Pasión Latente

CAPÍTULO 15

Alaia

No había cerrado la puerta, cuando sentí a Jeremy cerca, caminé hasta el sofá y seguí dibujando como si nada.

—¿Me explicarás que pasó ahora o te lo explico yo? Pregunta Jeremy

—No hay nada que explicar, es sólo un niño endemoniado —digo severa, intentando concentrarme en mi dibujo.

—Alaia —menciona mi nombre con advertencia.

—Jeremy —digo su nombre para seguir su juego.

—Esas escenas no las hacen los seres humanos normales, esos que no tienen interés en ti —dice él insistente.

—¿Y? Ya le dejé en claro que no lo hiciera de nuevo, a Anna es mejor tenerla contenta —respondo y sigo en mi trabajo— Jeremy toma mi mano para detenerme y así levanto mi cabeza en su dirección.

—Jeremy no empieces —le regaño.

—Creo que le gustas —dice de golpe, abro mis ojos sorprendida y me río. No sabía que a Jeremy se le dieran tan bien las mentiras.

—No, está con Anna, su novia ¿Lo recuerdas? —le hago saber, por si no lo ha notado.

—Te dijo que era un contrato —responde.

—Me da igual, yo con él no me voy a meter, contrato o no, está saliendo con mi hermana y ese terreno no lo pienso tocar —digo y recupero mi lápiz.

—Por ratos parece que tiene otros planes —dice con cautela.

—Él con su plan y yo con el mío —le respondo.

Pasados dos días y ya con mi voz en la normalidad, tuvimos nuevamente concierto y pues en teoría todo iba bastante bien. Hasta que Damián se puso bastante romántico con Anna y empecé a notar que algo andaba extraño. Terminó el concierto y salí de mi escondite, al abrir la puerta él estaba ahí.

—Así que eres tú —habla como si le hubieran dado la respuesta a la duda que tenía.

—¿Qué o quién? —digo sin entender hacia dónde va la pregunta.

—La persona que ha estado cantando conmigo durante la gira —dice sin darse cuenta de que Anna, Estrella, Luz y Jeremy están detrás oyendo todo. Creo que estoy en problemas.

—Creo que te está fallando la vista —respondo tratando de lucir tranquila.

—No, Anna nunca se ve cansada de la voz después de un concierto, incluso la persona que se enfermó de la voz el día que los parlantes no estaban funcionando fuiste tú, no mientas —dice Damián, Anna interviene para armar su teatro.

—Mi amor, no sé de dónde sacas eso, Alaia solo pinta y dibuja, no tiene nada que ver con la música —dice ella, intentando arreglar el problema que se ha formado.

—Entonces canta Anna, muéstranos tu voz angelical —dice Damián. Voy a morir. Esto no puede ser peor.

Vamos mundo, que empiece a arder, lo que se vaya a quemar, que se queme.

—Damián por favor, cálmate —Empieza a explicar Anna —He estado cantando contigo todos estos días, acabamos de salir de un concierto, hay que descansar la voz.

—Mientes —dice Damián convencido.

—No —lo contradice Anna.

—Canta —dice Damián, a lo que Anna, se lanza a cantar horriblemente, así que es más que claro que no es ella la de la melodiosa voz. Anna se molesta y me empuja.

—Esto es tu culpa —dice y se va, Estrella y Luz se mueren de la risa. Damián voltea a verme, se acerca para decirme.

—Solo tienes que ir y cantar conmigo en los demás conciertos, es tu talento y debe ser reconocido por ello —trata de tomar mi mano, pero la aparto.

—No, no voy a manchar el nombre de mi hermana —respondo, dando 2 pasos hacia atrás.

—¿Por qué? Pregunta

—No lo entenderías —digo y me voy de allí, gracias a Dios nadie me sigue.




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