Pasiones Prohibidas

Capítulo 4

— ¿Me estás diciendo que existe un depredador en el pueblo, el cual es capaz de drenar la sangre, incluso de los vampiros? —interrogó Michael aun anonadado por los hechos que le acababa de narrar.
Asentí con un leve movimiento de cabeza. Luego de haber salido de la estación de policías, como era cerca de las ocho de la mañana me dirigí al taller de reparaciones y llamé por teléfono a mi amigo pidiéndole que fuese a mi encuentro. Necesitaba alertar a todos los miembros de la jauría lo más rápido posible y Michael sería de gran ayuda en la labor. Como imaginé la historia lo dejó horrorizado.
— ¿Cómo estás tan seguro que realmente no son los vampiros los atacantes y el líder solo ha mentido ante el consejo?
Ahora ere yo el asustado, no podía responder aun a esa pregunta, al menos, no con toda la verdad.
—Ciertamente, no lo sé, pero, debes creerme Michael no son ellos.
—Confió en ti, pero debes entender que toda esta situación es muy rara, o sea, ni siquiera les conoces y no has dudado ni por un segundo en defenderlos según me has dicho. El idiota de tu hermano debe de estar de los nervios.
—No los defiendo como tú crees—dije en mi defensa —Llámalo sexto sentido si lo deseas, pero es cierto—era mejor cambiar el rumbo que tomaba la conversación—Necesito tu ayuda con este problema, siempre has sido buen luchador y serás necesario en caso de que se avecinen problemas.
— ¿Sospechas de algo?
—No creo que estos asesinatos hayan sido casuales, estoy casi convencido que habrán más.
Por un minuto el rostro e Michael reflejaron la mezcla del dolor y la furia, pero se recompuso rápidamente.
—En ese caso, será mejor que permanezcamos atentos.
—Los vampiros ya están de nuestra parte, debemos avisarle a los cambiaformas—sugerí —Ellos también se encuentran en peligro.
—Yo me encargaré de avisarles —de manera sonriente señaló —Por lo menos Zack no deseará matarte por aliarte con los cambiaformas.
A pesar de ser en broma sus palabras, me hicieron recordar la reacción exagerada de mi hermano durante la reunión, otras veces lo había visto enfadado, aunque nunca como el día de hoy. Puedo apostar que, si Nolan y yo no le hubiésemos detenido, empezaría una pelea con el vampiro.
—Ryan, sientes eso, tenemos compañía.
Michael tenía razón, el olor en el ambiente cambiaba por segundos. Un vampiro se dirigía a nosotros, pero, lo que mi amigo no sabe es que no se trataba de un vampiro cualquiera. No entiendo porque Tobías se estaba dirigiendo a mi taller, aunque pronto lo descubriré.
Una gran Harley-Davidson de color negro estacionó frente a la entrada de mi negocio dejándonos a mí y a Michael sin aire, él en específico emitió un silbido por lo bajo.
—Lindo juguete, ¿No crees Ryan?
Sin embargo, yo ya no prestaba atención a la motocicleta, sino que me interesaba más por el juguete que la conducía el cual se encontraba atravesando la puerta de mi negocio en este momento. Luego de nuestro último encuentro esta mañana me pone nervioso verlo parado frente a mí.
Cuando se quitó su casco fue el momento de Michael de contener el aliento al ver que se trataba del mismísimo jefe del clan vampiro.
—Vaya Ryan, de saber que tendrías cucarachas merodeando por el local te hubiera traído un insecticida.
Lancé una mirada a Michael de advertencia, no deseaba más discusiones por el día de hoy y menos si los insultos estaban dirigidos a mi vampiro.
—Tratáis a todos los del pueblo así, ¿O es solo exclusivo a los vampiros estas bienvenidas? —interrogó Tobías más divertido que ofendido.
—Considérate afortunado por el inigualable trato —volvió a contestar Michael—Pensé que los murciélagos como tú solo salen durante la noche, ¿Qué haces fuera del ataúd a plena luz del día? ¿Broncearte?
—Basta ̶ hablé casi gritando—Michael será mejor que te retires, tienes demasiadas tareas que atender, yo me encargaré de nuestro invitado.
Tal parece que mi amigo no quería retirarse, me observaba como si estuviese completamente loco y mi reacción fuera injustificada, pero incluso un mejor amigo sabe cuándo es mejor callar y obedecer las órdenes de su alfa.
Antes de atravesar las puertas de salida volvió a mirar de Tobías y luego a mí como para asegurarse que no me dejaba en peligro, le dirijo un breve asentimiento de cabeza para relajarlo y es cuando se marcha. Después de todo nadie lo culparía por desconfiar de un vampiro.
Luego de retirarse Michael puse mi atención en Tobías que hasta el momento se encontraba callado observando la escena.
—Pido disculpas por el comportamiento de mis chicos, tanto esta mañana como ahora.
—Entiendo su temor, a simple vista según las pruebas lo más común es que me consideren una amenaza.
Se dirigió a paso lento, pero decidido hacía donde me encontraba. Cuando estuvimos pocos centímetros uno del otro prosiguió.
—Sin embargo, tú no crees que seamos asesinos ¿Por qué?
—No te equivoques —repliqué casi sin aliento debido a la cercanía del vampiro—Nunca he dicho que el culpable no sea uno de los vuestros.
—Sin embargo, te has enfrentado a dos de los tuyos para defender mis palabras.
Ambos llegamos a la misma conclusión en el mismo tiempo, solo que ninguno se atrevió a decirlo en voz alta: No es que yo creyese que todos los vampiros fuesen inocentes, sino que solamente lo he tachaba al que se encontraba frente a mí de serlo. Me negaba a pensar que Tobías me hubiese mentido.
— ¿Cómo sabes que dije la verdad ante el consejo? —demandó Tobías.
Necesitaba cambiar el ambiente que se creaba a mí alrededor o acabaría besándole.
— ¿Buscas algo en específico o solo has venido a interrogarme?
—Me enteré que acababan de abrir un taller de mecánica y quería que le echasen un ojo a mi motocicleta, jamás imagine que tú eras el dueño —terminó la frase casi en un susurro que volvió sus labios encantadores.
Me acerqué a toda prisa al vehículo para examinarla, además de en busca de oxígeno. Era una Harley encantadora, a pesar de notarse que tenía alrededor de diez años de uso, estaba como nueva. No era necesario realizarle más que un simple mantenimiento.
Fue cuando se me ocurrió una idea, mientras la moto se encontrase en mi taller Tobías estaría cerca y de este modo iba a poder averiguar qué estaba pasando con respecto a él.
—Hay que darle un poco de mantenimiento, pero debo realizarle una evaluación más cercana para asegurarme que no tenga daños, esto puede demorar un par de días.
—No me importa el tiempo que demora, solo deseo que quede como nueva.
—Perfecto, entonces tráela mañana bien temprano para comenzar con ella, hoy como comprenderás es un poco difícil.
Tobías pasó por mi lado rozándome el brazo y provocando una corriente eléctrica hacía diversas zonas de mi cuerpo, en especial la entrepierna. Montó en su moto y antes de marcharse volvió a hablar.
—Hasta mañana cachorro.
Y sin darme tiempo a contestar su provocación arrancó dejándome atrás como un idiota sonriente ansioso de que llegase el día de mañana, además de con una erección.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.