contigo. Aunque nunca creí que fuera tan cruel.

—Pues parece que sí lo es. No te imaginas la rabia que siento ahora mismo. Pero éste no sabe con quién se ha metido. Esto no puede quedar así —dije, más por rabia que por convicción.

En ese momento mi mente no paraba de pensar en mil y una maneras de hacer que ese cabrón pagara la humillación a la que me había sometido y el intentar matarme la primera vez que lo vi.

—No sé si eso de vengarte, Lia, sería algo inteligente. Aunque entiendo perfectamente que quieras practicar todo tipo de torturas con ese cabrón. A mí sé me han ocurrido algunas de mi propia cosecha, así que si necesitas que te eche una mano, cuenta conmigo.

—Kira esto no puede quedar así: ese tío me ha ridiculizado delante de toda la universidad, poniéndome un cartel colgando del cuello en el que pone:  “métete con Lia, es la paria social de esta universidad y nadie debe respetarla”.

—¿En qué estás pensando, Lia?

—No lo tengo claro aún, pero tengo que devolvérsela.

—Lia, no es por desanimarte, pero Marcus es bastante peligroso como enemigo. Esta noche te ha nominado socialmente como una paria. Eso va a suponer que se te cierren muchas puertas a nivel social, que la gente te prejuzgue, y que seas la burla de todo el campus. Quiero que te quede claro a quién te estás enfrentado.

—¿Y qué más me puede hacer? ¿conseguir qué la gente me odie? ¿Qué se rían de mí? Creo que eso ya lo ha hecho. Como tú bien dices, él me ha vetado socialmente. Además, te aseguro que no tengo especial entusiasmo en relacionarme con este tipo de chusma rica y pomposa.

—Pero eso te puede traer más problemas, sobretodo con la universidad. Marcus es uno de los privilegiados: su padre es un gran mecenas de esta universidad.

—¿Me estas diciendo que si la universidad interviene me puedo ver en serios problemas? ¿Y, que sé suponen que me van hacer, sancionarme? ¿Expulsarme? —dije casi gritando. En ese momento fue cuando me di cuenta que ante mí se había presentado una posibilidad de escapar de la cárcel en el la que ve veía obligada a vivir.

El móvil de Kira vibró interrumpiendo el hilo de mis pensamientos. Kira miró la pantalla encendida.

—Es un mensaje de Paul preguntándome si puede venir. Pobre, estaba bastante preocupado.

—Dile que sí. Él también se merece saber la verdad.

Kira envió un mensaje desde su teléfono y minutos después Paul apareció en la puerta.

—¿Cómo estás? —preguntó Paul.

—Ahora mejor; me pondré bien. Gracias por tu ayuda Paul. Supongo que querrás saber lo que ha pasado...

Le conté a Paul la misma historia que le acababa de contar a Kira, al terminar su boca estaba entreabierta y sus ojos un poco más abiertos de lo habitual, en una expresión de sorpresa.

—¡Guau! Nunca hubiera imaginado que Marcus fuera capaz hacer todo eso —dijo Paul sorprendido—. Siento mucho que estés pasando por todo esto. Nadie se merece ese tipo de acoso.

—Creo que el capullo de Marcus se merece un escarmiento —soltó Kira con bastante rabia.

—Kira, no creo que esa sea la solución —dijo Paul intentado calmar el temperamental caráctere de Kira.

—Kira, yo creo que tanto tú, como Paul, deberíais alejaros de mí si no queréis tener problemas con Marcus. Hoy me ha declarado una paria social y mucho me temo que quien me acompañe va a padecer el mismo mal  —dije con tristeza, intentando tragarme las lágrimas ante la situación de abandono a la que ese hijo de puta me había sometido de la noche a la mañana.

—Oh, para el carro. No te equivoques: yo estoy contigo en esto. Él te ha declarado socialmente inaceptable, pero no todos pensamos como él. Marcus no es mi amo y me da bastante igual lo que piense el resto del campus. Además, a mí no me tocará; recuerda quién es su mejor amigo. Yoko no permitiría que Marcus se pasara más allá que de unas meras amenazas conmigo. Les conozco demasiado bien para saber cómo funcionan esos dos.




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