De regreso al juego
—¿De donde eres?
—¿De qué linaje eres?
Aiden, estaba acorralado por dos bellas mujeres cerca de los ventanales del lobby del hotel. Incómodo e incapaz de salir corriendo sin herir a aquellas damas, puso su mejor cara para evitar que su desagrado se filtrara a la superficie.
¿Cómo había llegado a esa situación?
Despertó muy temprano, y para evitar a Riley decidió bajar y buscar a Alexei, sus compañeros acostumbraban a madrugar, pero en esta precisa ocasión no los encontró. Se halló sólo, y comenzó a sentirse raro cuando empezaron a bajar los demás huéspedes, de nuevo, su fuerza interna lo tentó para liberarla ante una amenaza.
Él no veía ninguna. Y jamás la dejaría libre, sabía que si algún día lo hacía, correría sangre.
Cuando quiso escabullirse al jardín, dos mujeres se le acercaron y le impidieron salir, iniciando una conversación en la que no estaba interesado en seguir.
—Yo... Soy... De aquí— se aclaró la garganta, la bestia quería alejarse de inmediato— de Norteamérica, y soy un leopardo de las nieves.
—¡Qué fascinante!— exclamó Lindsay la rubia— nosotras somos dos leonas ordinarias.
—Aiden— continuó Queen la morena— ¿Quieres acompañarnos a beber algo?
"Claro que no"
Cuánto le serviría tener a Alexei disponible para ayudarlo, él podía fácilmente acaparar la atención de aquellas mujeres y llevárselas, pero ahora él estaba fuera de servicio. Aiden estaba seguro de que ellas no querían beber, querían algo más.
"Riley ¿Dónde estas?" la buscó con su mirada, y no la encontró. Volvió la vista a las dos mujeres que estaban esperando su respuesta.
"¿Qué mierda debo hacer?"
—Em... Señoritas... Yo...
—¿Aiden?— Oh... La dulce voz de Riley fue como música para sus oídos.
Volteó en su dirección y la encontró de pie al lado del ascensor.
Sin importarle las miradas de las dos leonas, corrió a su encuentro y la abrazó con fuerza, ella permaneció estática en su lugar.
"¿Dónde quedó la distancia?" se burló su felino.
—Aiden— susurró Riley— me aplastas.
—Lo siento— se separó— te extrañé.
"¿Qué había dicho?"
Riley abrió los ojos, un poco sorprendida, pero los desvió hacia un punto detrás de él, Aiden sintió la tensión en su cuerpo.
—¿Quienes son ellas?
"Unas leonas que lo quieren adoptar como su bola de estambre personal"
—Ellas son Lindsay y Queen, del clan Black Rose— respondió llevándola con las dos mujeres— señoritas ella es Riley.
—Es un placer conocerte— dijo Queen de manera seca— Aiden estaba a punto de aceptar nuestra invitación de una deliciosa bebida.
Riley dio un paso adelante, con sus hombros rigidos y sus brazos cruzados.
—Oh no, claro que no— le contestó mirándola a los ojos— no puede, debemos reunirnos urgentemente con nuestro Alfa.
Aiden no podía creerlo ¿Qué le habían hecho a su pequeña Riley? Ella jamás enfrentaría a dos mujeres de esa manera. Hasta parecía gracioso, su pequeña figura frente a esas dos corpulentas leonas.
Era como ver a un ratón enfrentando a un gato.
—La segunda sesión del Congreso empieza en una hora— respondió amablemente Lindsay— hay tiempo de sobra.
—Será en otra ocasión, ha sido un gusto conocerlas señoritas.
Ella dio media vuelta, y cuando él se despidió de las dos mujeres, Riley lo tomó de la mano y casi lo arrastró hasta la salida del hotel.
—¿Qué ha sido todo eso?— le preguntó una vez afuera.
—Creo que te he salvado de esas succionadoras de hombres ¿No lo crees?
Aiden sintió un cosquilleo en su estómago cuando vio que en el marrón de sus ojos había un destello verdoso apenas perceptible.
"Me honra con su presencia" se dijo, jamás había visto al leopardo de Riley tan cerca de la superficie.
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Editado: 06.09.2018