Pase lo que pase, siempre te querré ©

***

Josh Carmona

 

Queda poco para el reencuentro, Helena no ha dicho ni pío, Dueñas ha intentado acercarse a ella, ¿a caso son pareja? Le tengo mucho odio a Helena, pero no hay que ser muy tonto para darse cuenta de que se merece algo mejor, Alex la quiere mucho y yo en el fondo la tengo aprecio. Debo llamar a Alex, queda poco tiempo y debo recordarle que no quiero que traiga ningún aparato electrónico.

 

-Alex-. Fui seco, quizás demasiado, lo ha notado. -Josh-. Me sigue el juego, eso me gusta. -Quedan cuarenta minutos y antes de que decidas jugártela, ni se te ocurra llevar ningún aparato electrónico ni nada de metal, me pienso llevar el detector….- . Noto que pone el manos libres. -¿Que estas haciendo?-. Quizás lo he dicho con demasiadas ansias, lo percibe, lo noto. -Estoy preparandome, estoy un poco mas lejos de lo deseado-. No añade nada mas, me gusta, es obediente. -Alex, como se te ocurra incumplir una sola norma, a Alex lo mataré y Helena servirá de máquina anti-estrés de mis hombres. Ten cuidado-. Mis amenazas surten efecto, porque aunque odie a Helena no podría hacerla nada malo ni tolerar que nada le pasara, es la promesa que le hice a mi amante antes de que muriera, es la promesa que le hice a la señora Smith.

 

 

Helena Smith

 

-No te preocupes, ya se nos ocurrirá algo, aunque no creo que se lleve el detector de metales, eso no me lo trago-. Me parecía de locos llevar un detector al un intercambio, al parecer no era tan raro. -No intentes jugársela a Carmona, es un tipo listo. Si te ayuda yo también me llevaré el mio, es mas voy a avisarle-. Alex sacó su teléfono al mismo tiempo que el mío comenzaba a vibrar, era el.

 

-¿Diga?-. Intenté poner mi voz mas dulce y dócil. -Hola de nuevo, Cara-. Me hice la sueca a la vez que ponía el manos libres, esta vez no pareció darse cuenta. -¿Quién eres? ¿Como sabes mi nombre?-. Alex me sonrió desde un rincón, mi actuación esta siendo de lujo. -Tengo a tu hermanita del alma, ¿Recuerdas?. Esta tarde es el rescate de tu hermana, espero verte, quiero saber cuan tenéis de parecido, pero un movimiento brusco y Helena acabará con una bala entre ceja y ceja, ¿Has comprendido?-. Me estaba asustando de verdad. -Sí, pero dime donde es, la hora y ya que tu puedes llevar una pistola, yo llevaré un cuchillo-. Estaba cruzando los dedos. -Si quiero matarte el cuchillo te va a servir de poco, pero si te hace ilusión… A las siete y media en el Parque del Retiro, debajo del monumento al ángel caído, no te entretengas, no te queda mucho tiempo-. -Bien-. La llamada se cortó.

 

Me encuentro muy mareada. -Alex, voy a prepararme, estaré arriba dándome una ducha si necesitas cualquier cosa, llámame-. Mi voz sonaba cansada, pesada. Empecé a subir las escaleras cuando los pasos de Alex se acercaron por detrás. -Helena, si necesitas algo sabes que estoy aquí para ti-. Su voz sonaba mas preocupada que romántica. Dejé a Alex sentado en mi cama.

 

Me metí en el baño y me miré en el espejo, mis ojos verdes estaban brillantes, mis pecas se mostraban exhaustas y mis ojeras resaltaban mi rostro, me empecé a desnudar poco a poco. Mis clavículas empezaron a ver la luz mientras que mis muslos seguían aún cubiertos con la bata. Rodeé mi muñeca con mi mano, y con ambos brazos rodeé uno de mis muslos, la insuficiencia se reflejaba en el rostro. Me despojé completamente de la bata, y me limité a observarme en el espejo, mis pechos eran tamaño medio, tenia un torso envidiable, “cuerpo de atleta” había dicho mi madre tiempo atrás. Llevé mis maños hasta mis costillas y las abracé con fuerza, “¿Por que?” me pregunté. Agarré con rabia lo poco que quedaba de mis estómago y decidí sacar a mi peor enemigo desde hacía unos meses, la báscula.

 

Subí cautelosamente, los números empezaban a oscilar en cifras bastante apetecibles hasta llegar a unas un tato elevadas, mi perdición se acercaba… 49.400 50.100 50.600… hice rápidamente los cálculos. Sabiendo que medía 1.52… El indice de masa corporal era igual al peso entre la altura al cuadrado, entonces eso tenía quedar… que el indice de masa corporal era igual a ...21.5. Ahogué un suspiro, no tenia tiempo ni ganas. Me metí a la ducha y dejé que el agua hirviendo empapase mi cuerpo, me enjaboné con rabia y me aclaré con lágrimas. Salía a los doce minutos.

 

Cuando abrí la puerta Alex estaba sentado delante de mi tocador sacando el doble fondo, no advirtió mi presencia hasta que mi boca pegada a su oído susurró -Las cosas de una dama no se tocan-. Alex pegó un respingo y rió con ganas. Me empecé a cambiar con un poco mas de pudor que de normal, tapando mas, enseñando menos… -Has adelgazado-. La voz de Alex mostraba afirmación. Me limité a murmurar algo por lo bajo que ni yo misma podría identificar. Me puse unas mallas elásticas y un top cuello de tortuga color caramelo, me calcé las vans y me dirigí hacia el tocador donde Alex estaba haciendo estragos con mi maquillaje. -Deja eso, le vas a romper la punta… No, eso no lo toques, es muy frágil… Esa colonia ni se te ocurra, me la regaló la tía cuando murió mi madre… -. Alex dirigía sus manos hacia una cajita con forma de corazón con una flores bellamente azules pintadas a mano, la caja situada en la esquina mas alejada, había sido fácil y rápida de encontrar, tomé nota mental de cambiarla de sitio mas tarde. -Ni se te ocurra tocar esa caja-. Mi voz debió sonar diferente a las anteriores veces, porque se limitó a detener sus manos y a dejar aso a las miás.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.