Pase Lo Que Pase

CAPÍTULO 8

La última semana del mes de octubre estaba a la vuelta de la esquina. Marcus no había dado señales de vida. Lo había visto por el campus conduciendo su moto en la distancia, pero había hecho todo lo posible para evitar el contacto directo con él.

Kira y yo estábamos impacientes. Lo cierto es que nos costó un poco reprimir nuestras ansias de sangre. Pero finalmente la espera dio sus frutos. Todos los años, para la fiesta de Halloween, se realizaba una competición entre fraternidades y se disputaban diferentes premios: a la mejor fiesta, al mejor decorado... Kira había conseguido tres invitaciones, por lo que esa noche visitaríamos fraternidad por fraternidad y recogeríamos nuestras puntuaciones para cada una. Había bastante rivalidad entre los participantes, debido a que el premio era un trofeo y una jugosa cantidad de dinero en metálico.

Decidimos alquilar nuestros disfraces y nos decantamos por el de Catwoman, ya que necesitábamos algo que cubriera nuestras caras. Como no podía ser de otra manera, convencimos al pobre Paul para que se disfrazara de Batman.

Nos encontrábamos en la puerta de la fraternidad de los Lamba Sigma Omega, la cual se encontraba desbordante de actividad. Las luces, de diferentes colores, inundaban la estancia, acompañadas de adornos típicos de Halloween: telarañas en cada esquina y gente disfrazada con túnicas y caretas horripilantes, e incluso muñecos que se movían con algún tipo de sensor, provocando inesperados sustos entre los asistentes. Aquello era un ir y venir de gente.

Había personas dispersadas por el jardín delantero, bebiendo y bailando al ritmo de la fuerte música que salía del interior de la casa. El edificio de la fraternidad estaba a reventar de gente pasándolo bien y bebiendo más alcohol del que podían tolerar, lo cual, sin duda, nos favorecía en nuestros planes.

—¿Ha quedado todo claro? ¿Sabéis lo que tenéis que hacer? —pregunté algo nerviosa.

—Sí —soltó Kira muy resuelta—. Yo me acercaré a Marcus e intentaré quitarle las llaves. Si la cosa se pone difícil, tú me echarás una mano y, aquí Batman, protegerá nuestra retaguardia. No creo que tengamos problemas.

—Kira, me encanta tu optimismo, pero vamos a robar, no a hacer una actuación de súperhéroes —dijo Paul algo nervioso.

—Venga, Paul, esto va a ser muy divertido. Probablemente sea lo más divertido que has hecho en tu vida. ¿Por qué no lo disfrutas en lugar de estar refunfuñando?

—Kira, contrólate, te va a dar algo. Estás hiperactiva y, siento decirlo, pero Paul lleva razón: como nos pillen nos van a hacer picadillo. Así que procurad que eso no pase. Paul, cuento contigo, no me pierdas de vista. Si ves que intervengo, tendrás que proteger mis espaldas en la huida.

—No te preocupes Lia, —dijo Paul con confianza mientras me dedicaba un guiño de ánimo.
—Bueno, vamos allá —dijo Kira con voz cantarina mientras caminaba con movimientos sexis hacia la entrada.

—Yo te cubro —dije entrando en el interior.

Dejé un margen de distancia prudencial de modo que pudiera observar a Kira en caso de que necesitara mi ayuda y, al mismo tiempo, no pareciera que habíamos venido juntas. La sala estaba abarrotada de gente. La música sonaba incluso más fuerte que cuando entramos por primera vez. Kira se dirigió a la mesa de las bebidas y cogió un vaso de cerveza. Observó entre el gentío, intentando divisar a Marcus, el cual finalmente encontramos apoyado en la pared, cerca de las escaleras que daban al segundo piso. Me situé en una esquina para así obtener una panorámica  completa de la situación. Observé que iba vestido a lo James Dean: pantalón vaquero, camiseta blanca, chupa de cuero y un peinado en forma de tupé que completaba su atuendo.

Una chica rubia, vestida de Marilyn Monroe, de esas que dejan claro desde el primer momento que todo lo que tienen de tetas les falta de cerebro, se encontraba junto a Marcus, recostando su cuerpo sobre él de una forma totalmente insinuante. Ella le dijo algo al oído, él asintió con la cabeza y la chica se alejó, dejando a Marcus solo. Kira aprovechó el momento para entrar en acción. Pasó muy cerca de él y, simulando un tropiezo, vertió toda su cerveza sobre el pantalón de Marcus. Kira agachó la cabeza, tratando con mucho empeño de limpiar el estropicio, al mismo tiempo que él intentaba impedirlo. La dedicación de Kira por limpiar los pantalones de Marcus empezaba a ser ridícula. Marcus parecía realmente molesto mientras apartaba las manos de Kira una y otra vez. Si seguían así le iba a ser imposible quitarle las llaves de la moto. Kira introdujo sus dedos en el bolsillo derecho del pantalón para volver a sacarlos inmediatamente ya que Marcus estaba de nuevo mirándola. Decidí que era el momento de intervenir. Así que me dirigí con paso oscilante hacia ellos y cuando llegué a su altura me tiré sobre Marcus.

—Daryl, cielo, ¿estás aquí? —dije intentado imitar a alguien que iba bebido.

—¡Eh gata! Yo no soy Daryl. Creo que te estás confundiendo.

—¡Daryl! ¿Dónde estabas amor? —dije intentando echarle los brazos al cuello.

Él intentó apartarme al mismo tiempo que le hacía señas a Kira para que parara con el pantalón.

—¡Eh! Dile a tu amiga que me suelte ¿Pero, qué estás haciendo? ¡Deja de tocarme!

Marcus colocó una de sus manos en mi hombro y la otra en el de Kira, intentando alejarnos a las dos. Las cosas no pintaban bien y tuve que tomar una decisión drástica. Aparté su mano de un empujón, puse las mías sobre su pecho, lo empujé hacia la pared con todas mis fuerzas y dejé caer el peso de mi cuerpo sobre el suyo. Él me miró un segundo algo sorprendido, pero yo fui más rápida y, antes de que me apartara de nuevo, me apoderé de su boca, entrando de lleno en ella y saboreando su lengua. Sentía el calor recorriendo mis venas y mis terminaciones nerviosas haciendo una fiesta por su cuenta. El duelo que nuestras lenguas mantenían iba subiendo de tono, ya que él estaba respondiendo con verdadera pasión a mi asalto espontáneo. Y mi cuerpo no se estaba quedando indiferente. Mi sangre bombeaba a una velocidad que no podía ser saludable. Sentí que Marcus me ceñía más a él, agarrándome de la cintura, presionando mi cuerpo contra el centro de su palpable excitación. Noté que alguien tiraba de mí, alejándome de Marcus. Pero no reaccioné hasta que vi el vestido blanco y esos ojos, excesivamente maquillados taladrándome con la mirada.




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