Pase lo que pase, siempre te querré ©

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Cara Smith

Ya es domingo por la tarde, mañana tengo examen de latín y no he empezado a estudiar. Helena esta en su cuarto estudiando física y química, si soy sincera, me gustaría parecerme mas a ella, en el carácter, en su forma de ser, en su porte... Porque aun que seamos hermanas ella es mucho mas guapa, si es verdad que esta un poco mas gordita pero apenas se nota a simple vista.

Un ruido me indica que alguien esta abriendo la puerta, cuando segundos mas tarde la cabeza de mi hermana aparece por el marco de la puerta. -Cara, necesito que me cubras como yo siempre te he cubierto. He quedado con Dueñas para que repase biología, mañana tiene la recuperación y supongo que luego daremos una vuelta... Te importaría?-. Suelto una carcajada. -Claro que no, pero no te metas en problemas y vuelve pronto...-. Ya era hora de que con 17 años socializase un poco.

Helena Smith 

Tengo muchas ganas de salir, son las cuatro y media, me empiezo a preparar, he quedado a las cinco. Me pongo unas mallas negro metalizado y un top cuello tortuga también negro, me calzo las Adidas y me meto en el baño.

*Ring ring* Mi teléfono suena y lo dejo un poco mas antes de contestar, es Astrid, quiere que le ayude con el examen de mañana. -Tiaaaa, me tienes que ayudar, sin ti no voy a aprobar!!-. Su voz sonaba desesperada, solté un leve suspiro y me arme de valor para rechazar una tarde con mi mejor amiga. -Astrid... Hoy no va a poder ser, mañana si quieres te copias de mi en el examen, pero hoy he quedado con Dueñas.-. Su voz sonó desilusionada, pero sacó su mejor voz para despedirme con su habitual estilo. -Adiós cerditaaa-. -Adiós idiotaa-. Eso era amor de mejores amigas.

------------------------------------------------------------------------------------- Ya con Dueñas

Helena

A pesar de que Dueñas me ha recibido con su habitual sonrisa y cálidos besos, está lejos, apenas presta atención a mis explicaciones.

-Dueñas, te pasa algo?-. mi voz trasmitía preocupación. -No nada, es implemente que hoy estoy un poco disperso... Sigamos hablando de cromosomas y de genética por favor.- Me lo dijo casi con una voz suplicante. Pero su preocupación iba en aumento cada vez que miraba el móvil, hasta que como era de esperar, le llamaron.

Dueñas

No consigo enterarme de nada y es que por mas que le presto atención, no me concentro. Alex no para de llamarme, hoy es domingo, no pienso hacer ninguna entrega y menos en  un pub.

Mierda, me esta llamando, y la mirada inquisitiva de Helena habla por si sola. -Diga?-. Pregunto inocentemente. -Joder Dueñas, soy tu puto jefe y no me vale que sea domingo, si hay clientes vas, ostia-. La cara de Helena me mira perpleja, apuesto mi cabeza a que Alex ha hablado demasiado alto...-. -Joder, te he dicho que los domingo no puedo-. -¡Pues a partir de hoy si no quieres que te baje el sueldo al 15%, vas ahora mismo al puto pub!-. Mierda mierda mierda, Helena cada vez me mira mas asustada, va a creer que soy un monstruo. -Esta bien, voy, pero hay alguien que viene conmigo, te guste o no-. No le deje tiempo a contestar, simplemente, colgué.  Ahora es el momento de darle explicaciones a Helena, si de verdad la quiero, se lo tengo que demostrar... 

-Helena, yo, no soy la persona que crees, y entenderé que te vallas, que esto te asuste o que directamente pases de mi y no me vuelvas a hablar pero yo quería decirte...-. Helena no me dio tiempo a terminar. -Adrián Dueñas, ya sé que eres un camello y como puedo ver, en pleno centro de Madrid.-. Su mirada trasmitía reproche, pero dulzura. -No me voy a ir de tu mano, no te preocupes, simplemente pasaremos por mi casa para coger mi pistola.-. La naturalidad con la que me dijo que poseía un arma me alarmó. -Tienes un arma?-. Logré a decir. -Si señorito, y es que no solo tu tienes secretos. Soy una luchadora de defensa personal, modalidad Krav Maga, con cinturón negro.  No pongas esa cara de asombro, tengo 17 años y un reguero de cuerpos a mis espaldas, que no haya tenido novio no quiere decir que no sepa envenenar una comida o apuntar con un arma-. Mi cara estaba hecha un poema, la chica que había considerado tranquila y "cuqui" era un luchadora de primera. Me gusta. Mas tiempo después me confesaría que es guarda espaldas... de el mismísimo Alex.

 




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